Escritores Club forma parte del portal de literatura Escritores Libres y pretende convertirse en una propuesta cultural innovadora, capaz de ofrecer al lector la oportunidad única de conocer sus autores favoritos y dialogar con ellos directamente, sin intermediarios. Hemos reunido los mejores escritores independientes del panorama literario actual, dispuestos a ofrecernos su talento y sus valoraciones, no sólo sobre sus obras, sino sobre la literatura en general y el mundo que la rodea.

Esperamos que encontréis aquí respuestas a algunas de vuestras inquietudes y también un momento de esparcimiento, acompañados de la mejor literatura.

jueves, 28 de febrero de 2008

¡¡¡Pornografía Permitida!!!

A veces me pregunto ¿porqué existen ciertas palabras que son "tabú" en nuestro cotidiano léxico? Por ejemplo, la tan conocida y escondida palabra "porno" que atrae multitudes pero que a la hora de manifestarse resulta un verdadero "asco" para todos. No me refiero aquí al "porno infantil" o "la paidofilia", más conocida por el término "pedofilia" y demás actitudes y actividades que conforman claramente un delito, yo diría, de una gravedad similar o aun superior a la del homicidio.
La pornografía consiste en el carácter obsceno de obras literarias o artísticas, o se puede tratar de una obra literaria o artística de este carácter, o de un tratado acerca de la prostitución. Esta definición no la he estipulado yo sino la Real Academia Española.
Y me vuelvo a preguntar ¿de qué nos avergonzamos tanto? La inquietud existe. En algunos individuos más, en otros menos, algunos lo reprimen por vergüenza y sentimiento de culpa, otros lo expresan y manifiestan abiertamente (los menos) al advertir que está allí.
Pero si el tema queda encuadrado dentro de la adultez, como corresponde, ¿cuál es el problema? ¿Descubrir que nos excita la obscenidad? Obsceno es algo ofensivo al pudor. Bueno, ahora parece que nos vamos acercando al meollo de la cuestión, puesto que parecen cohabitar en nosotros, dos sentimientos o sensaciones (por llamarlas de otra manera) que se contraponen, luchando una contra la otra y creando así, ambas, malestar en el individuo, exceptuando a aquellas personas que logran que dichas irritables enemigas hagan las paces.
Estas dos aparentes contrincantes son el pudor, por un lado; y la excitación sexual por lo obsceno, por el otro. Quien pueda advertir que el excitarse sexualmente es parte de nuestra naturaleza, que no está ni bien ni mal, sino que simplemente está, verá eliminado su pudor en forma natural y su excitación ya no tendrá con quien pelear.
He traído un video, cuyo único objetivo es descubrir el grado de interés (o curiosidad, si deseamos llamarlo de otra manera), nos despierta el tema. Y poder evitar decirnos a nosotros mismos, que de todas maneras no nos interesaba el asunto, luego de haberlo visto.

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Rudy Spillman
http://libroabiertorudyspillman.blogspot.com/

miércoles, 27 de febrero de 2008

No estoy de acuerdo, señor Cercas

Ayer aterricé en el blog de Javier Cercas y estuve dándome una vuelta por sus apuntes. Me pareció un blog interesante, así que me suscribí para estar al día. Esta mañana he aprovechado un rato libre para darme otra vuelta por los apuntes anteriores y he dado con uno que me ha removido un poco por dentro. Copio el texto del apunte en cuestión:

No debería ocurrir que una novela de S. King cueste en la librería igual que una de Cortázar.¿No les parece?
Esto confunde a la gente. Los precios no sólo deberían discriminar el aspecto material de la edición sino, sobre todo, la calidad.
Que alguien tome nota y haga algo.

A ver... deduzco que lo que se pretende ahí es que cuanto mayor sea la calidad literaria de una obra, mayor sea su precio. Para empezar diré lo primero que se me ha ocurrido al leer ese apunte: no me parece adecuado penalizar a alguien por su buen gusto. La idea de que las obras de buena calidad literaria se distingan de otras por un precio mayor sería buena si no fuera, precisamente, porque serían más caras, y esa diferencia de precio la pagaría el consumidor final, que no tiene la culpa de tener mejor gusto que otros pero estaría pagando más por tener tan buen gusto. Digamos que no me parece un buen sistema de difusión de la cultura. A lo mejor habría que pensar en otra forma de distinguir esa calidad, más que nada para que ser culto no resulte mucho más caro que no serlo.

Además, hay muchos factores que influyen en el precio final de un libro, como el tipo de soporte físico concreto (calidad de papel, tipo de encuadernado), los costes de producción (diseño gráfico, corrección, traducción) o cuestiones de mercado (previsiones de ventas, tirada, ediciones). Pero aun suponiendo que los costes de producción fueran los mismos para ambas novelas, tampoco creo que sea malo que los dos libros cuesten lo mismo. No hace falta ser especialmente listo para darse cuenta de que no todos los libros son igual de rentables y que las editoriales cuentan con el panorama general para hacer sus previsiones. Supongo que cuantos más libros tengan de esos que se venden como rosquillas, más fácil será que puedan permitirse publicar obras que vendan menos, y encima hacerlo a un precio razonable. En el caso concreto que nos ocupa, supongo que King vende bastante más que Cortázar, así que el hecho de que se vendan muchos libros de King ayudará en cierta manera a que las editoriales publiquen otras obras que en principio no venderán tanto pero que consideran interesantes. Nos guste o no, la pela es la pela, y unos cuantos best-sellers en el catálogo de una editorial pueden permitir la producción de otras obras quizá mejores en cuanto a calidad literaria pero de menor tirada y que reportarán menos beneficios a la editorial.

Y ahora traslademos esto a otros ámbitos de la cultura. Imaginemos que no se trata de libros, sino de películas o de reproducciones de cuadros, es decir, de cosas cuyo soporte físico tiene un coste similar. ¿Nos parecería lógico que el DVD de una película con muchos premios internacionales costara más que otra que no los tiene? ¿Estaríamos dispuestos a pagar más por una lámina de las mismas dimensiones con una reproducción de un cuadro de un pintor que de otro porque se supone que el arte reproducido es mejor que el de otra lámina de las mismas dimensiones? Y, finalmente, ¿a quién correspondería decidir qué obra es mejor y, por lo tanto, más cara que otra?

Me apetece volver al tema de los best-sellers en general y a Stephen King en particular, pero antes quiero aclarar una cosa. En mi biblioteca hay de todo, desde Stephen King hasta Julio Cortázar. Soy capaz de disfrutar de ambos tipos de lectura, aunque quizás no en las mismas circunstancias, de la misma manera que puedo pasármelo muy bien escuchando música pachanguera en una fiesta en la playa aunque prefiera la música clásica en otras circunstancias. Ya he dicho lo primero que quería decir: ambos tipos de literatura cumplen su función y eso hace que sean diferentes, y cuando dos cosas son diferentes no es posible la comparación. Cuando apetece leer a Stephen King, apetece eso y no otra cosa, como cuando apetece ver una película de sábado por la tarde. A veces apetece saborear las palabras, es verdad, pero otras veces lo único que quieres es que te cuenten una historia que te enganche para sumergirte en ella. Creo que los que leemos mucho tenemos la costumbre de tener varios libros empezados a la vez, y en mi caso suelen ser libros muy diferentes, porque de la misma manera que no siempre me apetece escuchar la misma música o ver el mismo tipo de cine, tampoco me apetece siempre leer el mismo tipo de literatura.

Y ahora, una última reflexión en cuanto a los best-sellers en general y a Stephen King en particular: si no se ha leído a Stephen King en VO es como si no se hubiera leído a Stephen King, al menos en España. En este caso concreto lo tengo claro. Siempre que ha llegado a mis manos un libro de ese señor en español he tenido que comprarlo luego en inglés porque las traducciones no le hacen justicia. Ahora mismo en mi casa hay seis libros del señor King en español y entre todos suman cinco traductores. No sé si los traductores no quisieron repetir, si quisieron pero cobrando más y la editorial se buscó a otra gente o si, simplemente, a la editorial ni se le ocurre plantearse que sería una buena idea eso de cuidar las traducciones. Las tarifas de traducción que pagan las editoriales son bajísimas, eso lo sabemos todos los que estamos en el mundillo, pero además, lo más triste es que un libro de ese tipo venderá igual, aunque la calidad de la traducción deje mucho que desear. Otro pequeño apunte en cuanto a traducción de libros que se venden como rosquillas. Un equipo de cinco traductores ha participado en la traducción de la última novela de Ken Follett (“Un mundo sin fin”, la segunda parte de “Los pilares de la tierra”), igualito que si se tratara de la traducción de los manuales de usuarios de la última colección de frigoríficos Bosch, en la que se reparte el proyecto entre varios y luego un gestor de proyectos intenta darle coherencia. Pero claro... una novela no es un manual de instrucciones, y eso se nota. Pero convenía publicarla a la vez que en el resto del mundo, había que darse prisa, y además el libro se iba a vender de todas maneras, así que da igual si la traducción cojea.
Francesca Verd
publicado en http://loveisaplace.blogspot.com/

martes, 26 de febrero de 2008

Mi primera crítica

Es muy grato que alguien te lea y te comente sus impresiones. Cuando no se es famoso, esto sólo sucede entre amigos, lo cual resta credibilidad a la opinión del lector. La educación y la inconsciente intención de no ofender evitan cualquier posible crítica negativa.

Hace unas semanas le pedí a Uberum que leyera Lapso y lo criticara. No nos conocemos, así que su opinión podía ser más libre. Ya me ha respondido, y lo que he leído me ha resultado muy grato. Para sentir que he llegado a un lector, no necesito que le guste todo el libro. Me basta con que quiera salvar una página, o una frase perdida entre las páginas. Si además, me señala lo que no le ha gustado, lo que no le ha parecido elaborado o eficaz, la comunicación se completa en un ciclo perfecto.

Críticas he tenido muchas a lo largo de mi vida, pero normalmente en círculos cerrados, lo cual acaba viciando el mensaje. Comparto y agradezco la crítica de Uberum porque está lejos de mis circunstancias y ve mi libro sin ver al autor. Espero que no sea la última, porque los halagos nunca me han ayudado a mejorar. ¿Alguien más se anima?

Enlaces relacionados:

Políticos, ni con ellos ni sin ellos.


Azules y rojos o rojos y azules
Distintos colores , mismas actitudes
Los unos prometen los otros aluden
a estrategias pactadas que nos deslumbren.

Que mal que lo has hecho. Peor fuiste tú
Si yo estuviera, verias mi actitud.
Mejores colegios, mejor enseñanza,
mejor Sanidad pues traigo la esperanza.

