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Esperamos que encontréis aquí respuestas a algunas de vuestras inquietudes y también un momento de esparcimiento, acompañados de la mejor literatura.

lunes, 31 de diciembre de 2007

Alma Mística (cuarta entrega)

Eran las tres de la mañana, y la luna llena y pálida se levantaba de allá del fondo de las aguas.
Una franja de luz, desde el pie de la eterna viajera de la noche atravesaba el río, y parecía sobre su superficie movediza una inmensa serpiente con escamas de nácares y de plata.
La noche era apacible. Las estrellas poblaban el azul del firmamento, y una brisa sutil y perfumada en los jardines de nuestras costas pasaba por la atmósfera, como el suspiro enamorado de las sílfides que vagaban en aquel momento entre los tiernos rayos de la luna, jugando con la luz diamantina pero tenue de nuestros astros meridionales. ¡Todo era soledad, tristeza y poesía! ¡Todo diafanidad y calma en la naturaleza! Allí, a orillas de ese río, testigo tantas veces y en ese instante de la tormenta desencadenada contra las costumbres de un humillado pueblo.
Las olas se escurrían lentamente sobre un blando y arenoso lecho y, por un momento parecía que el invierno había plegado sus nevosas y agotadoras alas, porque en la brisa marina se respiraba un aliento primaveral.
Al pie de la barranca, que declinaba suavemente hasta la orilla del río, erguida sobre un pequeño médano, a pocos pasos del límite de las olas, una mujer contemplaba estática la aparición de la redonda luna, saliendo muellemente de las ondas. La serpiente de luz venía a quebrar sus últimos anillos junto a aquella misteriosa criatura, y las aguas llegaban con respeto a derramar su blanca espuma en la arena en que se acolchonaba su delicado pie, con ese murmullo del mar tranquilo que parece el canto misterioso con que se arrulla al genio del espacio cuando duerme quieto sobre su lecho de olas.
Los ojos de esa mujer tenían un brillo astral y su mirada era lánguida y amorosísima como el rayo de la cándida frente de la luna. Sus rizos, agitados suavemente por el pasajero soplo de la brisa acariciaban sus mejillas, pálidas como la flor del aire cuando el sol la toca, y los encajes de su cuello, descubriéndolos furtivamente, dejaban ver el alabastro de su garganta que, lejos de estas horas de la noche, habría parecido una de esas columnas del crepúsculo matutino que se levantan, blancas y transparentes como el mármol de carrara, entre los estambres dorados del oriente.
Su talle, ceñido por un jubón de terciopelo negro, parecía sufrir con la resistencia a las ligeras corrientes de la brisa y no doblarse como el delicado mimbre de una rosa, y los pliegues de su vestido oscuro, englobándose y desmayándose de repente, parecían querer levantar en su nube aquella diosa solitaria de aquel desierto y amoroso río.
Esa mujer era Editza, en quien su organización impresionable y su imaginación poética estaban subyugadas por el atrayente imperio de la naturaleza, en ese momento y bajo esa perspectiva de amor, de dolor, de melancolía y dulcedumbre, salpicado el cielo por un millar de estrellas que, como un arco de diamantes, parecían sostener engarzada la transparente perla de la luna cuando todos los síntomas invernales habían huido bajo la brisa del trópico. Y, el alma sensible y delicada de la joven, sufriendo uno de esos delirios deleitables, que oía y veía con su espíritu, lejos del mundo material de la vida, sumergida en ese otro sin forma ni colores, donde campean los espíritus poetizados en los vuelos de su enajenación celeste.
Ella no veía ni oía con los sentidos, y el leve rumor que de repente hicieron las pisadas de un hombre cerca de ella, no le hicieron volver su bellísima cabeza del globo argentado que contemplaba en éxtasis.
Un hombre había descendido de la barranca. Sus pasos, precipitados al principio, se moderaron luego, a medida que fue aproximándose a la solitaria contempladora de aquel poético lugar.
Una especie de contemplación religiosa pareció embargar el ánimo de ese hombre, cuando a dos pasos de ella, cruzó sus brazos sobre el pecho y se puso a admirarla en silencio. Pero un suspiro hizo traición de repente a su secreto y, volviendo súbitamente la cabeza, la joven dejó escapar una exclamación, a tiempo que su cintura quedó presa entre las manos de aquel hombre, arrodillado ante ella: ese hombre era su esposo.
-¡Editza de mi vida!
-¡Céar mío!
Fueron las primeras palabras que pronunciaron.
-¡Ángel de mi vida, cuán bella estás así!-dijo el joven continuando de rodilla al pie de su amada, mientras sus manos oprimían su cintura y sus ojos se extasiaban en la contemplación de su belleza.
-Pensaba en ti-dijo ella, poniendo la mano sobre la cabeza de su esposo.
-¿Cierto?
-Sí, pensaba en ti; te veía pero no aquí, no en la Tierra; te veía a mi lado en un espacio diáfano, azulado bañado suavemente por una luz de rosa, respirando un ambiente perfumado, embriagado de una armonía celeste que vibraba en el aire; te veía en uno de esos instantes de éxtasis en que una fuerza sobrenatural parece desprenderse de la tierra.
-¡Cuán bella estás esposa mía! Y, Céar echaba a la espalda los rizos de su amada, para que todo su rostro fuese bañado por los rayos plateados de la luna.
-Eres feliz, esposo mío- ¿no es cierto?
-Luz de mi vida, yo no envidio a tu lado la existencia inefable de los ángeles… mira ¿Ves aquel astro, el más brillante que tiene el firmamento? ¿Lo ves? Ése es el nuestro, Editza; ésa es la estrella de nuestra felicidad; ella irradia, brilla y resplandece como nuestro amor en nuestras almas, como nuestra felicidad a nuestros propios ojos, como tu belleza irradia, brilla y resplandece en mi agotado espíritu.
-¡No, no!...
-¡Editza!
-¡No, es aquélla!, dijo la joven, extendiendo su mano y señalando una pequeña y pálida estrella que parecía pronta a sumergirse en el confín del río. Después, su espléndida cabeza se reclinó en el hombro de su esposo y sus ojos se clavaron sobre el cenit azul del firmamento.
-¡Céar, Céar mío!-exclamó la joven con sus ojos fijos en las estrellas.
-Vivo para ti-esposa mía. Respirar siempre, siempre, un perfume de felicidad como éste que nos embriaga. Beber tu risa ¡Oh, soy feliz, muy feliz! Oír siempre de tus labios una palabra de cariño, Editza; la esplendidez del día, la melancólica hermosura de la luna, el universo entero desaparece a mis ojos cuando tu imagen me preocupa; y como tu imagen está fija y gravada sobre mi alma, sólo tú existís para mi corazón… Tú me amas, ¿no es verdad? ¿Tú aceptas en el mundo mi destino no es verdad?
-Sí.
-¿Cualquiera que sea?
-Sí, sí, cualquiera que sea. Y si el destino adverso que te persigue te condujera a la muerte, el golpe que contase tu vida haría volar mi espíritu en tu busca…
Céar estrechó contra su corazón a aquella ideal criatura; y en ese instante, cuando ella acababa su última palabra inspirada por el rapto de entusiasmo en que se hallaba, un trueno lejano, prolongado y ronco, vibró en el espacio como el eco de un cañonazo en un país montañoso.
La superstición es la compañera inseparable de los espíritus poéticos. Y, aquellos jóvenes, embriagados de felicidad y malos presentimientos, se asieron de las manos, y miráronse por algunos segundos con una expresión indefinible. Editza, al fin bajo la cabeza, como abrumada por alguna idea profética y terrible.
-¿Por qué me separas tus ojos luz de mi alma?-preguntó Céar, después de un momento de silencio.
-¡Oh, no!... yo te miro… yo te miro en todas partes, Céar mío-respondiole la joven, mirándolo con una sonrisa encantadora y dulce.
-Pero tú has cambiado, vida mía.
-¿Yo?
-Sí, tú.
-Te engañas, Céar mío, yo no cambio jamás.
-Esta vez sí… hace un momento que irradiabas de felicidad y de amor…y, ahora…
-¿Y, ahora?
-El brillo de esa felicidad se ha nublado.
-Es porque la felicidad es un cristal que se empaña de repente con nuestro propio aliento.
-¿Desconfías acaso de nuestra suerte?
-Sí.
-¿Por qué? Esposa mía, ¿por qué?
-No sé… pero… quizás, este viaje que vamos a realizar.
-¿Tienes algún mal presentimiento?
-Aquí, aquí hay una voz que me dice, que me habla no sé qué, pero que yo interpreto tristemente-dijo Editza, poniéndose la mano derecha sobre su corazón.
-¡Supersticiosa!-dijo Céar, tomando aquella mano que había estado sobre el corazón de su amada y llenándola de besos. Y, una nueva y dulce sonrisa pasó otra vez jugando por la preciosa boca de la beldad chocoana, descubriendo sus bellos y blancos dientes. Enseguida levantóse y dijo a su esposo: Vamos, se nos hace tarde y debemos ya embarcarnos.
La mano del joven rodeó la cintura de la bien amada de su alma, mientras el brazo de ésta reposaba sobre su hombro, y asidos de ese modo los esposos llegaron a la nave.

Continuará...
Viene lo mejor

Los Reyes Magos existen

reyesmagos

La Navidad es una festividad peculiar, una época que los pequeños esperan llenos de ilusión y que los mayores viven con una mezcla de emociones, que muchas veces cristalizan en una melancolía difícil de evitar. Hay quienes ven en estas fiestas tan sólo una excusa más del consumismo desaforado de la sociedad, ávido de celebraciones que justifiquen que aflojemos nuestros bolsillos y afrontemos gastos que de otra manera nunca nos plantearíamos.

Pero lo que más llama la atención es el juego de ilusiones y engaños o medias verdades que acompañan estas celebraciones. Los padres mantienen la ilusión ante sus hijos de que los Reyes Magos o Papá Noel, según el país y la tradición de cada cual, llegan en estas fechas cargados de juguetes y regalos para todos los niños. El engaño es acompañado por toda la sociedad, hasta el punto de que encontramos las calles llenas de personas bien intencionadas vestidas de los correspondientes personajes y, telediarios e informativos reflejan noticias, como la llegada de la caravana de los Reyes Magos, igual que si se tratase del último acto oficial del Estado de turno.

