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lunes, 17 de diciembre de 2007

La valentía de ser cobarde

Transcribo a continuación un pequeño fragmento de mi último libro publicado. Supongo que habrá lectores que se opondrán enérgicamente a mis dichos, otros coincidirán. Algunos, quizás nunca hayan pensado que las cosas pudieran ser así.
De todas maneras quizás valga la pena tomarse algunos minutos para reflexionar sobre el tema.
Aquí los dejo con este pequeño trozo del libro:

La Cobardía

Me permitiré aquí, traer una versión muy particular de lo que es la cobardía.
No se trata de un defecto en la personalidad de un individuo que lo lleva a adoptar actitudes bochornosas y reprochables frente a ciertas situaciones, como se intenta inculcar en la mayor parte de las sociedades, por no decir en todas.

La cobardía es un sentimiento que vive el individuo, de acuerdo a su lista de juicio de valoración y comportamiento adecuados, que fue construyendo a lo largo de su vida y que como ya hemos visto, recibe las influencias de la sociedad donde vive (tema desarrollado en las páginas 34 y siguientes de este libro). Este sentimiento torturará a la persona si es por ella concientizado. Caso contrario, su subconsciente se encargará de alojarlo en su interior, pero continuará estando allí y mientras lo esté, la víctima que lo padece, de una forma u otra, sufrirá.
Pero en realidad, se trata de un sustantivo abstracto e inexistente, hasta el momento en que el individuo le da vida. Éste no será cobarde porque lo determinan los demás. Tampoco lo será por haber tomado una actitud determinada frente al hecho en cuestión. Solamente lo será si él mismo esta convencido de ello.
Un soldado no es cobarde porque sienta temor a morir enfrentando al enemigo para defender su patria. Y tampoco será cobarde si en virtud de tal temor escapa del frente de ataque defendiendo su vida ante todo, acto natural en cualquier ser viviente. Tampoco será un héroe quien decida arriesgar su propia vida en defensa de…
Los héroes y los cobardes no existen. Por supuesto que, si desde que la especie humana lo es, existe y ha existido siempre un pequeño grupo de individuos que ha sabido inventar e inculcar ambos conceptos a las mayorías por obvias razones de propia conveniencia, es fácil llegar a la conclusión de que esta situación continuará por los tiempos de los tiempos, pues es la forma más práctica que encuentran los poderosos de prolongar la seguridad y bienestar de sus vidas y los suyos, a expensas del riesgo asumido por los demás. Aparecen a veces, aquí y allá, excepciones a la regla, como ocurre con todas las cosas.

Este tipo de situación, la sensación de sentirse "un cobarde" puede darse en cualquier ámbito de nuestras vidas. No sólo le puede tocar al joven enrolado en las filas de un ejército. A quien ha sido víctima de un robo a punta de pistola y ha visto morir a un ser querido en el atraco, quizás le resulte difícil no sentirse culpable de haber actuado con cobardía y no haber impedido el hecho infructuoso. Aunque su sensación sea equivocada, su sentimiento es genuino. Sólo el propio individuo tendrá la posibilidad si quiere, de darse cuenta que todo ser humano tiene derecho a proteger y defender su vida ante todo. Esta es la idiosincrasia natural con la que nacemos y que nos permite aumentar las posibilidades de perpetuidad de la especie. Todo lo demás es creado y provocado en forma deliberada persiguiendo otros intereses, ajenos a la naturaleza de las cosas y con la sola intención de manipular a quien se deje.
Fragmento extraído del libro: "Recopilando Reflexiones ¿Hacia dónde nos dirigimos?"

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