No hay buenos ni malos en ningún bando
Tan solo ideales que no han congeniado

Blancos o negros nos han enseñado
Derecha o izquierda y el centro olvidaron
Unamonos juntos y hallemos concenso
Unidos, más fuertes, llegaremos lejos
No te preocupes si nunca has votado
Nunca, en la vida, nos han escuchado

Gane quien gane no debe preocuparte
Pasarán cuatro años, rápidos y fugacez
Gane quien gane casi no importa
Con pactos e intereses darán la nota
Gane quien gane yo abre votado
Pasarán cuatro años y ni me habré enterado.
Víctor G.Pérez

Mi agriada "media naranja"

La relación de pareja y el manejo en la interacción de los sentimientos ha cambiado en los últimos cincuenta años. Los letrados especialistas en divorcios han visto la posibilidad de incrementar considerablemente sus ingresos profesionales y de llenar estanterías de expedientes, merced al uso profesional que durante largos años habían debido utilizar sólo esporádicamente, sirviéndoles de práctica necesaria a los efectos de mantener frescos los conocimientos sobre dicha especialidad.
Hoy, los tiempos han cambiado. La falta de tolerancia, la incomprensión de los sentimientos propios y los de la pareja, la incapacidad creciente para enfrentarse a los problemas cotidianos y la falta de reconocimiento de los cambios temperamentales de sendos protagonistas a lo largo del tiempo, entre otras cosas, son meros colaboradores en esta despiadada carrera que emprenden cada vez más matrimonios, por separarse luego de haberse unido con propósitos relativamente permanentes, muchas veces, creyendo de esa manera dejar atrás, problemas que seguramente volverán porque nunca se han ido. Si a todo ello agregamos que las más de las veces, involucran involuntariamente a pequeños seres, los que no habiendo participado en decisión alguna, hoy deben aceptar resignados, ver destruirse una familia que ellos no formaron pero que integran y siendo abandonados por padres que no hacen más que repetirles que ellos son lo más importante en sus vidas.
Existe una leyenda que proviene de épocas indígenas, en las que el matrimonio era un ritual que venía a consolidar la expresión del amor bien entendido. El compromiso se festejaba más que se adquiría y yacía de marco de referencia a un amor que nunca se disolvía.

La Leyenda del Amor Eterno
(Historia Indígena)

Un día el hijo de un bravo guerrero se enamoró de una joven muy bella y ambos decidieron casarse tras lograr el permiso de sus padres. Como se amaban tanto y sabiendo de los peligros de la convivencia, decidieron visitar al brujo de la tribu para que les preparase un conjuro que hiciese su amor y su alianza realmente eternas. El brujo le dijo al guerrero:
"Ve a las Montañas del Norte y sube a la más alta que encuentres y cuando estés en su cima busca el halcón más vigoroso, el más fuerte y más valiente de todos. Debes cazarlo y traerlo vivo aquí".
Luego dirigiéndose a la hermosa muchacha le dijo:
"Tú ve a las Montañas del Sur y busca en la cordillera el águila más cazadora, la que vuele más alto y de mirada más profunda. Tú solita debes cazarla y traerla viva aquí".
Tras varios días de andar por las montañas, el guerrero y la muchacha consiguieron sus objetivos y volvieron muy satisfechos con las hermosas aves junto al brujo.
-¿Qué debemos hacer con ellas? le preguntaron-
Son hermosas y fuertes estas aves, ¿Verdad?, les preguntó el brujo.
- Sí, respondieron ellos. Son las mejores que hay y nos costó mucho capturarlas.-
¿Las visteis volar muy alto y muy veloces? les preguntó el brujo de nuevo.
- Sí . Volaban más alto y más rápido que ninguna respondieron los dos.
-Muy bien. Ahora quiero que las atéis la una a la otra por las patas.
Los dos jóvenes así lo hicieron y siguiendo las instrucciones del brujo, después las soltaron.
Las pobres aves intentaron echar a volar pero como estaban atadas la una a la otra se estorbaban y no pudieron hacerlo. Lo único que conseguían eran tropezarse la una con la otra y haciéndose daño se revolcaban por el suelo.
- ¿Veis lo que les sucede a estas aves? les dijo el brujo-
Atadas la una a la otra ninguna es capaz de volar mientras que solas lo hacían muy alto.
Este es el conjuro que os doy para que vuestro amor sea eterno:
"Que vuestra alianza no sea atadura para ninguno sino fuerza y aliento para crecer y mejorar como personas".
"Que vuestro amor no os cree dependencias sino que manifieste el cariño y la solidaridad de quienes comparten el mismo pan".
"Respetaros como personas y dejad que cada uno pueda volar libremente para ir aprendiendo a volar juntos por el ancho cielo".
"Si actuáis así vuestro amor podrá ser realmente eterno porque nunca será una limitación sino un estímulo para que cada uno pueda crecer".
Cierto es que todo lo que limita al alma muere tarde o temprano en esta vida porque nuestra ley suprema es la del crecer y evolucionar como personas.
Muere un amor desgraciado que atenaza a los amantes y los oprime como personas. Muere con la alegría como quien de repente sale libre de una cárcel donde prisionera estaba su alma.Pero también muere un amor feliz aunque muera con pena. Muere cuando reblandece a los amantes y los hace más vulnerables y dependientes como personas.
El único amor que nunca muere, el único amor que supera incluso a la muerte es ese pacto sagrado de las almas por el que ambas se ayudan en su evolución, por la que ambas se respetan para que puedan ser libres y a la vez solidarias entre sí.
Si quieres que tu amor sea realmente inmortal no ahogues con tu abrazo la libertad de tu amante y que vuestro pacto sea siempre el del mutuo crecimiento.
Que vuestro amor os de fuerzas para volar muy altos como las águilas en el cielo, para volar juntos trazando círculos en el cielo y también para saber volar en solitario sin apegos y sin miedos. Sólo así vuestro amor podrá ser realmente eterno porque no solo será alimento y gozo para el cuerpo sino fuerza para vuestro espíritu.

Rudy Spillman
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lunes, 25 de febrero de 2008

Arte y Ciencia

Hace poco nos preguntábamos qué era el arte. Una pregunta que tiene tantas respuestas como distintas sensibilidades tiene el ser humano. Paralelamente al arte, existe una realidad a la que solemos considerar el paradigma del que proceden nuestras mayores certezas: la ciencia.

Las verdades científicas, aunque el tiempo tiene la mala costumbre de irlas modificando, suelen tener para la sociedad el valor de lo inmutable, y a ellas nos aferramos para intentar explicarnos a nosotros mismos. Cabe aquí hacerse una pregunta ¿Existe algún punto de encuentro entre arte y ciencia? ¿Puede un principio científico explicar el arte?

Quizá pueda parecer en cierto modo una locura, buscar la racionalidad científica detrás de la expresiones artísticas nacida del espíritu humano. Sin embargo, existe una especialidad científica que da lugar a formas de arte realmente sublimes. Naturalmente estoy hablando de las matemáticas.

Ecuaciones matemáticas complejas dan lugar a formas muy bellas, en lo que se ha dado en llamar fractales. Pero no es sólo aquí donde las matemáticas hunden sus tentáculos en el arte; en grandes obras de la pintura y arquitectura están presentes múltiples principios matemáticos y geométricos, entre los que destaca la proporción aúrea, llamada también divina proporción. Tampoco podemos olvidarnos de la música, donde la matemática subyacente a cualquier melodía armoniosa y rítmica es insoslayable.

A continuación os dejo un vídeo que me parece un claro exponente de esta relación. Veremos formarse figuras fractales al son de una melodía de Trentemoller de fondo, en una sinfonía de música y color de gran belleza y claro valor artístico.

Quizá, después de todo, no deberíamos plantearnos si la expresión artística responde a un principio científico, sino si la misma ciencia no es, al fin y al cabo, una forma más de arte.


Escrito por: Juan Carlos Boíza López

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domingo, 24 de febrero de 2008

Bebé Adrih Sueña

Reencuentro con Atalaya
bebe adrih sueña
Fragmento del libro:

-Hablando de vejez y de lejanos tiempos ... Dijo el águila real filosofando un poco, yo he pasado ya algunas veces por experiencias similares: “Debido a la destreza con la que fui dotada para volar y llegar a la cúspide de los cerros mas altos, he tenido que ingeniarme estrategias, para afrontar los rigores del tiempo y la naturaleza”. Cuando me torno vieja y mi plumas empiezan a perder su vigor, suelo emigrar hacia las altas cumbres y desgarro gran parte de ellas hasta quedar casi desnuda, luego golpeo mi pico sobre algún peñasco y espero temblorosa, adolorida y paciente, hasta que mis plumas y mi pico se hayan renovado, entonces expando mis alas y emprendo el vuelo ávida, por conocer hermosos horizontes que me esperan.
Ante aquella detallada explicación del águila real, Bebé Adrih que estaba allí en brazos de la nana, se quedó sorprendido, pues acababa de recordar lo familiar que le resultaba aquella historia, el personalmente había presenciado algunas veces su maravillosa renovación y compartido la dicha de volar sobre las alas del ave de tan excelso linaje, ahora ella parecía no recordarlo porque el tenía un aspecto diferente.
Al dirigir la mirada hacia las altas cumbres, el pequeño logró recordar, los sucesos de una hermosa mañana de hace ya mucho tiempo.
Adrih observaba desde los empinados cerros, a una hermosa águila que feliz graznaba mientras volaba. El ave permaneció durante mucho tiempo, en aquel escenario inmaculado bajo la mirada atenta y extasiada de Adrih, que no quería perder ningún detalle de aquella ceremonia, realizada con tal magnificencia. A escasos metros del lugar donde se encontraba, escuchó los graznidos lastimeros del polluelo del águila. Entonces, se acercó hasta el nido y al ver al tembloroso y solitario aguilucho, de escasas plumas y aspecto escuálido se sintió conmovido, pues le pareció indefenso y susceptible en la cima empinada de los peligrosos riscos. Allí se quedó durante un breve tiempo, contemplando al polluelo, pero al imaginar lo que sería aquel frágil aguilucho dentro de algunos meses, su perspectiva cambió, “Aquel escuálido polluelo, lograría ser un águila real tan majestuosa y bella, como la que en éste momento surcaba el horizonte”.
¡Atalaya! Dijo Adrih al pequeño y asustadizo aguilucho. Desde hoy tu nombre será Atalaya. Y el pequeño polluelo lo miró fijamente, con su mirada fría impenetrable, como si aquel frágil pedacito de vida desplumada, pretendiera que sus ojos, quedaran grabados para siempre, en la memoria del pequeño y amigable ser, que había tenido la osadía de escalar los empinados y peligrosos riscos, donde tan solo las águilas logran llegar.
¡Atalaya! Decía Adrih, mientras colocaba suavemente al pequeño aguilucho, entre la palma de su mano y no dejaba de mirar sus ojos.