Sin embargo, el engaño no acaba aquí, sino que cuando nuestros hijos son lo suficientemente mayores para descubrir la ilusión mantenida por sus padres, pasan, en muchos casos, a ser ellos los ilusionistas. Convencidos, unos al pensar que si descubren el pastel igual se quedan sin regalos, y otros porque quieren satisfacer los deseos de sus padres de considerarles más niños de lo que son, comienzan a seguir el juego a sus mayores, aún a sabiendas de que Papá Noel o los Reyes Magos, no son otros que sus propios padres.

El verdadero misterio sucede sin embargo cuando en una casa deja de haber niños. La lógica mandaría que ya no debería seguirse el ritual navideño, sin embargo, casi todos sentimos la necesidad de seguir realizando un regalo a nuestros seres queridos.

Quizá lo que sucede es que de verdad existe una fuerza especial, un espíritu que despierta en nuestro interior y que nos hace acordarnos de quienes más queremos y de quienes más nos quieren. Un espíritu sin gorro o traje rojo, sin pajes, ni camellos, ni coronas doradas, pero absolutamente real.

En una sociedad en que la solidaridad ha pasado a ser un valor del pasado y la competitividad el modelo a seguir, merece la pena que aún tengamos un lugar en nuestros corazones para una festividad que celebra la paz y la hermandad entre los hombres. Dejemos que el espíritu navideño llegue una vez más en forma de Papá Noel o de Reyes Magos, y esperemos que con el tiempo no lo haga sólo en Navidad, sino que esté presente entre nosotros todo el año.

Feliz 2008 lleno de Reyes Magos y de Papá Noel.

Apenas unas horas nos quedan…

… según las latitudes donde cada uno de nosotros se halle, para saborear lo bueno que quede de este año que finaliza, y para dejar que lo malo sea barrido por la escoba del pasado y arrojado al cesto del olvido.
Empecemos a abrir ese hermoso moño que ata nuestro regalo: el año 2008.
Y que cada uno de nosotros se apropie de todo lo que viene dentro, con la convicción de que es todo bueno y que no es necesario repartirlo sino compartirlo.
Y que esta noche, al dejarse escuchar las explosiones de los fuegos artificiales, confundiéndose con las de los corchos de la espumosas champañas que braman por salir de sus botellas podamos convertirnos en elocuentes testigos de un futuro mejor, que nos permita testimoniar que en el año 2008 fue cuando se inició la definitiva etapa de amor y de paz en el Mundo, que nos dejó comprobar que aquellas son las únicas explosiones que ya se escucharían con la llegada de los años por venir.
¡¡¡Feliz Año Nuevo para Todos!!!
Rudy

El Fin de Año

Finales que comienzan acabando lo que era,
finalizan la veda a los principios que llegan.
Finales que los desdichados hace tiempo que esperan.
Finales, como siempre, de borrón y cuenta nueva.


No se bien si celebramos el final, o es una mezcla,
con el principio de ese año que justo entonces empieza
Todos ríen, todos bailan, se abrazan y besan,
esa noche todo se vuelve una auténtica fiesta.

Es un punto, que en el fondo, nunca deja de ser coma
Es un día, de entre muchos, con un peculiar aroma
A nadie, aunque lo quiera, deja este indiferente.
Mil historias, mil finales, y no hay ninguno como este.

Víctor G.Pérez

viernes, 28 de diciembre de 2007

Alma Mística (tercera entrega)

El alba del diez de Abril había despedido al fin aquella triste noche, testigo de la ejecución de un crimen horrible y de la combinación de otros mayores.
La blanca luz de esa beldad pudorosa de los cielos que asoma tierna y sonrosada en ellos para anunciar la venida del poderoso rey de la naturaleza, no podía secar, con el ternísimo rayo que emanaba de sus ojos, la sangre de inocentes que manchaba la orilla esmaltada de ese océano, de cuyas olas se levantaba, cubierta con su velo de rosas su bellísima frente de jazmines, pero argentaba con él las palmeras de esa aldea a quien los poetas románticos hubieran podido llamar la emperatriz del mar pacífico.
Dormida sobre su inmensa playa, Virudó, la ciudad de propensiones nostálgica por naturaleza, parecía que quisiese resistir las horas del movimiento y la vigilia que le anunciaba el día y conservar su noche y su molicie por largo tiempo todavía. En sus calles arenosas, se escondía aún, bajo las dispersas casas, algunas de esas medias tintas del claroscuro de los crepúsculos, que ponen en vacilación los ojos y en un cierto no sé qué de disgusto al espíritu.
Una de esas brisas del mar, siempre tan frescas y puras, en las zonas meridionales de la América, purificaba la ciudad de los vapores húmedos y espesos de la noche, que el sol no había logrado levantar del lodo de las calles; y aquella brisa, embalsamada con las violetas y los jacintos que alfombraban en esa estación las arenosas praderas, derramaba sobre aquel pueblo un ambiente perfumado y sutil que se respiraba con delicia.
¡Todo era preocupación y misterio!
Al oriente sobre el tranquilo horizonte del pequeño río, el manto celestino de los cielos se tachonaba de nácares, a medida que la aurora se remontaba sobre su carro de ópalo y las últimas sombras de la noche amontonaban en el occidente los postrimeros restos de su deshecho imperio.
¡Oh! ¿Por qué ese velo lúgubre y misterioso de las tinieblas no se sostenía suspendido del cielo en la atmósfera de esa ciudad, de donde, al parecer, la mirada de Dios se había apartado?
Si la maldición terrible había descendido sobre su cabeza en el rayo tremendo del enojo de la divinidad ¿Por qué, entonces, la Tierra no rodaba para ella sin sol y sin estrellas, para que la tortura y el crimen no profanasen esa luz de Abril?... Pero la naturaleza parecía hacer alarde de su poder, rebelde a las insinuaciones humanas, cuanto más la humanidad busca en ella alguna afinidad con sus desgracias.

Editza, sentada en un taburete, su rostro más preocupado y triste que de costumbre, fijaba sus ojos en la claridad melancólica de la luna. A su izquierda está su esposo, pálido como una estatua, con el cabello renegrido y rizado que cae sobre sus sienes descarnadas y redondas, con que la naturaleza descubre la finura de espíritu de aquel joven, como en su ancha frente la fuerza de su inteligencia.
-Y, ¿Qué piensas esposa mía?- preguntó Céar con una voz amorosa y débil, después de unos momentos de silencio que parecieron siglos.
-Bastante preocupada por la desgracia que ha empezado a reinar en este hogar-dijo Editza, levantando la cabeza y fijando sus ojos tristes en los de su esposo.
-Mi amor-dijo Céar, tomando nuevamente la palabra, soy yo el causante de este infortunio y no quiero comprometer tu suerte; es decir, quisiera abandonar la casa pero solo, porque es a mí al único a quien persiguen.
-Creo que usted me conoce muy bien, y sabe que por amor he cumplido para con usted una obligación sagrada que el corazón me impone y con la cual mi carácter se armoniza sin esfuerzo. Busca emigrar solo dejándome a merced de los asesinos, ni pensarlo. Y ¿qué habría de noble y grande en el alma de una mujer sino arrostrarse también algún peligro por la salvación del hombre que ha amado toda su vida?
-¡Editza!-exclamó Céar-, tomando entusiasmado una de las manos de la joven.
-¿Cree usted Céar mío, que bajo el cielo que nos cubre no hay también mujeres que identifiquen su vida y su destino con la vida y el destino de los hombres? Y si es menester huir de la patria, yo lo acompañaré a usted en el destierro; si peligra en ella, yo interpondré mi pecho entre el suyo y el puñal de los asesinos y, si es necesario, subir injustamente al cadalso por la libertad de la patria que lo vio nacer, yo lo acompañaré también.
Y, Céar, pálido y sollozando, trémulo de amor y de entusiasmo, llevó a sus labios la preciosa mano de aquella mujer en cuyo corazón había depositado toda su felicidad.
Las manos de los esposos no se separaron, pero el silencio, ese elocuente emisario del amor, al que se debe tanto en cierto momento, vino a hacer que el corazón saborease en secreto las últimas palabras de los labios.
-¡Perdón mi amor!-dijo él, sacudiendo su cabeza y despejando las sienes de los cabellos que la cubrían. Perdón, he sido un insensato, pero, no, yo tengo orgullo de mi amor, y lo declararía a la faz del mundo: amo y no espero, he aquí mi defensa, si la he ofendido a usted. Dulces, húmedos, aterciopelados, los ojos de Editza, bañaron con un torrente de luz los ojos ambiciosos de su esposo. Esa mirada lo dijo todo.
-¡Gracias esposa mía!-exclamó el joven, arrodillándose delante de la diosa de su paraíso.
Editza puso la mano sobre el hombro de su amado, sus ojos estaban desmayados de amor. Sus labios rojos como el carmín, dejaron escurrir una fugitiva sonrisa. Y tranquila, sin volver los ojos de la contemplación estática en que estaba, su brazo derecho extendióse y el índice de su mano señaló el reloj de péndulo que se encontraba en la pared.
Céar volvió la mirada al punto señalado y,…
-¡Ah! Exclamó, ya es hora de partir y afrontar el futuro incierto que nos espera. Y, ellos no pudiendo soportar más un presentimiento de desventura y una tristeza profunda que los invadía, decidieron abandonar el humilde hogar, angustiados, sombríos, ante la inexorabilidad de aquel destino.
La luna brillaba reluciente en las alturas, las nubes, como cisnes eucarísticos, con sus alas abiertas la seguían en su ascensión, con actitud estática como esos serafines que sostienen la hostia santa en los viejos monasterios.
Fue en esa madrugada, bajo la transparencia casta de ese cielo poblado de visiones luminosas, que Céar y su esposa, por caminos diferentes, abandonaron el hogar, con la ciencia fatal del miedo y la desesperación.



Continuará...
Viene lo mejor

El día de los inocentes


Para un día como el de hoy he creído oportuno preparar un breve relato y compartirlo con todos los que formamos parte de este club de escritores.

Antes creo que es obligado hacer una pequeña mención de cual es el orígen de esta tradición que todos los años, y a modo de festejo, celebramos gastando bromas a nuestros allegados.