“Aquel encuentro, fue solo el inicio de una hermosa e inquebrantable amistad”.
A los pocos días, cuando Adrih escalaba los cerros con el propósito de visitar a su pequeña amiga, presenció su primera lección de vuelo. Mamá águila, parecía realmente disgustada con Atalaya, pues graznaba fuertemente, mientras con sus garras empujaba el nido donde se encontraba su pequeña y asustada amiga, lanzándolo con ímpetu al vacío, con el aguilucho dentro.
Adrih, cerró los ojos y contuvo la respiración. ¿Que pretendía mamá águila, acaso aquella ave de rapiña carecía completamente de instintos maternales?. Atalaya debía estar realmente asustada. Su escuálida amiga, posiblemente sufría en éste momento, un grave estado de pánico. Pero cual no sería la sorpresa de Adrih, cuando al abrir los ojos, vio al aguilucho aleteando con fuerza. Lo cierto, es que parecía estar disfrutando su primera lección de vuelo. Entre tanto mamá águila volaba orgullosa haciendo círculos en derredor, dándole ánimo e inspirándole confianza.
Seguro que Atalaya jamás olvidará éste día. Pensó el pequeño, quien con una sonrisa de satisfacción, siguió escalando los escabrosos cerros, para felicitar a su pequeña amiga por la espectacular proeza que había realizado.

Marta Lilián Molano L

Fragmento del libro: Bebé Adrih Sueña

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Invitado Especial: http://eresbienvenido.blogspot.com/
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sábado, 23 de febrero de 2008

El Coleccionista

coleccionista

Me parece adecuado advertirle, querido lector, que la historia que voy a relatarle a continuación, no es una historia agradable. De hecho, es una historia que, por su cruda naturaleza, ha sido relegada a los anaqueles perdidos de la memoria de tan sólo unos pocos hombres, entre los que me encuentro. Sin embargo, me ha parecido oportuno rescatar de mis recuerdos la historia de Manfred Sterling. Quizá, el nombre despierte en usted extrañas connotaciones artísticas, porque, aunque hace ya más de medio siglo, llegó a ser considerado el mayor coleccionista de la historia.

Sterling nació en los años treinta, en un barrio miserable y perdido de Brooklyn. Descendiente de una familia alemana emigrada a EEUU en los años veinte, sufrió en sus carnes infantes los rigores de la depresión. Quizá fue esto lo que marcó su peculiar carácter, pero de lo que si tenemos constancia es de que su madre, viuda al poco de nacer él, fue su único referente familiar durante estos primeros años. Casi todos los estudiosos coinciden en que fue ella quien marcó la que sería su posterior obsesión coleccionista.

Aunque no todos los biógrafos se ponen de acuerdo en las fechas, lo cierto es que, con tan sólo cinco años, su madre le mostró, el que sería el primer objeto de su colección; un frasco de formol en el que había conservado su cordón umbilical y algunos fragmentos de la placenta. Lo más probable es que la visión de aquellos tejidos humanos, parduzcos, apergaminados y medio disueltos en el líquido cristalino, hubiesen provocado repulsión y cierto asco en cualquier otro niño de su edad. Sin embargo, lo cierto es que a Sterling le causaron una gran curiosidad y una fascinación infinita. En muchas de las cartas que han podido ser rescatadas de su colección particular, relata aquel momento como el instante en que la idea de su peculiar colección tomó forma.

Sólo unos meses después, los dientes de leche comenzaron a caérsele al joven Sterling y éste decidió recoger, todas y cada una de aquellas piezas dentales nacaradas. Las guardó con extremo cuidado en pequeños recipientes de cristal, en los que apuntó con precisión la fecha y hora exactas de la caída dental.

Tras este primer episodio coleccionista, sólo sabemos que se dedicó a sus estudios como cualquier niño normal durante los siguientes años Era un estudiante aplicado y eficiente, aunque tímido y retraído en sus relaciones sociales. A penas hay constancia de amigos o pertenencia a bandas infantiles o juveniles. Con doce años se produjo el segundo episodio destacado de su biografía. Tras reunir cromos, chapas y bolas de cristal, su espíritu inquieto se despertó de nuevo, exigiéndoles nuevas vías de coleccionismo. Con curiosidad infinita, decidió buscar en su propio cuerpo una nueva fuente para su afición, tal y como hiciese con sus piezas dentales, encontrándola en sus propias uñas. Desde aquel día, aquellas pequeñas tiras semitransparentes con forma de media luna, se convirtieron en un nuevo icono coleccionista, guardándolas cuidadosamente en impolutos recipientes cristalinos.

Poco más conocemos de su biografía hasta su edad adulta. Sabemos que cursó estudios de Bibliotecario Documentalista y que se colocó en la famosa librería de los hermanos Cotton en Maryland. No hay constancia de nuevas colecciones en esa época, hasta que un nuevo suceso vino a conmocionar su, hasta ese momento, apacible existencia: la muerte de su madre. Fue entonces cuando se produce uno de los primeros sucess que podríamos calificar de geniales, pero también como los primeros indicios de que algo andaba mal. Durante el funeral de su madre, Sterling, según confesó el mismo tiempo después, utilizó un pequeño tubo de ensayo con tapón de goma, para recoger cada una de las lágrimas que derramó por la muerte de su progenitora. Desde aquel momento inició una nueva colección consistente en recoger todas las lágrimas que fue derramando el resto de su vida. Incluso inventó un sistema de almacenamiento refrigerado que aseguraba su mantenimiento en estado líquido sin evaporación alguna.

Después de esto, dio comienzo lo que algunos han llamado su periodo de iluminación. Sterling comenzó una escalada de recolección de nuevos productos generados por su propio cuerpo. Tras las lágrimas, le llegó el turno al pelo, que recogía cuidadosamente de las sábanas, peines o de sus propias ropas. Después comenzó a recoger sus orines e incluso heces, con métodos de su propia invención, que siempre fue reacio a revelar.

Tres años después, el volumen de su colección era tan vasto, que se hizo necesario adquirir un local de grandes dimensiones. Fue entonces cuando adquirió un enorme edificio del Distrito de Columbia, hoy desaparecido y muy difícil de ubicar, dado su triste final. Se trataba de un colosal almacén perfectamente acondicionado, en el que Sterling gastó todos sus ahorros. Tardó casi dos años más en terminarlo, pero cuando por fin fue una realidad, el resultado asombró al mundo.

El local fue abierto al público una semana de septiembre. Sterling rondaba entonces los cuarenta años de edad. Cuando los grandes medios de comunicación y lo principales gurús del arte vieron su enorme colección, quedaron asombrados. En largos anaqueles se encontraban perfectamente alineados, en preciso orden cronológico, todos los productos generados por su propio cuerpo en los últimos diez años. Incluso se encontraron con dos enormes tanques transparentes, mantenidos a la temperatura del cuerpo humano, que mostraban a los asombrados espectadores, el orín y las heces producidos por el cuerpo de Sterling hasta ese momento.

El mundo contuvo la respiración, mientras los medios de comunicación anunciaban al mundo que Sterling había concebido y llevado a cabo el mayor proyecto artístico y coleccionista de la historia. Se trataba, según llegó a comentarse, de la exposición y colección definitiva; el interior del propio hombre expuesto con absoluta crudeza y realismo.

El éxito fue fulgurante y apoteósico. Sterling fue llamado por los más prestigiosos museos e instituciones a nivel mundial. Su exposición fue transportada, con excepcionales medidas de seguridad, a las cuatro esquinas del mundo. Durante todo este tiempo de giras incesantes , Sterling, no dejó de incrementar su colección, pues, como él mismo decía, siempre estaría necesariamente incompleta.

Tras cinco años de deambular itinerante por todo el mundo, Sterling volvió a EEUU, y su colección recabó de nuevo en su edificio del distrito de Columbia. Fue entonces cuando comenzó su periodo oscuro. Desapareció de la vida pública y se recluyó en su nueva casa; una mansión que se hizo construir adyacente a su museo. En las pocas apariciones públicas que realizó en los años siguientes, se le veía pálido y desmejorado. Sólo se conocen unas declaraciones hechas en aquella época, en las que declaraba estar trabajando en un proyecto que podría completar definitivamente su colección.

Cuando Sterling rondaba, según los biógrafos, los cincuenta años de edad, anunció por fin que su proyecto estaba terminado y que sería inaugurado el primer lunes del mes de octubre. El mundo del arte se sobrecogió emocionado y sus seguidores incondicionales se prepararon para contemplar su nueva genialidad.

Aquel lunes, los medios se agolpaban frente a las puertas del museo, que había permanecido cerrado los últimos seis meses mientras se terminaban las reformas necesarias para la nueva exposición. La expectación era máxima; las televisiones, las radios y la prensa mandaron sus mejores redactores a cubrir el acontecimiento. A las doce en punto de la mañana, las puertas se abrieron automáticamente, mediante un sistema programado como se supo más adelante. Los periodistas penetraron en el recinto conteniendo la respiración. Reconocieron de inmediato los mismos anaqueles que ya conocían. El material depositado había crecido enormemente, pero seguía siendo la misma exposición. Un tanto decepcionados y confundidos, atravesaron en el recinto hasta llegar a unas relucientes puertas metálicas, que, con un chasquido, se abrieron a su paso, dejándoles penetrar en una estancia totalmente desconocida para ellos.

La sala se encontraba en penumbra. Las luces estaban preparadas para irse encendiendo a medida que las personas entrasen en el recinto, enseñando el nuevo material de forma paulatina. Lo primero que se iluminó, fue una zona de la pared, que mostraba un extraño cuadro. Al acercarse, vieron como se trataba de un simple lienzo, de unos treinta centímetros de lado, con un extraño color anaranjado y de textura peculiar, que no supieron identificar en un primer momento. Sin embargo, cuando leyeron el pequeño letrero con el que estaba etiquetado, supieron que se trataba de piel humana del propio Sterling.

A estas alturas todos los asistentes guardaban un completo silencio y la expectación inicial daba paso, poco a poco, al espanto. Repentinamente, se iluminó un nuevo expositor, sobrecogiéndoles a todos. Se trataba de un extraño circuito de cristal, formado por varios tubos interconectados, en el que un líquido rojo fluía de forma continua. Bajo él, un letrero explicaba que allí se encontraba toda la sangre del cuerpo de Sterling. En aquel momento hubo varios desmayos y algunos asistentes decidieron abandonar el lugar. Otros, sin embargo, continuaron, convencidos de que todo debía tratarse de una broma macabra del genial Sterling.

Finalmente, llegaron al fondo de la sala y la luz se iluminó por completo, mostrando el último de los objetos de la colección. Un enorme tanque de cristal, lleno hasta el borde de formol, apareció ante ellos. En su interior, el cuerpo de Sterling flotaba bamboleándose de un lado a otro, como mecido por un peculiar oleaje. Los gritos de horror fueron unánimes y la mayoría de las personas asistente huyeron despavoridas ante aquel macabro espectáculo.

Recuerdo todo con claridad prístina. Estaba allí, representando un periódico, cuyo nombre hoy ya no importa, y aún recuerdo el aspecto del infortunado Sterling, convertido en el último objeto de su propia colección. El cadáver flotaba inerte, su piel estaba blanca como la cera y puedo asegurar que no quedaba en ella huella alguna de pelo o vello corporal. En su espalda era visible un enorme cuadrado, en el que el músculo descarnado era visible, tras habérsele cortado la piel. Las uñas de las manos y de los pies habían sido extraídas completamente y su pelo estaba cortado al cero. Incluso las cejas y pestañas habían desaparecido, camino, como todo los demás, de frascos cuidadosamente colocados por toda la sala. Pero, aún con todo este panorama dantesco, lo que más me impactó no fue su aspecto, sino su expresión. Pudo asegurar que en su rostro se dibujaba una sonrisa de absoluta satisfacción, de la auténtica felicidad de quien sabía concluida la labor de una vida.

Toda la exposición fue destruida y el propio Sterling olvidado y enterrado, como si nunca hubiese existido. Los mismos que le encumbraron y llamaron genio, nombrándole el mayor artista coleccionista de la historia, le denostaron, después de lo ocurrido, llamándole simplemente loco. En unos meses nadie recordaba ni siquiera su nombre.

Por eso he querido traeros hoy su recuerdo, para que todos podamos reflexionar sobre el genio que se volvió loco, o quizá, sobre el loco que se convirtió en un genio. Sea como fuere, lo cierto es que ni siquiera hoy me atrevo a decir a ciencia cierta si su colección era realmente arte o tan sólo una completa locura de una mente alucinada.

Existe, sin embargo, un rumor que me inquieta. Desde hace unos años, se dice que en un lugar perdido de Europa, existe una vieja mansión de lujoso diseño, en cuyo sótano se esconde una inmensa colección de arte robado de todas las épocas. Goyas, Velázquez e incluso Picassos perdidos o robados, se amontonan en inmensas salas perfectamente acondicionadas, y ocultas a la vista de los curiosos. Algunos cuentan entre susurros, que en una de estas salas se guarda una extraña colección. Cientos de anaqueles con producto extraños se alinean en estantes sin fin, y, en su centro, destaca un gran depósito de cristal, en cuyo interior se encuentra el cadáver de un hombre desnudo y satisfecho.

Escrito por: Juan Carlos Boíza López
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La entrega


entrega. Definición de R.A.E


1. f. Acción y efecto de entregar.

2. f. Cantidad de cosas que se entregan de una vez.

3. f. Cada uno de los cuadernos impresos en que se divide y expende un libro publicado por partes, o cada libro o fascículo de una serie coleccionable.

4. f. Atención, interés, esfuerzo, etc., en apoyo de una o varias personas, una acción, un ideal, etc.


La entrega que quiero postular en este post se acerca más a la última definición, aunque sigue siendo incompleta. Una definición no se acerca a la esencia del sentimiento de "entrega" al que quiero hacer referencia:


La entrega en el campo espiritual: Hay muchos tipos de entrega dentro de este campo y en todas prima la pasión. Me voy a centrar en el amor.

Quien se entrega en el amor no puede hacerlo a medias, no puede actuar ni fingir, tampoco interpretar, ni ser cauto, coherente, racional.

Quien se entrega en el amor es impulsivo, es desenvuelto, pierda cualquier tipo de prejuicio.

La entrega no tiene edad, ni condición social, raza o fronteras. En la mayoría de los casos carece de lógica o explicación.

La entrega es confianza, devoción.

La capacidad de entrega es un don y cuando se comparte con quien es depositario de esa entrega es la dicha al completo.

Ningún diccionario puede definir este tipo de entrega, pertenece al campo de los sentimientos más profundos, carentes de intereses personales, devolución o reclamación. Egoísmos o conveniencias.


Flor




viernes, 22 de febrero de 2008

Sobre el cuento.


Siempre hemos oído contar un cuento. Incluso algunos lo hemos escrito. Forma parte de nuestro acervo cultural. Los llevamos dentro. Está en nuestro subsconsciente colectivo. Alrededor de una hoguera una figura mayor, tal vez el hechicero, relata a su calor, entre las luces y contraluces que las llamas provocan, alguna historia a niños y no tan niños, que miran arrobados esa figura que les transporta más allá de su realidad real. ¡El lobo!... Dice Nabokov que hay magia en la combinación de las palabras del pastorcito. Según él, ese niño fue el hechicero del que salieron todos los cuentos. Cuentos en todas las culturas, en todos los pueblos y en todos los tiempos. Poe, Kafka, Borges, Konrad, Kipling, Cortázar, García Márquez, Melvill
Cuando se comienza a contar un cuento se abre el apetito de escuchar y éste alimenta el de contar. Y el que cuenta siempre oye una voz en su interior, que surge de todas las voces de los que han contado, obligándole a seguir contando. Es todo un placer contar un cuento. Es todo un placer escribir un cuento. Érase una vez…, Once upon a time…
Y todo surgió en Mesopotamia (donde casi todo, y donde hoy casi nada), en las montañas de Irak y sus alrededores, donde según la tradición debió estar el Paraíso de donde fuimos expulsados, allí donde se contaban los cuentos a la luz de las llamas. Allí nace el Gilgamesh, y se va a la India y surge el Mahabharata, y se va a Israel y aparece la Biblia, y sigue en Europa con Bocaccio y en el mundo musulmán con Las mil y una noches.
El cuento es la esencia de la Literatura. De ahí quizás una de las frases más hermosas que he leído nunca. De Dostoievsky, cuando en sus Noches blancas dice: "Era una noche prodigiosa, una noche de esas que quizá sólo vemos cuando somos jóvenes, lector querido".
Debemos seguir contando cuentos, y como ya no es posible en la magia de las noches de plenilunio arropados por el amarillo de la hoguera, hagámoslo con la magia del sonido de una pluma rasgando el papel al escribir sobre él.
Diego Jurado Lara

jueves, 21 de febrero de 2008

Scribd

Me atrae mucho la idea del conocimiento global. Hace no muchos años planeé un relato en el que el planeta almacenaba todo el conocimiento de las civilizaciones que lo habían habitado. Entonces, esa idea parecía exótica. A día de hoy, cualquiera que leyera ese relato identificaría la memoria planetaria con Internet.

Afortunadamente, cada vez estamos acostumbrados a compartir el conocimiento, gracias a una filosofía incipiente similar al karma oriental: si me beneficio de la comunidad, me siento en deuda con ella y le devuelvo el favor. En mi caso concreto, esta forma de pensamiento me ha permitido publicar mis fotografías, artículos y libros, eliminando los temores del pasado.

Sin embargo, nada sería posible sin las herramientas. El otro día descubrí Scribd, un repositorio de documentos muy cómodo, agradable y preparado para la comunicación, las relaciones sociales y el intercambio de ideas. Maneja una gran variedad de formatos y dispone de iPaper, un magnífico visor de ficheros online.

Evidentemente, ya he subido el pdf de Lapso para compartirlo con mucha más gente. Con el tiempo, conforme vaya encontrando documentos de utilidad, los iré colgando en Scribd, ya que alcanzarán una audiencia mucho mayor que en mis blogs y pertenecerán a una base de datos centralizada, cuyas búsquedas son muy específicas. Si todos hacemos lo mismo, las diferencias entre mi relato nunca escrito y la realidad, serán meramente estéticas.


Read this doc on Scribd: Lapso


Enlaces relacionados

Día Internacional del Idioma Materno 21 de Febrero

El Día Internacional de la Lengua Materna, fue proclamado por la Conferencia General de La UNESCO en noviembre de 1999. Anualmente, desde febrero del 2000, esta fecha es observada con el objetivo de promover el pluralismo lingüístico y la diversidad cultural. Las lenguas son el instrumento de mayor alcance para la preservación y desarrollo de nuestra herencia cultural.

Toda iniciativa para promover la difusión de las lenguas maternas servirá no solamente para incentivar la diversidad lingüística y la educación multilingüe, sino también para crear mayor conciencia sobre las tradiciones lingüísticas y culturales del mundo e inspirar a la solidaridad basada en el entendimiento, tolerancia y diálogo.

La desaparición de numerosas lenguas está empobreciendo nuestra diversidad cultural: de las 6.000 o 7.000 lenguas del mundo, unas 3.000 están en peligro de desaparición. Por esta razón, se creó el día internacional del idioma materno en 1999, con el objeto de promover el reconocimiento y la practica de las lenguas nativas, en especial las de las minorías y grupos indígenas.

¿En qué idioma enseñar?
En muchos países, en especial en los que conviven muchas etnias y grupos indígenas distintos, las potencias coloniales o la etnia dominante han intentado imponer su lengua como el idioma común de esa nación, marginando y despreciando las lenguas de los grupos minoritarios. En el caso de la educación, la imposición a los niños y niñas de un idioma que en muchos casos no es el suyo, les ocasiona muchos problemas y retrasa su aprendizaje. Por otro lado, el no conocer la lengua común de su país también les puede llevar a la marginación y limitar sus posibilidades en el futuro. ¿Qué hacer?, ¿en qué idioma enseñar?

Los expertos reconocen que la lengua materna debe ser una base fundamental del aprendizaje, aunque la adquisición de conocimientos en la lengua nacional -o incluso en una tercera lengua internacional, ex-colonial, como el francés en Senegal, o una lengua indígena dominante, como es el hindi en la India- tiene también ventajas. Amplía la comunicación (son ventanas abiertas al mundo), permite una interpretación diferente de la realidad y ofrece más oportunidades para acceder a una educación superior o a un puesto de trabajo.

Lo ideal es que los primeros cursos se impartieran en la lengua materna y, después, al final del ciclo de primaria, incorporaran una lengua nacional a la suya propia. Además, el mantener en las escuelas la lengua materna es fundamental también para la supervivencia de la propia lengua.

Hogar cibernético...dulce hogar.


Amigos que esperan mientras otros se ausentan
no desesperan sabiendo que el lapsus merece la pena.
Amigos que se alegran al volver a verse
o aquí en Internet al sentir sus presencias.

Los unos a los otros se echan en falta
pues uno estando solo no es nadie ni nada
El primero al segundo siempre complementa
el segundo al tercero y comienza la cuenta.

Amigo que un día te fuiste y hoy regresas
Tu hueco aún vacío, tu sitio, te espera
Nadie lo ocupa nadie lo anhela
Solo a tí y a las buenas nuevas.

Como el ave Fenix tú hoy regresas
Resurges, renaces y aquí te presentas.
Supongo que al grupo ya lo añorabas
Saber de nosotros y nuestras charlas


No dudéis amigos de ello ni un momento
Sólo puedo decir que tras este lapsus he vuelto.