El Día de los Santos Inocentes es la conmemoración de una leyenda cristiana: la matanza de todos los niños menores de dos años nacidos en Belén (Judea), ordenada por el rey Herodes con el fin de deshacerse del recién nacido Jesús de Nazaret. La muerte de aquellos “inocentes.”

Como tradición

En Hispanoamérica y en partes de España, este día se festeja el 28 de diciembre. Es costumbre realizar bromas de toda índole. Los medios de comunicación hacen bromas o tergiversan su contenido de tal modo que la información parezca real. Se trata de una libertad de prensa que se dan los agentes mediáticos para dar rienda suelta a su sentido del humor, oportunidad que solamente tienen una vez al año. Es tradición que los periódicos publiquen páginas enteras de noticias cómicas, con la advertencia de que es día de los inocentes, que van desde las que son una obvia mofa a cualquier suceso reciente, hasta las que parecen serias y engañan al lector desprevenido.

En algunas zonas de América es importante no prestar ningún bien, sea objeto o dinero, pues el prestatario es libre de apropiarse de los bienes. Este tipo de festejo ha venido a menos en años recientes y ya no es usual que la gente pida prestado con la esperanza de que el prestador no recuerde la fecha y se le pueda hacer mofa con la muy popular frase: “Inocente palomita que te dejaste engañar” o su versión ampliada: “Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se puede prestar”.

La Máquina de Dorian

Dorian se levantó aquel 28 de diciembre sin apenas recordar nada de la noche anterior. Había bebido algo más de la cuenta y la resaca, le hacía presagiar que pasaría una mañana realmente dura. Odiaba las navidades más que ninguna otra cosa pues, toda la maldita ciudad, parecía ponerse de acuerdo para recordarle lo solo que estaba en el mundo. (Pobres infelices.)

Era este el motivo y no otro que lo conducía, Navidad tras Navidad desde hacía varios años, directo a la sección de licores del supermercado de la esquina casi sin pensar. Ese mismo impulso que hacía que otros se dirigieran en cambio a la de turrones o a la de los dichosos langostinos.

Tras desperezarse como un viejo gato y aún con el sonido de lo que le parecieron cien tambores en el interior de su cabeza, abrió la puerta y recogió la prensa del día. Era increíble, su equipo había vuelto a perder. (Vaya panda de vagos, les pagan demasiado a esos desgraciados.)

Se introdujo en la cocina para prepararse un buen café. Una vez oyó el característico sonido de su vieja cafetera, aquel silbido humeante, se sirvió una buena tasa sin cucharilla ni azúcar. Fuerte y amargo como a él le gustaba tomarlo. Se sentó, hojeó el periódico y algo lo detuvo en pleno sorbo. Se quedó con la mirada perdida en las líneas mientras sostenía la tasa pegada a la boca. Tras un breve instante, el calor que de ella emanaba le quemó el labio, lo que hizo que soltase un violento ademán con su mano, movido por el instinto, que hizo impactar a la tasa contra el suelo con suma violencia. ( Menuda he liado.)

A pesar de ello, apenas se inmutó por el estropicio y tras quedarse nuevamente absorto en sus pensamientos, con la boca desencajada y aquel dichoso tic que le hacía rascarse tras la oreja cuando se ponía nervioso, reaccionó. Limpió por encima lo que había ensuciado y se dirigió a su habitación con cierta premura para tomar, del fondo del armario, uno de aquellos elegantes trajes que tan poco usaba últimamente. Ni siquiera se molestó en desayunar nada, aquel había sido el primer y último sorbo que le daba al café. No había tiempo.

Tomó las llaves de su vespa y partió hacia el centro. En los últimos años se había vuelto intransitable y en aquellos días, con todo el follón navideño, estaría a reventar. Había sido una buena idea ir en moto.

-Buenas tardes, ¿Es esta la central de Investigación Tecnológica que trabaja para el Gobierno, verdad? -Sabía la respuesta perfectamente. Hacía tiempo que tenía programado aquel día, pero no conocía una pregunta mejor para romper el hielo con aquella desconocida de la recepción.

-Sí, que desea.

-Verá, es algo tarde ya para estárselo explicando pero, debo reunirme urgentemente con el responsable.

-Verá caballero, siento decirle que sin cita no podrá atenderle, de hecho, ni tan siquiera se encuentra en el edificio. ¿Es Navidad sabe?

-¿Qué es…? ¿Me toma el pelo o qué le pasa señorita?, llame ahora mismo al responsable, debo mostrarle una cosa. Esto es muy serio para que se ande con tonterías.

-Le digo que no se encuentra aquí. Y váyase ahora mismo o me veré obligada a llamar a seguridad.

(Es lógico que ande liado, la llegada será inminente. Los debe haber cogido por sorpresa. Qué hacer, activarlo por mi cuenta sería una locura, ni tan siquiera se bien como hacerlo. Debo intentar contárselo al menos a los responsables del ejército. Me dirigiré al Estado Mayor. Tienen que saberlo ya o será demasiado tarde.)

Llegó a contrarreloj hasta a su nuevo destino y pudo leer en un cartel colocado en lo alto de una pared del edificio: “General de División - Planta 4”, seguido de otros tantos departamentos. La soldado de la entrada parecía estar más atareada en hablar por el teléfono, el del Estado claro, el mismo que pagamos todos, que en ver quién entraba y salía. Podrían haber atentado contra cualquiera de los presentes en el edificio y nadie hubiese sabido nunca quien había sido el autor. (En mis tiempos esto…) No había tiempo para pararse a pensar.

Se apresuró a subir escaleras arriba a trompicones y, al llegar hasta la puerta del despacho del General, un soldado la custodiaba.

-Buenas, debo hablar con el General.- dijo entre jadeos. Quizás fuesen suspiros.

-¿Lo espera?

-Eh… sí, bueno… Claro, ¡Sí!, debe estarme esperando.(por que poco)

Al atravesar la puerta se encontró dentro de un enorme despacho, con el General al fondo, leyendo unos papeles placidamente mientras sostenía con una de sus manos unos anteojos.

-Buenas mi General, debemos…

- Un momento, ¿Quién es usted?

-Créame, no hay tiempo para eso. Debemos activar esta máquina. Contiene un chip con un mensaje cifrado que les hará saber que deben seguir de largo.

-¿Se puede saber de qué habla?

Quizás ahora sería más fácil que alguien creyese su historia. Le habían hecho prometer que solo la contaría cuando llegase el momento. Lo hizo bien despacio para que la entendiera. Hacía ya varios años, haciendo unas pruebas con ondas de radio e intentando crear un nuevo aparato radiofónico revolucionario, uno que no perdiera la señal en túneles mucho más potente de los que hay actualmente, algo no había salido como esperaba. La idea era utilizar aquella tecnología para más tarde, con la ayuda de los satélites, poder aplicarla en telefonía móvil y conseguir cobertura ilimitada.
No sabía exactamente que es lo que había salido mal en el experimento pero, tan sólo 2 días después de aquella fallida prueba, había recibido la visita de alguien, o algo, no, definitivamente de alguien a quien jamás antes había visto, de hecho, nadie antes los había visto.

-Se comunicaban mediante telepatía ¿sabe? , fue muy extraño. Pero lo que importa ahora es que me dijeron que esto pasaría. Que un día llegarían desde otra Galaxia con intención de destruirnos unos seres invasores y despiadados. Pero, al parecer, utilizando esta máquina no nos pasará nada.

-Sigo sin comprender de que me habla.

-Verá, quienes llegaron hasta mi puerta, eran una especie de guerreros defensores de nuestra Galaxia o algo así creí entender. ¡Entiéndame estaba en pleno estado de shock! Parece ser que habemos varios tipos de seres habitándola. Pero hace tan solo varios siglos, ha comenzado a librarse una batalla entre los de la nuestra y otros llegados desde rincones del Universo aún no conocidos por el hombre. Esas batallas no son como las nuestras, los grandes mandatarios de ambos bandos, hacen pactos realmente complicados de entender sobre los dominios colonizados, pero lo único que nos ha de interesar es que, por increíble que parezca, se cumplen. Esos bichos espaciales tienen palabra.
El alto mando de nuestra Galaxia, no había sabido de nosotros hasta el día que de manera totalmente accidental emití una señal al espacio exterior y nos descubrieron. Hasta entonces, pensaban que esta zona estaba totalmente despoblada. Nuestro mundo es una burbuja de aire en medio del océano.Pero aquí lo realmente importante ahora es que, al parecer, en el acuerdo pactado todos los que emitan la señal que esta pequeña máquina genera, serán respetados y no los invadirán. Se consideraran civilizaciones neutrales y sumisas al nuevo régimen que quede imperante en la Galaxia 116-80.

-¿La Galaxia 116-80, dice usted?

-Si bueno, es el verdadero nombre de la Vía Láctea, por lo visto, las matemáticas es el único idioma universal, aparte de la telepatía, claro. Pero eso como le digo, ahora ya no importa.Debemos emitir la señal antes de que nos aniquilen y conseguir así que sigan de largo. No he informado antes, y créame que lo hubiese querido, porque sabía que no me creerían. Me dijeron claramente que no lo hiciera hasta llegado el momento, pero francamente, lo que me frenó fue la idea de que me pudiesen encerrar por loco al contarlo. Tampoco me especificaron cuanto tiempo pasaría antes de suceder algo así, pero por alguna estúpida razón, estaba convencido de que tardarían más.

La cara del General se encontraba en pleno dilema consigo misma entre, si esbozar una carcajada profunda o, por el contrario, mostrar todo su enojo por el atrevimiento que había tenido al intentar gastarle una broma tan absurda. Pero aún así, prefirió guardar calma y seguirle el juego un instante más.- dígame, ¿Por qué no querían que supiésemos de ellos?

-No querían que supiésemos de ellos porque apenas han tenido tiempo de estudiarnos y nos consideran imprevisibles. Supongo que no quieren que nos involucremos en su Guerra y que con nuestros actos incumplamos alguna de sus normas interestelares. Querían que lo supiésemos justo llegado el momento, para que solo tuviésemos tiempo de aceptar como válida la opción de rendición. Qué le puedo decir yo,¡ Tan solo soy un humano por el amor de Dios!

-Creo que ya he oído suficiente amigo.

-Mire, yo ya he cumplido mi parte. Me dijeron que sucedería y he cumplido. Aquí le dejo esta maldita máquina. Haga usted lo que crea que debe hacer, total, a mí ya poco me importa. Después de dos años he estado apunto de suicidarme en varias ocasiones. Si nos aniquilan, al menos podré descansar al fin de mis pesadillas.

Mientras abandonaba la estancia realmente enojado y furioso, el General tomó el objeto metálico entre sus manos. Ciertamente era enigmático. No se parecía a nada que hubiese visto y la actitud del pobre loco le llegó a hacer dudar de si realmente se creería su propia historia, por lo que, desde la distancia que separaba su mesa de la puerta, le preguntó que es lo que le hacía pensar que de ser cierta una historia como aquella, estuviese pasando justo en aquel momento.

Dorian, se giró enérgicamente y fue hasta la mesa sin mediar palabra. No dijo nada. El General a punto estuvo de sacar el revolver que guardaba en el cajón, mientras aquel loco salido de la nada volvía sobre sus pasos para plantarse ante él. Cuando hubo llegado nuevamente hasta la posición que instantes antes había abandonado, se sacó del bolsillo interior de la chaqueta el periódico del día y señaló con firmeza un titular que, bajo la fecha de 28 de diciembre, versaba: “Los Extraterrestres han llegado, se preparan para invadirnos.”


Moraleja: hay que tener cuidado con lo que leemos o nos cuenten hoy, porque podría empujarnos a hacer algo que no debiéramos, al menos… aún no.


Víctor G.Pérez

jueves, 27 de diciembre de 2007

Alma Mística (segunda entrega)

Haciendo uso del instinto de conservación, el joven atravesó la sierra, se extravió en los pantanos desmesurados, remontó ríos torrentosos, y estuvo a punto de perecer bajo el azote de las fieras, la desesperación y la fiebre antes de conseguir la ruta de enlace a las cabeceras del río Pavasa.

Virudó, que era, entonces, una aldea de unas cincuenta casas, de palmas, cantoneras y cañabravas, construidas a orillas del Mar Pacífico, de aguas diáfanas, saladas y azulosas, que se precipitaban por un estero pantanoso, rodeado de manglares y palmeras, asomó por fin; pero las aguas se le juntaron al ver en un claroscuro, asesinos regocijados haciendo alarde de su grandeza monstruosa, que compartían y destruían, violaban y ultrajaban, a diestro y siniestro mujeres indefensas.
Editza, oculta en la choza de su madre, que se había recostado a la espera desesperada del amanecer, con los nervios en tensión, estrujándose pierna contra pierna, magullábase los brazos en posturas incómodas; espolvoreaba brasas por los poros; enterraba y desenterraba la cabeza en la almohada sin poder cerrar los ojos.
Al toquido de Céar, saltó de la cama a la puerta, sofocada, con el resuello grueso como cepillo de lavar caballos.
-¿Quién es?
-¡Yo, Céar, abrí!
Ella, al verlo convertido en un andrajo, pálido, demacrado y lleno de sangre, corrió desesperadamente y lo abrazó; lo miraba, lo acariciaba, lloraba y lo besaba, pero sin decir palabra alguna: sentía un nudo en la garganta y los ojos encharcados por el llanto.
Después de pasada la emoción, Céar la separó con delicadeza y se dirigió a donde Octavila, su suegra; les narró el doloroso acontecimiento y les hizo saber del peligro que las asechaba.
-Usted es el único indicado para cuidar de mi hija-dijo la suegra, haga lo que mejor estime conveniente, pero ¡sálvela!
-No nos queda de otra –dijo Céar, sino irnos inmediatamente para cualquier parte.

El comandante Egirio, hombre de baja estatura, color moreno oscuro, nariz chata, ojos grandes, negros y penetrantes, mirada firme y diabólica, pasó por el puente a toda prisa acompañado de un grupo de facinerosos-una vez la muchacha en mi poder- les venía diciendo, ustedes pueden saquear la choza, les prometo que no saldrán con las manos vacías; pero, ¡eso sí! Mucho ojo ahora, se nos pueden escapar estos malditos conservadores, y nuestra misión es acabar con todos, tenemos que demostrar nuestro verdadero amor al partido liberal.
A un hombre como Egirio, sin entrañas, no era la bondad que lo llevaba a sentirse a gusto en la presencia de una emboscada asesina, tendida en pleno corazón de la aldea contra un pobre hombre casi muerto e indefenso, protegido únicamente por el deseo de vivir.
Ignorantes e imbéciles como Egirio, no iluminan como los sabios, pero engañan como los farsantes; no son revolución, sino trastornos; poseen sed de sangre y fiebre de poder. Esa agrupación bastarda y horrorosa, con características pestilentes, ¿de dónde surgió? Según sus blasfemias, eran miembros del partido liberal colombiano, así lo manifestaban por todo el pueblo con voz al cuello; grupo de sádicos, manada de ignorantes que salieron de la nada.
Egirio, en esa tierra, fue la personificación del crimen. La historia de tales aldeas no presenta otra figura más odiosa. Egirio fue la enorme vaca andrógina, hecho para desconcertar por igual todos los cálculos de la zoología y todos los postulados de la ética. Perteneció a ese grupo reducido de seres, nacidos para hacer enrojecer la historia.
En la escala teratológica, Egirio no perteneció a los felinos, ni a los carniceros, ni a los grandes y terribles destructores, cuyas siluetas hacen una sombra de pavor en la historia y en las selvas. Perteneció a los rastreros, a los silenciosos, a los vertebrados inferiores: es de la raza de los vipéridos. No busquéis en él ninguna forma de fuerza que no sea la de la astucia, ninguna grandeza que no sea la del mal. No esperéis verlo saltar en plena luz meridiana, sobre el campo del peligro y devorar la presa, no, la luz hubiera vencido aquel anfibio extraño que buscaba la sombra violácea de las aguas fétidas de los pantanos: mitad hiena mitad boa; esperadlo en la noche, en el silencio, a la hora de devorar los cadáveres, veréis entonces su silueta pávida entre el festín.
¿A qué escala zoológica, a qué sexo perteneció este ser colocado por la naturaleza fuera de ella y al cual se olvidó de clasificar? Asqueroso embrión, indefinido y repugnante ¿Cómo pudo ser colocado por el destino en el camino de los grandes hombres para destruirlos? Larvado, informe, con todas las apariencias de un fenómeno inservible y repugnante. ¿Por qué extraño misterio de la vida, algo así tan infinitesimal fue tan siniestramente fatal? Su pequeñez no tuvo matices, como la de ciertos insectos, que algunos llegan hasta ser luminosos. Fue de un negro monótono de sangre y de cloaca, difícil de distinguir del lodo que lo creó. ¿Cómo en ese átomo de anfibio pudo caber todo el abismo del mal? Vedlo a la luz crepuscular y oblicua con sus ojos llenos de diabolismo, deslizarse por el matorral del crimen, arrastrando las patas traseras, con un movimiento de hiena en las ancas escurridas. ¿Cómo pudo arrastrar en pos de sí una espada, este hombre que ignoró siempre donde quedaban los prados rojos, los ríos de fuego y las cimas incendiadas de la epopeya?
Sólo hay una cosa que Egirio ignoró tanto como el honor y la virtud. El día que hubiese de levantar una estatua a la cobardía, Egirio daría el modelo más perfecto de ella. El miedo, he ahí su musa. Fue el miedo que dio a esta liebre infecta la talla enorme de un monstruo. ¿No veis cómo le crecieron las garras bajo las pezuñas? Su enorme asnalidad se hizo trágica, como si leviatán, ebrio de sangre, se hubiera encarnado bajo la piel de aquel jumento enfurecido. ¿Por qué su acefalía absoluta no avanzó un grado más y lo hizo completamente idiota? Tal vez se hubiera salvado de quedar incluido en los recuerdos amargos de la historia.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Homenaje al osito

En estas fechas, en que todos nos sentimos un poco niños, he querido hacer mi particular homenaje a ese personaje que formó una vez parte de nuestras vidas y del que ya apenas nos acordamos, por no decir nunca, con este humilde post.

Por cierto, si teneis un sobrinito no dudeis en regalarle uno. Puede que, igual, esto os recuerde lo importante que puede llegar a ser ese trozito de tela rellena, en las tiernas infancias.

Homenaje al Osito

No es siempre un osito, a veces es una muñeca de trapo, en ocasiones es un perro y en otras hasta un pato.

Es raro el que no tuvo uno cuando era un renacuajo. Cuantas veces yo lo tuve agarrado entre mis brazos.

Con él sentía uno que nunca se estaba solo. Él siempre me defendía de fantasmas, monstruos u ogros.

Es curioso como todos le cogimos tanto afecto, y cuando fue pasando el tiempo le perdimos el respeto.
El siempre me escuchaba, me abrazaba si lloraba.
Si a caso no le hablaba en una o dos semanas, no creáis que se enojaba, sentadito en la cama, paciente me esperaba con una mueca en la cara.
Se que es tarde para hablarte de lo mucho que te quise, no se donde encontrarte, no se donde te metiste.
Tú nunca hablabas mucho, pero Dios como escuchabas, el oírme en voz alta al hablarte créeme que me ayudaba.
Aún hoy nadie me entiende, no hay nadie que me escuche, aún hoy nadie lo hace, como lo hacías tú, peluche.
De todos los personajes que han pasado por mi vida, por ti siempre guardaré bellos recuerdos de aquellos días.
Gracias oso, gracias muñeca de trapo, gracias perro, gracias por ser tan buen pato.
Víctor G.Pérez

Feliz Navidad

Os deseo, un poco tarde, una muy Feliz Navidad.

Me alegra formar parte de este grupo. No sé si conseguiremos algo o se quedará en un blog entre amigos; para mí, lo importante es lo segundo. Espero que con el tiempo consigamos estrechar esos lazos.