Víctor G.Pérez

Me lo han regalado

Una buena amiga me ha enviado este vídeo y quiero compartirlo con todos vosotros.
Que tengais un buen día!
Un saludo
Flor

miércoles, 20 de febrero de 2008

Sobre el uso adecuado de una valiosa herramienta

Sabemos que nuestro cuerpo en su mayor parte está compuesto de agua. También sabemos que poseemos un cerebro que es físico, sólido, concreto; y una mente que es abstracta. De la misma manera que nuestra piel es un tejido que junta, protege y cubre músculos, venas, arterias, huesos y órganos internos. Todos éstos, físicos, concretos. El órgano más complejo y misterioso, y sobre el que menos información poseemos (en especial, con relación a su potencial) es el cerebro. Gracias a este pequeño, compacto y "circunvolucionado" órgano, poseemos la capacidad de percibir "sentimientos", los que no siempre comprendemos y menos aun dominamos, pero que están allí. Aparecen sin que los llamemos y se van sin que los echemos. Entre todos ellos están los miedos, que vienen incluidos en el producto que somos con una función específica, cual es la de protegernos, permitirnos estar alertas y así poder aumentar nuestras posibilidades de supervivencia. Pero a este artilugio (por llamarlo de alguna manera), nosotros nos encargamos de agregarle otra función: la de auto torturarnos. Sepamos un poco más sobre este eficaz sistema que utilizamos para dañarnos a nosotros mismos.

REFLEXIONES DE UN NIÑO ADULTO
Siendo apenas un niño vivía rodeado de temores. Temor a que sus padres se murieran, temor a que le pasara algo malo a sus hermanos, temor a que alguna gente querida se volviera loca, temor a morirse ahogado en uno de sus ataques de asma, temor a que le desapareciese el pene y se viera convertido en una niña.Temor a que un día ocurriese una enorme explosión y se acabara el Mundo.Dejando de lado este último, que de haber ocurrido hubiese terminado con todo lo demás y luego de ver transcurrida gran parte de su vida, pudo apreciar que ninguno de los hechos que le producían tanto temor, habían ocurrido. Pero tuvo la sensación de que aunque hubiesen sucedido, incluso todos juntos, no le hubiesen hecho sufrir tanto como lo hizo el temor que se infligió a sí mismo durante tanto tiempo.
EL TEMOR
El temor fisiológico en el ser humano, como capacidad, generará la liberación dentro del organismo, de una dosis de adrenalina, permitiéndole aguzar sus sentidos, aumentar la concentración y sentido de alerta y tonificar sus músculos para, en definitiva, estar preparado para neutralizar algún peligro real aparecido. En los animales, la ayuda que el miedo ante un peligro les ofrece, les da la posibilidad, muchas veces, de salvar sus vidas, aún con resultados más asombrosos que los logrados por la especie humana. Pero la constitución del cerebro de una persona y la consecuente desintegración de la masa energética al contacto con el cuerpo tangible, como ya hemos podido observar, produce la aparición de sensaciones y sentimientos entre los que se cuenta el miedo.Pero el miedo o temor que no proviene de un peligro real o inminente, suele ser producto del estado de impureza del amor. Entonces aparecerá este temor injustificado en función de los viajes que nuestra mente realiza hacia el pasado y hacia el futuro. Por ejemplo, quien vivió una situación de peligro o hecho concreto no deseado, en el pasado, imaginará la posibilidad, quizás con sensación de certeza, de que dicho peligro ya inexistente pueda volver a manifestarse en un futuro próximo. El pasado y el futuro no existen. Los peligros para que sean tales, deben manifestarse en nuestro presente, pues de lo contrario no existen. Y mientras no existan sería conveniente que no sintiéramos temor respecto de los mismos pues estaríamos malgastando energías en situaciones inexistentes. En el caso que se dieran las condiciones para concluir que existe una probabilidad cierta sobre la amenaza del peligro en un plazo de tiempo más o menos inmediato, convendría ya, no sumirnos en el temor o preocupación por algo aun inexistente sino "ocuparnos" del tema, intentando tomar todos los recaudos para evitar la aparición de dicho peligro o en el caso de ser inevitable, estar preparados para enfrentarlo y combatirlo. Este tipo de temores no basados más que en reminiscencias del pasado o conjeturas del futuro, suelen derivar en las fobias, malos hábitos producto de las tensiones, neurosis varias y un pronunciado deterioro en el ánimo de la persona basado en situaciones que a veces nunca llegan a suceder. Los comprimidos del tipo Prosac son un fiel testimonio de la dependencia de las sociedades a un fármaco que en última instancia calmará la ansiedad de poblaciones enteras pero que nunca tendrá el efecto de neutralizar los peligros que en realidad se nos presenten. Debemos domesticar nuestra mente para evitar que ésta continúe controlando nuestras vidas y empezar a ser nosotros mismos los que decidamos cuales serán nuestros pensamientos. En última instancia, deberemos entender que si nos sentimos obsesionados por la propagación de un incendio inminente que sólo existe en nuestras mentes (aunque el temor aparezca por la vivencia de un incendio real ocurrido en el pasado), sólo lograremos apagar sus llamas trabajando en nuestro interior. La comprensión de los hechos combinada con ejercicios de concentración y meditación a los efectos de lograr el control sobre nuestra mente es la mejor solución que he encontrado al problema.
Fragmento extraído del libro: El Paraíso Escondido detrás de Nuestras Desgracias,
con DESCARGA GRATUITA en:
http://www.lulu.com.es
Rudy Spillman

domingo, 17 de febrero de 2008

Rincón de Humor

No lo he escrito yo, pero me resultó simpática y original su chispa humorística.
Así pues, he decidido traerlo y compartirlo con todos.

Padre nuestro del buen bloguero

Padre nuestro que estás en la red,
sindicable sea tu web,
vengan a nosotros tus posts,
hágase tu voluntad compartible y remezclable,
danos hoy nuestros feeds de cada día,
y perdona si no publicamos como también nosotros perdonamos a quienes nunca comentan,
no nos dejes caer en la irreflexión y líbranos del copyright.

Rudy Spillman

http://libroabiertorudyspillman.blogspot.com/

sábado, 16 de febrero de 2008

Anarquía Solapada

Vivimos tiempos en que se nos hace cada vez más necesario expresarnos, diciendo con todas las palabras lo que sentimos y pensamos. Retrotraigámonos un tiempo en la historia. ¿Dónde están los "San Martín" de los países sudamericanos, los "Lincoln" de los E.U.A., los "Gandhi" de la India, los "Ben Gurión" de Israel? Y así podríamos continuar indefinidamente nombrando gentes, países, situaciones... remembranzas de un pasado no tan lejano. Pero que ha quedado atrás. Nos abraza cada vez con más fuerza, la sensación de que esos tiempos no volverán.
La tierra se ha podrido. Ya no crece nada sano y pareciera a veces, que no quedase lo qué cultivar en ella.
No hablamos aquí de política. Los personajes históricos mencionados son personas y los personajes de historieta de hoy día intentan serlo. La política la hacen las personas y sólo a ellas me refiero.
Dos palabras que nos han acompañado durante largos años de historia, hoy subsisten tan solo en nuestro vocabulario y nuestra memoria: interés común. Un mal que no reconoce fronteras se ha apoderado de nosotros. Amenaza con extenderse como una plaga hasta abarcarlo todo.
La inusitada expresión de la violencia con sus llamativos matices es sólo un síntoma del germen que nos ataca.
Debiéramos saber unirnos amén de los límites territoriales. Debiéramos saber recordar las sabias palabras de Jean-Jacques Rousseau, en su libro El Contrato Social: "El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado".
Debiéramos poder advertir finalmente, que sólo cediendo de nuestras libertades individuales podremos recuperar como un todo, atesorando bienestar y seguridad.
Sepamos matar el germen y habremos eliminado la enfermedad.
Transcribo a continuación, y a propósito del precedente artículo, un fragmento extraído de mi libro: "Recopilando Reflexiones ¿Hacia dónde nos dirigimos?"
La Violencia
Es sabido que desde hace millones de años el hombre viene evolucionando como todos los seres vivos. Difícil resulta precisar cual es el momento exacto en que el germen de la violencia se instala con las características propias que lo hace en la especie. Es probable que sea con la aparición del homo sapiens, cuyo cerebro muestra características definitivamente diferenciales. Tanto el hombre de Cromagnon como el de Nederthal desarrollan la habilidad de producir fuego, mejoran notablemente la fabricación de herramientas inicialmente utilizadas para la caza, reuniéndose en grupos que encuentran la forma de comunicarse, aun sin idioma pero sí a través de ideas abstractas. No es éste el espacio adecuado donde analizar los motivos por los cuales la violencia se instala en el ser humano con parámetros de crueldad que exceden todo lo imaginable. Pero pensemos que no existe ser vivo aparte del hombre, capaz de ejercer su agresividad hasta el punto de torturar y disfrutar observando el daño causado a sus congéneres.
Pero aun así, hasta hace 20 o 30 años, la violencia en el hombre no había llegado a los niveles de intensidad y proliferación a los que nos hemos debido ir acostumbrando. Basta reparar en las muertes por enfrentamientos, ocurridas en las canchas de futbol, el excesivo y desproporcionado crecimiento de la violencia casera (entre familiares y amigos), destacándose la violencia de género, la que hoy cobra un asombroso número de víctimas entre las llamadas "mujeres golpeadas" o la violencia callejera en manos de la adolescencia, representada por jóvenes cuyas edades nos producen escalofrío; para advertir que en los últimos tiempos algo ha cambiado mucho entre nosotros y en nuestro propio detrimento.
Dejando a un lado los crímenes, la delincuencia, las guerras y otros factores de violencia que siempre han existido, no podemos dejar de mencionar el fenómeno de la aparición masiva en todo el mundo del método "kamikaze" o "bomba humana", que si bien ha existido anteriormente, nunca se había manifestado en las proporciones a las que llega en nuestros días.
La carrera armamentista, el desarrollo y evolución del poder nuclear, químico y biológico nos utiliza a todos los seres humanos de títeres, dependiendo de la salud mental de algunos pocos líderes que decidirán si continuamos con vida o no, según se les ocurra mover los piolines de los cuales nos sujetan, en un sentido o en otro.

El cinismo humano nos lleva a presenciar la lucha de los "buenos" por defender las democracias del Mundo en aras de que los pueblos puedan mantener sus legítimos derechos de decidir sus propios destinos, cuando la Humanidad toda se encuentra a expensas de las decisiones de unos pocos.

Cuando nuestro éxito dependa de la aplicación de violencia, el fracaso de nuestra empresa por haber renunciado a ella, nos proveerá el mayor de nuestros éxitos: la paz espiritual que nos brinda el amor, el que se purificará más con cada renunciamiento que practiquemos por tales motivos.