Como la Navidad es una época de relajación y autocrítica, también quiero aprovechar para volver a disculparme con Florencia por aquel famoso comentario que trajo cola. Sé que habíamos dado el tema por cerrado, pero quiero volver a explicarme, ya que muchas veces, en los entornos virtuales, conviene pecar de pesado, dada la carencia de expresividad. Sé que desde fuera parezco muy agresivo, y a qué negarlo, en muchas ocasiones lo soy. Pero no era mi intención generar un ambiente de malestar aquí. Mis hábitos en la Red son demasiado combativos, y muchas veces olvido que estoy hablando con amigos o personas a las que aprecio. En el futuro, antes de iniciar una discusión aquí, trataré de recordar estas palabras; pero si las olvido, por favor, recordádmelas vosotros.

Espero que estéis disfrutando de estas fiestas.

martes, 25 de diciembre de 2007

Mi par de Zapatillas


Al principio no te das cuenta, ni siquiera te lo planteas, solamente te levantas y en las noches tú te acuestas.

No sabes muy bien cuando es que tus planteamientos comienzan, pero ya nada es igual, nada cómo lo recuerdas.

Las mañanas son muy duras y más duras son las tardes, los días que van pasando ya son irrecuperables.
No es el fin de la mañana lo que me hace a mí inquietarme, es ver como pasa el tiempo y me voy haciendo grande.

Ya nadie se preocupa de decirme lo que hacer, no existe mayor preocupación de si hago el mal o el bien.
Como añoro cada noche los consejos de mi madre, como siento no haber hecho mucho más por ella antes.
Los niños cuando me ven, de señor suelen tacharme, si supieran que hasta ayer era yo el que iba al parque.
Que rápido pasa la vida, que fugaz es este viaje. Yo por mucho que me agarre no dejo de resbalarme. Menudo tobogán de una sola dirección, que duro despertar solo yo en mi habitación.
Cada día aprendo más y a veces ya es muy tarde, si hoy supiera lo que no se, como se ahora lo que hizo falta antes.
Un día crees saber todo lo que necesitas y tras varias veces ver que no es tan cierta esa cita, comienzas a comprender que la vida es la vida, que palabras no la explican y los actos la dominan. Uno a uno la conforman, cada una es distinta. Cuanto más andas en ella más sabias tus zapatillas.
Les cuentas a los demás la experiencia de tu vida, algunos paran y escuchan y otros ni se inmutan al oírla.
No debes de descartar que lo que tú ya sabes hoy, puede que a ellos ya no les sirva. Recuerda que cada vida es distinta, las palabras no la explican.
Cada uno vive la suya con su par de Zapatillas y la suela en ocasiones algunos no la terminan.
Yo Respeto a lo demás y su caminar por la vida, lo que para mí es un tobogán, es para otros una montaña sin cima.
Por mucho que yo me empeñe no podré hacer sentir, a alguien que lea esto, que es lo que se siente al vivir.
Vive libre y se feliz, vive a tu modo y deja vivir.
Víctor G.Pérez

Alma Mística (primera entrega)

Los habitantes de Cuevita fueron sorprendidos por un grito de terror, y asesinos despiadados, entraron en combate, consiguiendo la victoria, porque se enfrentaban a un pueblo inocente y desarmado. Desde ese instante, los criminales se alimentaron de sangre, como sombras de antropófagos en las llanuras de la era prehistórica; y principió esa orgía del sable, enloqueciéndolos como a los salvajes la danza sagrada en torno de la hoguera.
Un pueblo humilde y de rodillas, entregado al culto obligatorio de unos monstruos sin rivales, sufría la tortura y la maldad de la ignorancia en aquella contienda desigual.
Autómatas del crimen; corazones de verdugos; almas de asesinos; manos estranguladoras, cegaron la vida de muchos hombres honrados, de mujeres que eran modelos insospechables, de almas ingenuas. ¡El odio político era pavoroso!
Céar huyó de Cuevita por entre los matorrales estrechos y retorcidos, sin turbar con sus sollozos desaforados la respiración del cielo estrellado ni el sueño profundo de las aves. El crepúsculo del amanecer teñía los bordes del embudo que los manglares formaban alrededor de la aldea regada por el mar salado y limitada por sus hermosas playas. Medio en la realidad, medio en el sueño, corría por las faldas de la montañas, perseguido por los asesinos; corría sin rumbo fijo, despavorido, con la boca abierta, la lengua afuera, la respiración acezante. A sus costados y destrozando con el pecho, pasaban árboles y árboles, bosque y bosques…de repente se paraba con las manos sobre la cara defendiéndose de la espesa llanura inofensiva. En los confines de la serranía, en donde el bosque es menos denso, se desplomó en un montón de hojarascas y se quedó dormido.
Atardeció. Cielo verde, campo verde, hora en que se oían los cánticos de las aves y resabios de la naturaleza.
Los horizontes recogían sus cabecitas en el ocaso, las luces de los cocuyos apuñaleaban en la sombra, y el gran luchador contra el fantasma de la violencia que sentía encima, y con el dolor en una pierna ulcerada por el monte, despertó por un instante y se quedó nuevamente dormido entre plantas silvestres que convertían al bosque en un lindísimo paisaje.
Junto a un riachuelo de agua dulce y cristalina, el cerebro del joven agigantaba tempestades en el pequeño universo de su cabeza. Las uñas aceradas de la fiebre le aserraban la frente; disociación de ideas; elasticidad del mundo en los espejos; desproporción fantástica; huracán delirante; fuga vertiginosa; horizontal, vertical, oblicua, recién nacidas y muertas en espiral.
La luna entre las nubes esponjadas lucía claramente. Sobre las hojas húmedas, su blancura se tornaba lustre con tonalidad de porcelana. Apareció el crepúsculo, le subió la fiebre, sin recobrar el conocimiento y, como delirando, sintió el atropello de la muerte injusta. Siguió a grandes saltos de un volcán a otro, de nube en nube, de astro en astro, de cielo en cielo, medio despierto medio dormido, buscando llegar hasta el fin del universo. Toma un tren volador para alejarse velozmente del infierno, más allá del fuerte asesino; perseguido por los verdugos corrió hacia un cañal, pero en llegando…!madre!, un grito…, un salto…, un hombre…, la noche…, la chusma…, la muerte…, la sangre…, la fuga…, Céar… ¡agua para mi amor!
El dolor de la pierna lo despertó, dentro de los huesos sentía un laberinto de dolor. Sus pupilas se entristecieron a la luz del día. Dormidas enredaderas adornadas de lindas flores invitaban a reposar bajo su sombra, frente a la frescura de una fuente que movía la cola espumosa como si entre musgos y helechos se ocultara algún cisne distraído.
¡Nada-nadie!
Céar se hundió de nuevo en la noche de sus ojos, a luchar con su dolor, a buscar postura para la pierna ulcerada y a detenerse con las manos el labio desgarrado.
Reflejos moribundos de la tarde formaban un crepúsculo doliente. Entre relámpagos huían las sombras de los tábanos convertidas en mariposas misteriosas.
El firmamento parecía un encanto, iluminado, opulento, como un manto de nácar; y la tarde vibraba toda como un arpa mágica, con un tono sonoro, producto de las ondas brillantes y cristalinas del mar.
Una luz vaga descendía del cielo; el abismo del horizonte se hacía denso, y en el aire calmado el sol emitía rayos muy blancos de espléndidos fulgores.

lunes, 24 de diciembre de 2007

Una Navidad diferente


Todos nos hinchamos a ver en televisión esas navidades cargadas de nieve, de abrigos polares y muñecos a la puerta de las casas con una graciosa mueca y una bufanda enrollada.
Pero no todas son así, y aunque supongo que ya todos lo sabéis, también creo que los que las vivimos de una manera distinta, sabemos que en muchos otros lugares son con nieve y no por ello año tras año, navidad tras navidad, dejan de recordárnoslo.
(Aún no he visto una peli que se desarrolle en unas navidades tropicales y con sol.)

Se que algunos de vosotros sois argentinos y de otros puntos de Sudamérica, si no creo recordar mal, allí el invierno no coincide con el de Europa, (si me lo aclaráis os lo agradezco.)
Lo que quiero decir es que, me resulta cómico ver como lugares con climas totalmente diferentes a los de territorios fríos, hemos ido copiando y haciendo nuestras tradiciones que realmente no nos corresponden. Será cosa de la globalización.

Yo personalmente vivo en Canarias, para los que no las conozcáis, son unas islas que pertenecen a España pero que físicamente están más próximas al continente africano. Aquí no suele nevar, exceptuando en el Teide montaña más alta de todo el territorio español con 3.718 metros. De resto, si acaso 1 día cada un par de años, nieva algo en las cotas más altas de sus islas más montañosas. Es todo un acontecimiento y las colas de coches para ir a ver la nieve son inmensas. Como niños, todos los que nunca la han visto con anterioridad, suben e intentan imitar lo que tantas veces han visto en televisión a pesar de ser una nieva de baja calidad y más cercana al hielo que a un suave manto blanco.
Quitando estas raras excepciones, es fácil acudir a la playa en diciembre, puesto que los meses más fríos suelen ser enero y febrero. Y aún así, vemos como nuestras tiendas se llenan de productos de temporada de invierno y como en las calles se mezclan personas muy abrigadas acorde con la época estival, con otras que, no tan pendientes de las modas, salen en pantalón y manga corta.
Vemos en días soleados Papa Noeles con campanas por las calles y hasta hacemos un belén de arena en la playa. Cantamos y ponemos en nuestras casas aquello de “Oh, blanca navidad”. Si tenemos por un casual chimenea, no importa que día haya hecho, el 24 la encendemos. Es curioso como somos capaces de copiar lo que otros hacen, por la creencia de que, si no lo hacemos, no son realmente unas verdaderas navidades. Deben ser así porque la tele lo ha dicho, amén.

Podría profundizar sobre que es la Navidad, y no en el sentido católico. Aquí en España se dice mucho lo de que la Navidad es algo que ha inventado el “Corte Inglés”, (que no es otra cosa que una gran superficie comercial.)
Mi opinión es que ha de ser una época para la unión familiar y para hablar con aquellos que, por circunstancias de la vida, ahora viven lejos. Sentirnos queridos por los nuestros y hacer llegar a la vez ese sentimiento hasta ellos. Por supuesto celebrar que hemos aguantado un año más en este mundo, que cada vez es más materialista, seamos serios y no ocultemos lo obvio.
Lo que quiero decir es que, la Navidad por si alguno ha perdido el rumbo, no es tirase nieve a la cara, ponerse un gorrito y comprar, gastar, gastar y comprar.

La Navidad, puede llevarse a cabo también en bermudas y manga hueca y ser la mejor de todas, si estas junto a los tuyos compartiendo esa unión. Ni nieve, ni regalos, ni villancicos. Solo sabiendo que os tenéis los unos a los otros.
Os aseguro que esas interminables colas en las grandes superficies, ese “ ¿Y que le compro que ya no tenga?”o “¿Le gustará o no este regalo?”, todo eso esta muy bien, pero si en la cena de esta noche les decís cuanto los queréis a la cara, os lo agradecerán mucho más que todos esos presentes que ya tenéis cuidadosamente envueltos. Y lo mejor es que no os costará ni la mitad decirlo.

Felices Fiestas desde Canarias a todos!


Víctor G.Pérez

domingo, 23 de diciembre de 2007

El Visitante (3ª parte) - Juan Carlos Boíza López

 
EL VISITANTE (3ª PARTE)
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Aunque sólo por un instante pudo fijar su atención sobre el mar de rostros blanquecinos que desde la penumbra se giraron para observarle, creyó percibir de inmediato una oleada de profundo de desprecio, que le golpeó con la fuerza de un húmedo y sofocante torbellino confundiendo sus sentidos. Todo a su alrededor empezó a desvanecerse y la oscuridad de aquel edificio fue nublando su mente hasta invadirla, sumiéndole en un mar de tinieblas.

Lo que ocurrió después es algo que Wortingthon nunca fue capaz de narrar con claridad a los que tuvimos la terrible oportunidad de oír este relato de sus propios labios. Aunque la negritud era total, fue consciente entre pesadillas de que su cuerpo era manipulado y transportado por manos invisibles de tacto húmedo e inhumano. Aquellos dedos fríos parecían capaces de tocar con su tacto pervertido su misma esencia a través de sus ropas, y, aunque inconsciente e incapaz de moverse, Wortingthon fue presa de un terror irracional, que ninguna mente humana puede ser capaz de comprender salvo en iguales y terribles circunstancias.

Cuando finalmente Wotingthon pudo librarse del terrible velo que cubría su mente, fue consciente de que habían transcurrido horas desde que se sumiese en aquella terrible pesadilla. Si en algún rincón de su atormentado cerebro aún pervivía la remota esperanza de ser víctima de algún tipo de complicada alucinación, lo que sus ojos contemplaron le arrancaron sin piedad de tal ilusión, arrojándole con crueldad a la espantosa realidad que le rodeaba.

Lo primero que contempló con incredulidad fue un terrible cielo negro sobre su cabeza. La luz del día había desaparecido y en su lugar un firmamento oscuro cubierto de nubes de color ceniza y viudo de estrellas, ocupaba su lugar. Ni siquiera pudo contemplar desde donde se encontraba la luna, que debería brillar casi llena en aquellas fechas.

Wortingthon intentaba girar su cabeza en busca del astro rey de la noche, cuando fue consciente de forma dolorosa de que sus brazos y piernas se hallaban inmovilizados al igual que el resto de su cuerpo. Con estupor comprendió que se encontraba completamente desnudo y atado a una fría losa, que al principio no supo identificar, pero que cuando poco a poco su mente fue ganado en claridad, reconoció con asombro horrorizado como la flecha central de aquel extraño monumento con forma de tridente semienterrado que encontrase en el centro del pueblo a su llegada.

La posición de la flecha, ligeramente inclinada, le obligaba a enfrentar su rostro al firmamento amenazador. Con un gran esfuerzo consiguió girar su cabeza hacia la calle, donde pudo contemplar una muchedumbre de siluetas, acaso humanas, que le contemplaban en completo silencio.

Fue aquel silencio irracional y su quietud fantasmal lo que más espantaron a Wortingthon, que sin poderlo remediar comenzó a gritar de puro terror, Ninguna de las figuras que le contemplaban se estremeció siquiera con su agónico grito, lo que aumentó el horror que sentía Wortingthon. Tras unos minutos de angustia terrible, un cansancio abrumador se apoderó de Wortingthon que, agotado e impotente, quedó en silencio casi resignado a su extraño destino. Su miedo, más allá de todo límite tolerable para una mente racional, dio pasó a la incredulidad, preliminar de la locura que amenazaba con invadir de forma inminente la atormentada mente del pobre viajero.

Fue en ese momento cuando una de las figuras se movió avanzando hacia él con seguridad. Una antorcha pareció surgir de la nada y Wortingthon pudo por fin contemplar el rostro de sus captores.

Escrito por: Juan Carlos Boíza López

sábado, 22 de diciembre de 2007

¿Es que le estamos hablando al ordenador?

Les traigo un post que acabo de colgar en mi blog y me pareció que nos atañe a todos aquí, la misma reflexión. A continuación, mi mensaje:

He estado analizando aquí y en otros sitios, blogs y foros literarios, el tema de las encuestas y comentarios (más de uno de mis colegas escritores habrán dibujado ya una sonrisa en el rostro y balanceado su cabeza hacia delante en señal de identificación con el tema, ni bien leída esta primera oración).
Los comentarios a los posts casi diría que brillan por su ausencia, mientras que las encuestan muestran, en general, una muy reducida intervención por parte de los lectores. Lo llamativo es que esto ocurre en sitios y blogs en los que sus "counters" no corren, vuelan. Ello nos lleva a conjeturar que visitantes y lectores no faltan. ¿Qué falta entonces? Sólo falta que el lector-visitante tome conciencia de lo poco que debe hacer a los efectos de orientar a los que nos sentamos, a veces horas, empuñando la estilográfica o golpeteando con fuerza las teclas del tablero en el intento de establecer un diálogo que culmina siendo un monólogo con ínfulas de más.
Como se quejarían muchas madres a sus niños cuando no les obedecen: ¿le estoy hablando a la pared? Algunos de los que por este medio escribimos, quizás en algún momento nos preguntamos si le estamos hablando al ordenador. Pero no, esto no es así. Debemos tener en cuenta que la mayor parte de los internautas deben lidiar, como nosotros, con los inconvenientes propios de este medio de comunicación, esto es, la relativa lentitud, errores técnicos y tecnológicos y todo tipo de interrupciones y trabas ajenas a nuestra responsabilidad e intención.
Si a todo lo anteriormente mencionado le agregamos los tiempos que se viven, en los que todos vivimos acelerados, corriendo de un lugar a otro, a veces, aun sin saber adónde nos dirigimos… pues bien, queda a mi criterio ampliamente justificada la conducta de quienes entran, leen lo que les interesa y se retiran del lugar disparando…pues otros temas aguardan en sus largas listas de espera.
De hecho, a nosotros nos ocurre lo mismo.
Mi único propósito trayendo este tema es analizar junto con el lector, lo siguiente:
En las encuestas es muy sencillo y rápido el procedimiento para dejar el voto, si bien es cierto que no se le puede pedir al lector que vote dando su opinión sobre un libro que no leyó. Sólo para el caso de haberlo leído, es honesto emitir un voto. En mi caso particular, el blog ofrece Fragmentos extraídos del libro, enlace ubicado al lado de cada libro, con la intención de que cada uno averigüe por sí mismo su posible interés en la obra. Considero que es tan valioso para el autor, un voto que tilda la obra de muy buena como el que lo hace marcándola como muy mala. Personalmente, he eliminado de mis encuestas la posibilidad de que alguien la tilde de excelente, debido a que este agradable vocablo me sugiere la inexacta impresión de algo que no puede ser superado, creo que colocando así límites a la evolución de cualquier escritor. Considero que de lo que se trata es de orientar al autor, permitiéndole tomar decisiones a la hora de avanzar en sus proyectos literarios y qué más genuino que hacerlo en base a la opinión de quien en definitiva es el destinatario último y principal de todo autor: el lector.
Con respecto a los comentarios, si bien es verdad que muchas veces nos falta tiempo, coincidamos en que el comentario es como una carrera. Podemos decidir no correrla, pero si hemos decidido hacerlo, la correremos hasta su meta final, puesto que abandonar a mitad de carrera porque sabemos que no lograremos triunfar (o por cualquier otro motivo) se nos antoja como una actitud un tanto antideportiva. De igual manera, si nos hemos tomado el tiempo de leer el post y ha generado alguna reacción o posición en nosotros respecto del tema allí tratado, tomémonos el tiempo necesario para registrar nuestro comentario y terminemos de correr la carrera.
R.S.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

Mi vecina Martier


No soy muy de vecinos. Me gusta tener buena relación con quienes habitan a uno, y otro, y otro... lado de mis tabiques, pero sin exagerar. Será que soy más o menos reservado, sociable o amigable, me da igual. Lo que me ha resultado curioso de mis conversaciones con la Vecina Martier es...


martes, 18 de diciembre de 2007

¡¡¡Felices Fiestas y Próspero Año Nuevo para todos!!!

He considerado propicia la oportunidad para manifestar a todos, mis más sinceros deseos de que el amor y la felicidad se instalen para siempre en el seno de nuestros hogares. Sería un buen comienzo en el 2008.
Presiona sobre el vínculo transcripto y obtendrás el ingenioso trabajo de una persona a la que no conozco.
http://mail.google.com/mail/?attid=0.1&disp=attd&view=att&th=116ed8fb3dee643e

BookCrossing, en primera persona


Hace ya más de año y medio, desde el 28 de abril de 2006 concretamente, que soy BookCrosser o, como decimos por aquí, becera. Al principio, debo admitirlo, me llamó la atención esa idea romántica de liberar libros por el mundo para que otras personas los encontraran. Al fin y al cabo, todos tenemos las estanterías llenas de libros que nunca volveremos a leer, a todos nos han regalado un libro que ya tenemos o que no nos apetece leer. Eso sí, yo jamás tiraría un libro a la basura, ni tampoco lo destruiría. Eso es poco menos que un sacrilegio. Así que todos esos libros estaban muertos de asco en algún lado, acumulando polvo. Lo de soltarlos por el mundo parecía la respuesta perfecta. Ni se destruían ni se tiraban a la basura: simplemente se dejaban en algún sitio para que otra persona pudiera encontrarlos, leerlos, y, si le apetecía, contarlo en la web y dejarlos a su vez en otro sitio.