Rudy Spillman

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viernes, 15 de febrero de 2008

Perfil de Torturador

Un experimento realizado en los años 60 para conocer los motivos y límites de la morbosidad humana a la hora de presentarse la situación de posibilidad de atormentar y torturar a nuestros semejantes. Hubiese deseado que tal experimento, desarrollado en una universidad de un país desarrollado, nos anoticiara sobre las formas de evitar la aparición de semejante decisión.
A veces no es suficiente con averiguar los “porqué” de ciertas situaciones.



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Rudy Spillman

jueves, 14 de febrero de 2008

Carta psicodélica

Tu amor de violenta espuma violácea me va marcando las palabras que debo escuchar, las notas que me deben llenar, la eléctrica fuga de mis dudas. Y de pronto descubro que soy tú intentando fingir un yo.

El otro día, la calle estaba perfumada de alcanfor salido de alguno de nuestros cuentos de Cortázar, y en algún café de esquina sonreía, con nombre tipografiado con Olvetti, una chica que quizá no estaba.

Tanto tiempo juntos me ha ido construyendo una casa donde a veces me quedo un tiempo, pero de la que a ratos me apetece salir y dejar las ventanas abiertas. Y no basta con respirar hondo. No basta.

Los enamorados iban al parque, van al parque, irán al parque al atardecer, como siempre. Y concluirán un perfecto rito que nosotros hemos gastado y acaso perdido. Ahora pienso que sería hermoso seguir su danza de nuevo, pero me pregunto si merece la pena.

Lo que trato de contarte a cachos, a sentimiento mutilado, es que me asfixio y sin embargo quiero seguir. Pero necesito tu mano. Tu expresión estática de póster de Ella Fitzgerald o de James Dean. Tu mirada a veces nula que transmite tanto... de mí hacia ti.

¿Recuerdas cuando nos inventábamos nuestra historia, cuando pensábamos que estaría llena de instantes-selva-sombreados, de frescura-flor, de timidez-niña-eterna? Y se nos olvidó lo más grave: la sombra-gris-tristeza.

Las hojas caen y envidian a las verdes perennes. Pero el Tiempo las compadece y, al poco, renacen más hermosas, más brillantes, renovadas. Y basta un árbol de un bosque oculto; y sobran motivos para estar allí.

No puedo perderte. No puedo abandonar las risas de vivo poema líquido, las broncas de chispa fácil, las reconciliaciones de "whitelabel" y "ronnegrita" entre beso y borrachera. No puedo dejarte en brazos de la nostalgia sólo por las dudas, si al fin y al cabo con dudas te conocí y ellas arroparán mi lecho de muerte. No puedo porque me siento débil y cobarde y el camino es negro y hostil y hay ausencias que dan miedo.

Tú, de mirada-brecha en mi alma, de preciso instante para calmarme y para excitarme, de colchón azul y sábana estampada de naves espaciales, de cosas que son mías como tuyas y de tantos detalles que matan de dulces. A ti no puedo dejarte, a ti no puedo.

Y es que todo era una sorpresa, incluso para mí. Mira, acabo de terminar la carta y no había notado que hoy es "catorcedefeberero-sanvalentín", y me ha alegrado. Por fin un rito, por fin una certeza (tú misma, tu vida, tu amor), por fin las nuevas hojas verdes en mis ratos de primavera naciente.


Enlaces relacionados

Estar en brazos del ser que se ama es algo sublime

Párrafo de una carta: http://www.lulu.com/content/1431634
...El día en que la conocí, no alcanzó a comprender la intención de mi alma, ni logró penetrar en mi cerebro febril, para adivinar, siquiera, que le estaba labrando un monumento de amor, no para enaltecerlo con mi nombre, sino para legárselo a usted como la herencia más significativa y más preciada. Y así, sin darme cuenta exacta de sus anhelos, fue creciendo en mi alma ese amor apacible hacia usted y al que le canto como una Alondra bajo el cielo paradojal de la esperanza.
Quiero que en una de esas tardes apacibles en que las olas llevan la canción de las espumas hacia las arenas doradas, y en que el susurro de las hojas brota de las palmeras como un himno de veneración y de realeza, disfrutemos juntos la puesta del sol en el ocaso, para ver si sobre el cielo borroso de nuestras vidas brilla un nuevo sol...

http://www.lulu.com/content/1431634

Sisnela, entró a ella, seria, serena, erguida, alta la frente, inmutable y fatal, como la más pura de las esposas al más puro de los hogares; y pasaron por el iluminado gran salón familiar, hacia el dormitorio, cubierto de mármol el piso y sus paredes tapizadas en lila; y el gran lecho de caoba, con sábanas de terciopelo, adornado por un acuario, donde voloteaban decenas de palomas blancas y cantaban varios ruiseñores, apareció ante sus ojos.
¡Salve virgen! Dijeron las brisas y las flores.
¡Salve virgen! Cantaron los turpiales encerrados en jaulas de marfil.
¡Salve virgen! Repitieron los ecos de la noche cuando como una paloma que entra al nido, la doncella intocada hundió sus carnes en las bellezas nítidas del lecho.
Él la acarició con sus labios en los lóbulos de las orejas para excitarla, prolongó esa caricia por el cuello de marfil y el pecho adorable, que descubrió bruscamente, haciendo saltar fuera del vestido los senos duros y delicados como dos pétalos de rosa. Los acarició largamente, apasionadamente, devorando a besos las corolas rojas de aquellas flores de nácar, teñidos de un suave color canela. Allí descubrió la belleza de ese cuerpo de diosa, y tuvo orgullo de ver las divinas carnes reposando sobre su lecho, cálido y sensible, hecho de plumas de colibrí; y ya desnuda, quedó bocarriba, casta, pura y radiante, como una Venus emergiendo de las espumas inmaculadas del mar. Él se entregó totalmente a la contemplación de esa Venus en su desnudez de diosa; y en la atmósfera calmada, tibia con los perfumes de su cuerpo, se sentía en el aire algo así como las vibraciones del himno triunfal de su hermosura. La poseyó, suavemente, cuidadosamente, ardientemente, con una pasión tierna, sintiéndola gemir y sollozar bajo sus besos, en el encanto y el dolor de aquella desfloración.
¿Cuánto tiempo estuvieron allí en brazos uno del otro? No habrían podido decirlo.
-Mi amor, a propósito ¿cómo te llamas verdaderamente?- le preguntó él-, cuando ya satisfecha su pasión la miró desnuda sobre el lecho como una margarita desolada.
-¿Yo?- balbuceó ella- como esquivando una respuesta inmediata y cubriéndose con los abrigos de la cama en un gesto noble bajo las claridades lunares...
-Sí, tú.
-Yo, me llamo una mujer.
La repuesta evasiva y extraña, irritó a Yúnier hasta la cólera.
-La respuesta es idiota- dijo él-, ése no es un nombre sino un sexo.
Temerosa de haberlo disgustado, y como un poco miedosa, la joven dijo:
-Perdóname mi amor, no quise ofenderte, pero, ¿te das cuenta cómo me encontraste? Creo que ya cumpliste tus deseos y, además, ¿qué os puede importar mi verdadero nombre? Es que las mujeres que somos de malas, tenemos uno: nos llamamos placer, algunas más felices se llaman: amor y, calló, como angustiada y, quedó muda, como en un abandono inmenso, aspirando un perfume de recuerdos removidos por el verbo profanador. El amor- murmuró Yúnier con un sordo rencor- como en una resurrección súbita de visiones, donde gritara el gran duelo de su corazón...
¡El amor! ¿Sabéis vosotras las mujeres lo que es esa palabra?
-No sabemos de ella sino lo que los hombres nos enseñan, lo que ponen en nosotras para llenar el gran vacío de nuestro corazón; él, es verdad o es mentira según lo dijeron los labios que nos iniciaron en sus secretos; ellos nos enseñan la sinceridad o la falsía; nuestra alma está hecha por la modelación de sus besos; fue la presión de sus labios la que la hizo alma de lealtad o de perfidia; todo iniciador de amor es un modelador de almas; la nuestra está siempre llena de su presencia. Absorto, inquieto, ante la oscuridad reminiscente de esta respuesta, Yúnier, a la vista de ese corazón misterioso, del cual el secreto pugnaba por escaparse como un perfume, dijo:
-Y, la tuya, ¿quién la modeló para el amor?
-¿La mía? Por las formas del mármol se conoce el escultor; no podéis conocer sino mi cuerpo; me siento orgullosa que me hayáis encontrado virgen; mi alma, mi pobre alma, esa no la ha visto sino aquel que la despertó de su sueño de arcilla y, que acaso no verá jamás...
Hundida en la bruma débil, su cabeza perfumada, parecía soñar bajo el vapor cálido del lecho y la penumbra.
En la calma oceánica de esa hospitalidad tan amable y discreta, ambos dejaban dilatar sus sueños por el jardín tentador de los recuerdos, viendo resucitar las horas anonadadas del amontonamiento fúnebre y clamoroso de las inexorables cosas del pasado. Una inagotable onda de pesar brotaba de sus corazones, que parecían tenderse con un largo estremecimiento portentoso hacia el pasado.
Yúnier, inquieto y analista, interrumpió el silencio, y con la calma gris de un psicólogo profesional, interrogó a la joven, que parecía dormida en un dulce poniente de cosas profundas y calladas.
-¿Qué edad tienes?
Ella abrió los ojos, y en sus pupilas color café intenso, pareció brillar un horizonte de devastaciones.
-Diecisiete- respondió débilmente- pero los años de mi corazón son infinitos.
-¿Quién te enseñó a hablar así?
-Aquel que me enseñó a pensar.
-Y, ¿quién fue él?
-El mismo que me enseño a amar.
-Y, ¿dónde está?
-Él, me enseñó también el abandono.
-¿Su nombre?
-¿El nombre suyo? Ahora, llama: dolor, ¿después? Llamará: olvido...
-Ese no es un nombre.
-El, encierra y devora todos los nombres. Y, como si hubiese tropezado con algo la desnudez de su herida, la joven clamó, más que dijo:
¡No me interroguéis, no me interroguéis! ¿Qué os importa mi pasado? Menos aun si es doloroso y triste, mi cuerpo ha sido vuestro, ¿qué más queréis? ¡Haz lo que quieras con mi cuerpo pero no toquéis mi alma! y, como si temiese que por debilidad le arrancasen su corazón para mirarlo, la joven trató de incorporarse bruscamente del lecho, pero Yúnier la detuvo, diciéndole: perdóname vida mía, no lo volveré a hacer, y la cubrió con las ropas de la cama, en un gesto de verdadera y tierna delicadeza. Un gran sentimiento de piedad le vino al corazón, ante aquella mujer silenciosa, llena de poesía, tan misteriosa y tan inconsolablemente triste, y el poeta que dormía en él se despertó, y su musa abandonada vino a besarle en esa hora de felicidad sublime y, escribió en su diario prosas asonantadas, lapidarias y sonoras, como queriendo decir: Yo también sé el camino de la inspiración. Y, en esa prosa rítmica, esculpió y cantó el cuadro de su ventura:
“Un silencio rumoroso, idólatra y religioso, un silencio de santuario, había en torno a ese sagrario, donde inerte y descuidada ¡Oh, mi diosa! ¡Oh, mi adorada!
“Y, en la atmósfera vagaban, mil perfumes que embriagaban; y en los ruidos vagorosos, habían besos amorosos, que vibraban y cantaban en el rayo de la luz.
“De rodillas ante el lecho, con las manos en el pecho, conteniendo los latidos de mi pobre corazón, yo en silencio te adoraba y en silencio recordaba, que esa noche ya pasada ¡Oh, mi negra desposada! Te dormiste entre mis brazos, y al reclamo de mis besos y al calor de mis abrazos, se abrió tu alma a mis caricias, de tu amor con las primicias, como al rayo del sol fulgido la rosa abre su botón.
“Y, al mirarte así rendida, recordándote vencida, busqué un sitio y a tu lado, yo el león domesticado la cabeza recliné...
“Y, pensando en el hastío y en el olvido hosco y sombrío, y pensando en que pudieras olvidarme o yo perderte, tuve miedo de la vida, sentí anhelos de la muerte, lloré mucho y en silencio, en silencio te imploré”.
Después se acercó al lecho, y haciendo como había escrito, colocó su cabeza en la almohada y puso sus labios en los de la idolatrada. Sisnela, abrió los ojos, sus grandes ojos de zafiro, somnolientos, echó atrás su cabellera, río de espigas luminosas, puso los brazos en cruz, y se desperezó indolente con un gesto de ninfa acuática, mientras la luz jugueteaba en los bellos jazmines de su cutis, centellando en el polvo de oro de sus encantos desnudos.

San Parlanchín


Amaneció. Un nuevo día, doña vida me espera en el callejón, acompañada de algunos amigos, don amor y don dinero, y entre ellos me patearían el culo nuevamente. El único lugar seguro se constituye en cuatro paredes, siempre y cuando no haya otro corazón latiendo demasiado cerca.
Salgo a dar un paseo, son las diez de la mañana, la gente esta muy emocionada, compra regalos, hay muchas parejas tomadas del brazo. Hoy es San Valentín.
Entré a una pequeña cafetería, Lina la joven mesera me toma la orden, me guiña un ojo y me da su saludo: - feliz San Valentín. – Igualmente –le contesto.
Huevos revueltos con tajadas y café con leche. Mi desayuno.
Por alguna maldita razón estos días se encargan de deprimirte un poco mas, te estrujan el corazón, o lo poco que queda de el. En la noche será sencillo, saldré a tomarme un par de tragos, una que otra muchacha sola, tirar algo de conversación, un par de tragos, risas, etc. Y al final ya sabemos como termina la cosa, en la mañana veré a una desconocida desnuda a mi lado, quizás no hablemos mucho, de repente viene una absurda timidez, y hasta excusas sobre todo de parte de ella (no acostumbro a hacerlo la primera noche – yo no soy así – no piense mal de mi, etc) . jejeje, claro uno lo toma normalmente, - tranquila preciosa- algo así terminare diciendo. El asunto posiblemente sea de un par de citas más y después se esfumara. Tengo experiencia en esto.
Abandono la cafetería, el ambiente es el mismo, una especie de romanticismo esporádico. Una fecha que comercializa el amor.
Voy camino a la biblioteca y en la acera alcanzo a ver un indigente acompañado de una niña, este triste paisaje me hace tragar saliva, pobre gente. ¿Pensaran también en san Valentín o navidad, en que pensaran?
Arrojo un par de monedas en su sombrero y el tipo me saluda. - Dios le pague.
Esa gente y yo somos igual de miserables, aunque yo vista un poco mejor. Por un momento pensé, Dios me debe una fortuna.

San Valentín

Día comercial. Inventado para vender,
... reutilizado para querer.
Desde el cyberamor al carnal.... Desde el platónico al real.
Comencemos a preparar un día especial.
Que podamos reinventar.
Que sirva para recordar que sabemos amar.
Flor
Cuando se está enamorado, comienza uno por engañarse a sí mismo y acaba por engañar a los demás. Esto es lo que el mundo llama una novela.
Oscar Wilde

miércoles, 13 de febrero de 2008

EL CAMPESINO Y EL MAESTRO

Un relato de amor, lucha, desgracia... comprensión y esperanza.

...el campesino llevaba tres días caminando por el desierto, sacudido y golpeado por los fuertes vientos que casi lo tumbaban, castigando su agrietado rostro con el arena que se fijaba en sus mojadas mejillas de tanto llorar. Iba en busca del Maestro, el que le habían dicho que vivía allí. Él nunca había estado en el desierto pero debía encontrar una respuesta a su pregunta. Y sólo el Maestro se la podía dar. Los cuatro puntos cardinales mostraban lontananza el mismo paisaje, desierto, arena, dunas, todo movido por un viento que no se cansaba de agitarse. Todo se mezclaba a lo lejos con un cielo gris de nubes igualmente sacudidas y desintegradas. El desierto lo abarcaba todo como si fuera lo único que existía.
El cuarto día llegó con reminiscencias de un sol rojo y amenazante que aun se escondía entre las lejanas dunas, cuando el campesino divisó a lo lejos una carpa de lona blanca que parecía reflectar más luz que la del propio día. Supo enseguida que el Maestro se encontraba dentro. A medida que avanzaba hacia la extraña carpa su corazón latía fuerte y cada vez más de prisa. Un corazón que se había debilitado por tanto dolor. Cuando estuvo frente a la misma se detuvo por un momento y sólo escuchaba el incesante ruido del viento y el de la lona sacudiéndose. Acto seguido, escuchó una voz melodiosa desde el interior de la carpa, que detuvo por un momento todos los ruidos:
-Entra hombre... vamos, te estaba esperando-
El campesino traspasó la puerta de lona que colgaba y ya dentro todo se calmó. No hubo más viento ni ruido alguno. Parecía haberse trasladado a otro lugar. El afuera y el adentro no coincidían. El lugar era mágico. Sus lágrimas se secaron y el dolor de su corazón desapareció.
Temeroso y con cierta inseguridad penetró dentro y se quedó parado mirando al Maestro, mientras éste a su vez le sonreía y con un ademán hecho con su brazo izquierdo lo invitaba a sentarse sobre un acolchado almohadón colocado en el suelo frente a él. Hasta el momento el Maestro no había hablado. Era un hombre difícil de describir, incluso para el campesino. Supo en ese momento, que el Maestro era como lo veían los ojos del que lo miraba. Y eso lo reconfortó. Quedaron mucho tiempo mirándose uno al otro sin emitir palabra alguna. El silencio era extremadamente placentero. Pero de pronto, como todo, se rompió:
-Ya se que todo el dolor por el que haz hecho tan largo viaje, para verme, ha desaparecido... pero está bien...-
y le volvió a sonreír amablemente:
-así debe ser para que puedas entender la respuesta a tu pregunta, pues tú mismo sabrás responderla-
Cerrando los ojos y juntando sus manos, le dijo al campesino:
-haz tu pregunta, hijo mío-
Y quedó tieso como una estatua hasta que el campesino se decidió a hablar:
-Maestro-
ya sin emoción en su corazón, bajó su vista mientras el Maestro permanecía en la misma posición y con sus ojos aun cerrados y empezó a hablar envuelto en una fuerte sensación de estar allí solo:
-Maestro- dijo el campesino nuevamente,
-viví una vida de trabajo, sólo dedicado a mi esposa y mis tres hijos. Como todos en esta vida hemos pasado momentos buenos y momentos malos, entre los que debimos soportar la terrible enfermedad de mi esposa, de la cual por suerte se repuso; las inundaciones y luego la plaga que nos arruinaron por completo las cosechas, dejándonos en la ruina. Luego perdimos todo el rebaño de ovejas en manos de una voraz manada de lobos. Todo ocurrió en diferentes épocas de nuestras vidas. Y siempre supe entender al destino porque de mi padre aprendí de joven, que existe un paraíso escondido detrás de cada una de nuestras desgracias. Y así siempre sucedió. Todos nuestros problemas se fueron solucionando y siempre con paciencia supimos esperar hasta que el destino nos mostrara que todo lo que había ocurrido era lo mejor para nosotros... Esto, mi padre lo aprendió de Usted, Maestro...-
A esta altura del monólogo el campesino supo que ya no sería interrumpido por el Maestro, el que mostraba un rostro por demás complaciente que parecía saber como continuaría el monólogo de aquel hombre y cual sería el desenlace.
-Yo siempre supe esperar con paciencia y con el paso del tiempo y la observación, siempre llegaban las respuestas mostrándome que lo que había sucedido había sido siempre lo mejor por más doloroso que nos hubiese resultado-
De pronto el hombre sintió la boca y la garganta secas y colocando una de sus manos sobre el cuello, le habló al Maestro:
-Por favor Maestro, ¿podría darme un vaso de agua?-
El Maestro, tieso aun y en la misma posición adoptada desde el principio, murmuró en voz muy baja:
-Mueve tus mandíbulas como si estuvieras mascando algo. Sentirás tu propia saliva mojando tu boca y tu garganta. Haz este ejercicio hasta que sientas que ya es suficiente y luego continúa hablando-
El campesino pudo ver los labios del Maestro moverse apenas un poco sólo para emitir aquellas palabras. Fue todo lo que se movió de él y volvió a su solemne quietud. El hombre hizo lo que el Maestro le dijo. Su boca y su garganta se mojaron y pudo continuar hablando:
-El último otoño se adelantó. Nos azotaron fuertes vientos, lluvias y tormentas. Pedro, el mayor de nuestros hijos empezó a sentirse mal una mañana. Aun así, quiso ir a los campos para salvar parte de las cosechas y resguardar los animales de las fuertes tormentas. Durante la noche su salud empeoró. Tuvo mucha fiebre. A la mañana siguiente deliraba. Preparé la carreta y el caballo para llevarlo al pueblo en busca del médico. Mi esposa quiso acompañarme y los pequeños críos no podían quedar solos en el rancho. Así fue como todos viajamos al pueblo. Los esfuerzos hechos por el médico fueron en vano. Cuando llegamos con Pedro hasta lo del médico, el niño agonizaba. Tenía neumonía. Murió esa misma noche. Mi esposa y yo quedamos destrozados. No podíamos siquiera juntar las fuerzas necesarias para enterrarlo. La hermana de mi mujer y su esposo llegaron al lugar y nos llevaron con ellos, a su casa en un pueblo cercano. Se ocuparon del cuerpo de Pedro y de atender a los críos. Nos quedamos unos meses con ellos y les estuvimos muy agradecidos. Pero desde entonces no hacemos más que buscar y buscar...-
El recuerdo de aquellas vivencias derritió témpanos de lágrimas acumuladas en el corazón del campesino. Agotado, por tener que revivir esos hechos, continuó hablando. Hizo un último esfuerzo sabiendo que aquel monólogo llegaba a su fin:
-Maestro, ¿qué paraíso puede haber escondido detrás de semejante desgracia?-
Entonces, por primera vez, el Maestro abrió sus ojos y se movió. Se levantó del suelo con lentitud y fue en busca de un tazón de porcelana oscura conteniendo un brebaje que humeaba:
-Bébete este té, hijo mío. Luego intenta dormir un rato-
Para lo cual le acercó otro almohadón más grande:
-Cuando despiertes habrás encontrado respuesta a tu pregunta y podrás volver con tu familia-
El Maestro enfiló hacia la salida de la carpa. A espaldas del campesino colgaba la puerta de gruesa lona. El hombre giró su torso para observar. No creía que el Maestro, así sin más, abandonaría su propia carpa. Pero así fue.Lentamente y sin pronunciar palabra, el Maestro abandonó el lugar.
El campesino tuvo un impulso por seguirlo, pero recordó el mandato del Maestro y se recostó sobre el otro almohadón. Quedó dormido casi en forma inmediata.
El campesino soñó su propia historia y la de su familia. Sonó con los momentos previos a la enfermedad de su hijo Pedro. Soñó con otra versión de la historia y pudo enterarse de qué hubiese acontecido si su hijo no hubiese enfermado.
Al día siguiente al de la neumonía de Pedro, exactamente cuando el niño agonizaba y moría, haciendo vanos los intentos del médico por salvar su vida, una tribu indígena con sed de sangre llegaba a la zona donde su rancho se encontraba ubicado. Encontrarían todo vacío y continuarían su camino hasta llegar a un rancho vecino. Cuando la tribu abandonó el lugar, los siete integrantes de una misma familia que allí habitaban yacían colgados de los árboles que rodeaban la casa.
El campesino despertó sobresaltado al ver tan claramente los siete cadáveres colgando. Buscó los almohadones. Miró a su alrededor buscando la carpa que lo había cobijado del incesante viento, pero no encontró nada.
Se encontraba tendido en la cama de madera de roble, en la habitación de adobe de su propia casa. Mientras su mujer preparaba el desayuno aquella mañana, él pudo ver asomarse al mayor de los críos. Ya tenía la edad de Pedro cuando tristemente los había abandonado."