Lo que pasa es que BookCrossing no es solamente eso, es mucho más. Es una gran comunidad virtual que une a gente apasionada por la lectura. Cada uno se implica hasta donde quiere y participa en las cosas que más le apetecen. Algunos registran libros y los liberan. Otros se apuntan a bookrings (se hace una lista de la gente que quiere leer el libro y el libro va pasando de uno a otro hasta que el último participante lo devuelve al primero, por correo) y bookrays (igual que el anterior, pero el último participante decide al final qué va a hacer con el libro). Otros intercambian libros, o se los prestan. También hay quien se dedica a hacer RABCKs (Random Act of BookCrossing Kindness, que se podría traducir como “Acto Aleatorio de Amabilidad Becera) y organiza sorteos de libros o de otras cosas apreciadas en general por los bookcrossers, como marcadores de lectura o etiquetas para libros. Además, algunos bookcrossers han diseñado otras páginas relacionadas con bookcrossing que normalmente sirven como apoyo de todas esas actividades que he mencionado. Todas las contribuciones son bienvenidas por el resto de la comunidad.

Cuando uno se une a BookCrossing inmediatamente dispone de una “estantería” en la que quedan anotados todos los libros que pasan por sus manos: los que registra, los que encuentra, los que le prestan... todos. En esa estantería además caben otras cosas, se puede personalizar tanto como se desee. Algunas son un mero recuento de actividad lectora, pero en otras podemos encontrar cosas sorprendentes. Los libros se pueden clasificar en varias categorías, entre las que destacan TBR (to be read, pendiente de lectura), disponible, o viajando. De esta manera, cuando un bookcrosser busca un libro puede saber quien lo tiene. De hecho, BookCrossing empezó con la intención de ser una página que permitiera el seguimiento de los libros. De esta manera, al registrar un libro se le da un número de identificación que es el que va a permitir ese seguimiento. Es el número que hay que poner cuando se encuentra un libro, o cada vez que un libro llegue a nuestras manos o siga su camino. Algunos libros han viajado mucho más de lo que muchos de nosotros llegaremos a viajar en la vida, os lo aseguro.

Por otra parte, en el web general, en inglés, de BookCrossing podemos encontrar foros dedicados a varios temas relacionados con el sitio además de foros en varios idiomas. Pero también hay otros sitios de apoyo en otros idiomas, algunos tan activos como el general.

Durante el último año y medio he tenido experiencias realmente impresionantes en los foros de BookCrossing. Desde mi punto de vista lo mejor que he encontrado en BookCrossing ha sido la comunidad, la gente. Personas de todo el mundo que comparten una pasión, pero que además demuestran su generosidad en todo momento. En los foros se comparten experiencias de todo tipo. Se habla de libros, mucho, pero también se comenta la actualidad, se hacen bromas, se da apoyo a quien lo necesita y se comparten experiencias de todo tipo. En este año y medio he visto como los miembros de BookCrossing se casaban o se divorciaban, tenían hijos, perdían seres queridos, compraban casas y las vendían, adoptaban animales (y también los perdían), se preocupaban por sus hijos, se enfadaban con sus suegros, intercambiaban recetas, superaban un cáncer o compartían buenas noticias. He visto buenas vibraciones y oraciones viajando desde todo el mundo hacia alguien que pedía un abrazo virtual.

En fin... si alguien se anima a averiguar por sí mismo qué es eso de BookCrossing, aquí tenéis estos enlaces:

Francesca Verd, boirina

Aparición en Televisión Española

Es la sección "Tu ruedas" del programa Cámara Abierta de La 2 de TVE
Allí tuve la ocasión de hablar (poco y mal) sobre mi experiencia en la autopublicación y Lulu.com

San Nicolás de Bari y las navidades


Papá Noel, Santa Claus, Viejito Pascuero y Colacho son los nombres con los que se conoce en el mundo hispano al personaje legendario que según la cultura occidental trae regalos a los niños por Navidad.
Es un personaje inspirado en un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV en Anatolia, en los valles de Licia (en la actual Turquía). Era una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media, del que aún hoy se conservan sus reliquias en la basílica de Bari (Italia).
Papa Nöel y la Navidad
El nombre que hoy en día recibibimos de Papá Noel, procede de finlandia como San Nicolás y ha llegado hasta nosotros como "Papa Nöel" que ha derivado en "Papá Noel" ya que ha adoptado la ortografia hispánica.
Pero ¿cómo se lo relaciona con los regalos de Navidad? En la antigüedad, en Roma, se realizaban fiestas –a mediados de diciembre- en honor a Saturno (Cronos para los griegos), al final de las cuales los niños recibían obsequios de todos los mayores. En otra época posterior, cuando el mito de Papá Noel aun no se había corporizado, los niños italianos recibían regalos de un "hada" llamada Befana. Mientras que los pueblos de algunos valles vascos y navarros, los regalos los traía el carbonero Olentzero y también duendes de barba blanca, botas altas y gorro de armiño. Con el tiempo y con los prodigios conocidos de San Nicolás, éste fue remplazando a algunos de estos personajes paganos.
¿Cómo se transforma en Santa Claus?
Se cree que esto sucedió alrededor del año 1624. Cuando los inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Amsterdam, más tarde llamada Nueva York, obviamente llevaron con ellos sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaas, su patrono (cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre).
En 1809 el escritor Washington Irving, escribió una sátira, Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus. Más tarde el poeta Clement Clarke Moore, en 1823, publicó un poema donde dio cuerpo al actual mito de Santa Claus, basándose en el personaje de Irving. En ese poema se hace mención de un Santa Claus, enano y delgado, como un duende; pero que regala juguetes a los niños en víspera de Navidad y que se transporta en un trineo tirado por nueve renos, incluyendo a Rodolfo.
Posteriormente, hacia 1863, adquirió la fisonomía de gordo barbudo bonachón con la que más se le conoce. Esto fue gracias al dibujante sueco Thomas Nast, quien pergeñó este personaje para sus tiras navideñas en Harper's Weekly. Allí adquirió su vestimenta y se cree que su creador se basó en las vestimentas de los obispos de viejas épocas para crear este San Nicolás tan pagano, que nada tiene que ver con San Nicolás de Mira.
A mediados del siglo XIX, el Santa Claus estadounidense pasó a Inglaterra y de allí a Francia, donde se fundió con Bonhomme Noël, el origen de nuestro Papá Noel, quien tenía parecido físico con Santa Claus, pero vestía de blanco con vivos dorados. Igualmente a fines del siglo XIX, a partir de un comercial americano de la Lomen Company, se crearía la tradición de que Santa Claus procedería del Polo Norte; y se popularizaría los renos navideños como medio de trasporte de Santa Claus.
Luego, a comienzos del siglo XX en 1902, el libro infantil The Life and Adventures of Santa Claus de L. Frank Baum's, se origina la historia de cómo Claus se ganó la inmortalidad, al igual que su título "Santa".
Igualmente, ya en el siglo XX, la empresa Coca-Cola encargó al pintor Habdon Sundblom que remodelara la figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble. Esta versión data de 1931. En este punto, sin embargo hay aclarar que es solo una leyenda urbana la creencia de que el color rojo y blanco de Santa Claus tenga su origen como tal, aunque sí su popularización, en los spots que la marca Coca-Cola empezó a hacer a partir de 1931. Esto ya que hay muchas ilustraciones y descripciones casi fidedignas anteriores al spot como la de Thomas Nast [1] (1869) o St. Nicholas Magazine(1926), entre otras; eso sin considerar además las antiguas representaciones religiosas del obispo San Nicolás de Mira ó San Nicolás de Bari, en las que es común el color rojo y blanco de la vestimenta religiosa. Por ello, si bien es cierto que desde mediados de 1800 hasta principios de 1900 no hubo una asignación concreta al color de Santa Claus, siendo el verde uno de los más usados; sí se considera que su campaña masiva sí fue una de las principales razones de por qué Santa Claus terminó vestído de color rojo y blanco, aunque no hayan sido los primeros en usarlos.
Referente a su origen, como la leyenda se originó en el Hemisferio Norte, a principios del siglo XX se esparció la idea de que viviría en el Polo Norte; sin embargo igualmente hay que recordar que existen otros lugares cercanos postulados como su hogar, los cuales son: Laponia sueca, Laponia finlandesa y Groenlandia; puesto que el Polo Norte está en medio del Océano Ártico.

Fiestas cristianas o paganas....Os deseo una feliz navidad y que el 2008 sea un excelente año para todos los participantes y lectores de escritores club.
Sinceramente!.
Florencia Moragas

lunes, 17 de diciembre de 2007

A Christmas Carol (Charles Dickens)

cuento navidad

La Navidad está ya aquí y es el momento de recordar una de las obras navideñas más importantes de todos los tiempos; A Christmas Carol, conocida también como Un Cuento de Navidad, del escritor británico Charles Dickens.

Se trata de una novela corta escrita en 1843, con ciertos toques góticos, que relata el cambio que sufre un hombre tacaño y miserable, Ebenezer Scrooge, hasta convertirse en una mejor persona, gracias al espíritu navideño, encarnado en esta ocasión por tres fantasmas; el espíritu de las navidades pasadas, el espíritu de las navidades presentes y el terrible espíritu de las navidades futuras.

Charles Dickens fue un escritor profundamente comprometido con su época. En sus obras se muestra la terrible realidad del Reino Unido durante la revolución industrial. La miseria, las desigualdades, el maltrato o la prostitución tienen fiel reflejo en todos sus relatos. Es en este entorno donde trascurre la historia de Un Cuento de Navidad y, como en el resto de sus obras, la crítica social impregna toda la obra.

La historia tiene el genial acierto de mostrarnos cómo una sociedad cruel puede influir en sus propios ciudadanos, hasta convertirlos en un mero reflejo de sus propias injusticias. Ebezner Scrooge es un reflejo de todos nosotros y nos enseñas cómo su pasado ha moldeado su presente, y cómo, la única salida para vencer su futuro, es aceptar las consecuencias de sus actos, y tomar las riendas de su vida para llevarla en la dirección que él de verdad quiere.