Fragmento extraído del libro: El Paraíso Escondido detrás de Nuestras Desgracias
con DESCARGA GRATUITA en: http://lulu.com.es

http://libroabiertorudyspillman.blogspot.com

Rudy Spillman

TIEMPO. I


TIEMPO

Siempre hundidos, aterrorizados por el miedo impuesto por el miedo; huidos en la vida, a escondidas, por las salas que ocupan el ala más alejada de la morada donde habita el miedo. La noche cubriendo sus pensamientos y ennegreciéndolos.
El azul combinado con el negro me parece de pronto de lo más elegante que se debe llevar en esta situación insostenible en la que vivimos. Siempre vestidos de blanco y no se puede… Negro y azul. No se trata de vestir, sino de ir más allá. De entrar en el color. De entrar en la cualidad del color de las cosas. Arduo trabajo. Lo sé. Pero quién no admitiría ese esfuerzo si el resultado final es salir de la oscuridad a la luz. Mejor moverse y morir que vivir en este eterno deambular de sala en sala.
Mi madre me mira como siempre, como a todos. Como siempre. En sus ojos sólo vacuidad. Pero a veces, algunas veces, se intuye una chispa, un ligero fulgor en sus negros ojos que invitan a algo que no sé lo que es. Recorre las salas buscando nuestras miradas sin buscar. Un día tras otro y otro más. Nos mira desde dentro y hacia dentro. Se mira dentro, donde nos lleva. Nacimos de ella para vivir y vivimos en ella muertos.
El tiempo se hace eterno en este devenir de espacios sin sentido aparente. El tiempo se ha instalado tanto en mí que yo soy el tiempo, o el tiempo soy yo. Lento, lento y negro. Negro y azul. Así es el tiempo. Negro y azul. Los colores que quiero vestir, porque yo soy el Tiempo. Necesito desembarazarme del blanco que me cubre, que nos cubre como una mortaja, como un sudario eterno desde nuestro nacimiento, para poder salir. Y miro en derredor pero no veo. Necesito respirar y no puedo. Los miro y no hay sino ojos vacíos, miradas vacías, lenguas vacías, cerebros vacíos por el tiempo que todo lo ocupa.
Enervante. Desesperante. No hay nada a mi alrededor y sin embargo está lleno. Mis hermanos y yo. Mil y uno. Sólo yo. Y necesito salir pero no puedo. No tengo armas para hacer lo que creo que debo, si quiero.
Mi padre. Nuestro padre nos rodeó de tiempo. Por el miedo a perder. Nos dio todo el tiempo para no perderlo, para tenerlo. Nos metió en nuestra madre de nuevo. Abrió el útero primario, la fuente de toda vida y nos alojó en ella. Dentro del seno materno. Él, fuera. Y aun así él vive como nosotros. Aterrorizado, en su sala que él cree celeste pero que no es sino otro espacio de tiempo inerte, por el miedo. Muerto también. Hundido por su tiempo. Rodeado de él. Rodeado por él. Sin saber que su tiempo es, como el nuestro, solo tiempo. Siempre el tiempo. Matizado por el distinto miedo, pero el mismo tiempo.
¡Maldito augurio! Y mi madre lo siguió. ¡Madre! ¿Dónde estás? Quiero ir contigo. Madre, ven. Madre. Quiero salir de aquí. Me muero, o estoy muerto ya. Muerto en vida. Enterrado en vida. De sala en sala y solamente encuentro tiempo.
Ayer vi en su mirada algo distinto a lo de siempre. Aunque tal vez sea lo que quiero ver y no lo que es realmente. Creí ver algo más que ese amor que necesito. Una chispa de inteligencia hacia mí. Algo que decía a través de la mirada. Esa inteligencia que sólo en las mujeres aparece, o en determinadas mujeres tan sólo. Pero no sé si esa inteligencia supera el amor hacia él. Si esa inteligencia unida al amor hacia mí, hacia nosotros, pero en especial hacia mí, porque sabe, es más fuerte que el amor hacia él. Y el tiempo se agota, porque el tiempo agota el tiempo y anula los sentidos embotando de negra textura cualquier resquicio de salida. Y me muero.
Deambulo como siempre de sala en sala como un lento poseso. Asciendo y desciendo los escalones que me llevan de un aposento a otro y miro esperando lo que sé que no hay, y aun así espero, aunque sé que no hay, que nunca habrá nada, porque el tiempo los ha inmovilizado con sus aterciopelados y suaves brazos, envolviendo sus espíritus de nada, de tiempo. Sólo hay tiempo.

Madre. Hola madre. No te entiendo. ¿Por qué me das esto? ¿Para dominar el tiempo? ¿Para ser el tiempo? ¿Para sacarme de ti? ¿Una hoz? ¿Una hoz para que la utilice cómo? ¿Como herramienta? ¿Como guadaña? ¿Contra ti? ¿Contra mí? ¿Contra mis hermanos? ¿Contra todos? ¿Para cercenar el tiempo? ¿Necesito hacerlo? ¿Por qué? ¿Cómo? Madre háblame. No soy mujer. Sólo soy el Tiempo. ¡Háblame, madre!
Se va, arrastrando su blanca túnica por el pasillo lleno. Se va con esa lentitud con que todos nos movemos. El rostro adusto. La mirada vacua pero hoy distinta, como ayer, y una lágrima que le escurre por la mejilla porque sabe… ¿qué? El amor perdido en el tiempo, en su tiempo. ¿El amor hacia mí le hace llorar o el amor hacia él? No entiendo. No la entiendo. ¡Madre háblame! ¡Explícame! ¿Ninguna palabra sirve para evitar la muerte? ¿Qué me quieres decir con eso? ¡Explícame! Madre, no te vayas. Dime lo que quieres que haga con la guadaña. ¿La muerte? Estamos muertos en el tiempo. Somos tiempo, sólo tiempo. El tiempo lo ocupa todo. La muerte es el tiempo. La muerte es el pasado, el presente y el porvenir. No hay nada. No existe absolutamente nada. Ni siquiera el vacío. No existimos nosotros ni nada de lo que nos rodea. Todo no es sino tiempo. Inerte tiempo. Absoluto pero inerte, como la muerte. ¡Madre!
Se vuelve a intervalos, y me dice con la mirada. ¿Qué? No logro aprehenderla. ¿Por qué no te he podido vivir hasta ahora? Te viví entonces, la primera vez que habité tus entrañas, y sin embargo ahora, ahora que el pensamiento está en mí no te vivo y ello a pesar de estar otra vez en ti, dentro, en tu útero. Dos veces vivo. Dos veces muerto. Distintas e iguales. Y el vacío no se llena. Y el vacío me ciega. Y el vacío me descubre que sólo el tiempo es el padre de todo pensamiento que anula la razón y el entendimiento. Pero yo no. Quizás por eso, madre, me miras así. Buscando a golpes la inteligencia del amor que seduce al otro amor para hacer. Buscando la inteligencia en los ojos del que puede ver y hacer, porque el amor es más grande que el amor. Tal vez si me dijeses qué o por qué, entendería mejor las razones. Estoy en tu vientre y estoy abandonado. Estoy en tu vientre y estoy necesitado. ¿Por qué nos abandonaste? ¿Por qué lo permitiste? ¿Por qué siempre un amor debe imperar sobre el amor? ¿Qué es esto madre? ¡Háblame! ¡Maldito augurio de muerte en vida! ¿Para qué me pariste si me dejas al albur del tiempo? ¿Para que me sacaste de aquel paraíso y me bajaste a la casa del inframundo donde sólo hay tiempo? ¿Cómo es posible que tu vientre, mi paraíso amado, sea más triste y vacío, ahora, que la morada más fría del inframundo? Dependo de ti y no me dices nada. Sólo me das la hoz, pero no me dices nada. Dependo de ti y sólo me miras. Buscas donde no se puede encontrar. No soy una mujer. Tú sí. Yo sólo soy el señor del tiempo. Sólo soy el tiempo. Gastado. Agostado. Pero sólo eso. Tiempo. Me siento inútil con esta hoz en mis manos. ¿Esperas que pague el sacrificio que hiciste por mí, por nosotros? ¿No te satisfizo su amor? …….
Diego Jurado Lara