La obra de Dickens fue un tremendo éxito desde el mismo momento de su edición, y lo sigue siendo. Las adaptaciones a distinto medios se multiplican; cine, comic, dibujos animados, musicales, etc.. Hoy os quiero dejar con una de las versiones más originales que he encontrado, y que además seguro que hace pasar un buen rato a nuestros pequeños, auténticos protagonistas de estas fechas y a los que seguro que Dickens estaría encantado de dedicar su obra. No os perdáis el Cuento de Navidad de Los Simpsons.

Escrito por: Juan Carlos Boíza López
http://www.jcboiza.com/
http://rincondelaimaginacion.blogspot.com/


www.Tu.tv

Toc, toc, toc… ¿Sra. Memoria, está allí?

Se habla siempre de la memoria como de un tesoro preciado que se desparrama por entre las neuronas de nuestro cerebro y que tanto tememos algún día perder. Pero si esto así ocurriera, ¿estaríamos realmente perdiendo o ganando?
¿Querremos asomarnos al tema o preferiremos "olvidarnos" antes de encararlo?
Quizás… para no tener después, que "recordar"…

Transcribo a continuación, las consideraciones de Osho sobre el tema:

La memoria un día tiene que irse completamente. Si está desapareciendo, es una buena señal. Estar limpio de memoria significa estar limpio de pasado, y estar limpio de pasado es estar absolutamente abierto y disponible al futuro. La memoria no es del futuro, la memoria es del pasado; es siempre un cementerio. Y el futuro pertenece a la vida, a la inteligencia, al estado de meditación. No pertenece a la memoria. Una vez que un hombre se ilumina, no opera por medio de la memoria, opera espontáneamente. E incluso en el camino hacia la iluminación, lentamente la espontaneidad va reemplazando a la memoria. La memoria es el modo del hombre no iluminado. Alguien que no puede responder a la realidad inmediatamente necesita un sistema de memoria para poder recordar viejas respuestas, viejas situaciones… lo que ha hecho antes. Pero entonces su respuesta ya no es una respuesta, se vuelve
una reacción. Y todas las reacciones se quedan cortas ante la situación que tienes ante ti, porque la situación está cambiando continuamente, y las respuestas que hay en tu memoria no cambian. Son solo mercancías muertas, permanecen igual.

Osho

La valentía de ser cobarde

Transcribo a continuación un pequeño fragmento de mi último libro publicado. Supongo que habrá lectores que se opondrán enérgicamente a mis dichos, otros coincidirán. Algunos, quizás nunca hayan pensado que las cosas pudieran ser así.
De todas maneras quizás valga la pena tomarse algunos minutos para reflexionar sobre el tema.
Aquí los dejo con este pequeño trozo del libro:

La Cobardía

Me permitiré aquí, traer una versión muy particular de lo que es la cobardía.
No se trata de un defecto en la personalidad de un individuo que lo lleva a adoptar actitudes bochornosas y reprochables frente a ciertas situaciones, como se intenta inculcar en la mayor parte de las sociedades, por no decir en todas.

La cobardía es un sentimiento que vive el individuo, de acuerdo a su lista de juicio de valoración y comportamiento adecuados, que fue construyendo a lo largo de su vida y que como ya hemos visto, recibe las influencias de la sociedad donde vive (tema desarrollado en las páginas 34 y siguientes de este libro). Este sentimiento torturará a la persona si es por ella concientizado. Caso contrario, su subconsciente se encargará de alojarlo en su interior, pero continuará estando allí y mientras lo esté, la víctima que lo padece, de una forma u otra, sufrirá.
Pero en realidad, se trata de un sustantivo abstracto e inexistente, hasta el momento en que el individuo le da vida. Éste no será cobarde porque lo determinan los demás. Tampoco lo será por haber tomado una actitud determinada frente al hecho en cuestión. Solamente lo será si él mismo esta convencido de ello.
Un soldado no es cobarde porque sienta temor a morir enfrentando al enemigo para defender su patria. Y tampoco será cobarde si en virtud de tal temor escapa del frente de ataque defendiendo su vida ante todo, acto natural en cualquier ser viviente. Tampoco será un héroe quien decida arriesgar su propia vida en defensa de…
Los héroes y los cobardes no existen. Por supuesto que, si desde que la especie humana lo es, existe y ha existido siempre un pequeño grupo de individuos que ha sabido inventar e inculcar ambos conceptos a las mayorías por obvias razones de propia conveniencia, es fácil llegar a la conclusión de que esta situación continuará por los tiempos de los tiempos, pues es la forma más práctica que encuentran los poderosos de prolongar la seguridad y bienestar de sus vidas y los suyos, a expensas del riesgo asumido por los demás. Aparecen a veces, aquí y allá, excepciones a la regla, como ocurre con todas las cosas.

Este tipo de situación, la sensación de sentirse "un cobarde" puede darse en cualquier ámbito de nuestras vidas. No sólo le puede tocar al joven enrolado en las filas de un ejército. A quien ha sido víctima de un robo a punta de pistola y ha visto morir a un ser querido en el atraco, quizás le resulte difícil no sentirse culpable de haber actuado con cobardía y no haber impedido el hecho infructuoso. Aunque su sensación sea equivocada, su sentimiento es genuino. Sólo el propio individuo tendrá la posibilidad si quiere, de darse cuenta que todo ser humano tiene derecho a proteger y defender su vida ante todo. Esta es la idiosincrasia natural con la que nacemos y que nos permite aumentar las posibilidades de perpetuidad de la especie. Todo lo demás es creado y provocado en forma deliberada persiguiendo otros intereses, ajenos a la naturaleza de las cosas y con la sola intención de manipular a quien se deje.
Fragmento extraído del libro: "Recopilando Reflexiones ¿Hacia dónde nos dirigimos?"

domingo, 16 de diciembre de 2007

La violencia como género literario



Hubo un momento en que la violencia me interesó sobremanera. La guerra, por mi formación histórica, siempre me resultó especialmente llamativa, y de ella mi interés por el origen de la violencia y su naturaleza desde la antropología.
En los países anglosajones los asesinos múltiples parecen ser relativamente comunes. Sin embargo, aquí, en España, o en el mundo latino en general, no, aunque estamos en ello.
En 1994 se dio el llamado “Caso de los asesinos de rol”. Transcribo algunas frases del diario de uno de los asesinos.
Yo sería el que matara a la primera víctima. Era preferible atrapar a una mujer, joven y bonita, a un viejo o a un niño.” Tras varios fracasos, se deciden por un hombre que está en una parada de autobús. No voy a relatar más, tan sólo esto, porque me parece… de una violencia aterradora y suficientemente esclarecedora: “Se me ocurrio, mientras lo acuchillaba, una idea espantosa que jamás volveré a hacer y que saqué de la película Hellraiser… Seguía vivo, sangraba por todos lados. Aquello no me importó lo más mínimo. Es espantoso lo que tarda en morir un idiota… Vi… y me dije: Cómo me paso… Le dije a mi compañero que le cortara la cabeza, lo hizo y escuché un ñiqui, ñiqui… A la luz de la luna contemplamos a nuestra primera víctima. Sonreímos y nos dimos la mano…”.
Se puede encontrar con más detalle en la edición de El País de 9 de junio de 1994.



Pero no es eso lo que me interesa ahora, sino la violencia como género literario, que tanto éxito ha tenido y que tantas adaptaciones al cine ha dado. ¿Por qué tienen tanto éxito comercial?
En determinado momento de mi vida, por razones que, ahora, sería tedioso explicar (aunque tiene su “con qué”), comencé a escribir lo que en principio iba a ser sólo un cuento: “Dolor y deleite”, donde expresar mi forma de entenderla. Ese cuento se transformó poco a poco en una novela, pero me encontré con algo que no esperaba, y es que no pude seguir. Vi algo dentro de mí que me asustó. ¿Cómo era posible que yo pudiese imaginar el dolor ajeno de esa forma? ¿Cómo era posible que yo pudiese crear algo de ese cariz? ¿Estaba en mí?
De lo que no cabe duda es de que los monstruos no existen por sí mismos, sino que son productos de nuestra oscuridad, nuestras angustias, nuestros miedos, nuestra alma.
Me adentré en el tema de una forma brutal en busca del por qué. Y aún hoy sigo dándole vueltas al tema sin conseguir ver.
La novela la hube de terminar. No pude acabar toda la idea que tenía en mente. Y la que iba a ser una novela larga quedó en una corta novela: “El jardín de las delicias (Anamorfosis)”. ¡Demasiada angustia vital! Eso me reconcilió, en cierta forma con mi propio yo.

Algunas novelas interesantes, en ese sentido:
- American Psycho. De Bret Easton Ellis. Ediciones B
- Hannibal. Thomas Harris. Mondadori
- Crimen y castigo. Fedor Dostoievsky


Algunos análisis sobre el tema:
- Asesinos. Stéphan Bourgoin. Planeta
- Las semillas de la violencia. Luis Rojas Marcos. Espasa
- Psychokillers. Anatomía del asesino en serie. Jesús Palacios. Ediciones temas de hoy.

Diego Jurado Lara

http://stores.lulu.com/store.php?fAcctID=1217951

http://diegojlara.blogspot.com/

Nuevamente mis Lulu Libros en YouTube

Ante todo, deseo pedir disculpas a los lectores, pues 24 horas después del feliz anuncio de mi primer video en YouTube, debí retirarlo de momento, pues había ingresado en él una composición musical, sin saber que quizás, involuntariamente, estaba usurpando los derechos de copyright de otro autor. Ni bien asomó el menor atisbo de duda al respecto, lo retiré de circulación.
Gracias al eficiente servicio ofrecido por YouTube, opté por adosar a mi video una de las composiciones musicales ofrecidas por esta empresa, con la seguridad ya, de no estar infringiendo ley alguna.
La música que ha quedado registrada en el video no es exactamente de mi gusto, pero dicen que "cuando uno no puede tener lo que desea, debe intentar desear lo que tiene". Y eso exactamente ha ocurrido en mi caso, puesto que luego de una severa selección realizada entre todas las opciones ofrecidas y a fuerza de escucharlo detenidamente, hoy puedo decir que la música me encanta.
He aprovechado la oportunidad para ingresar mejoras en el video mismo. Espero éstas sean de vuestro agrado.
Lo pongo a continuación a vuestra disposición, para que lo disfrutéis, aunque sin los avatares que yo debí pasar.

http://es.youtube.com/watch?v=2AitiCs982c