Escritores Club forma parte del portal de literatura Escritores Libres y pretende convertirse en una propuesta cultural innovadora, capaz de ofrecer al lector la oportunidad única de conocer sus autores favoritos y dialogar con ellos directamente, sin intermediarios. Hemos reunido los mejores escritores independientes del panorama literario actual, dispuestos a ofrecernos su talento y sus valoraciones, no sólo sobre sus obras, sino sobre la literatura en general y el mundo que la rodea.

Esperamos que encontréis aquí respuestas a algunas de vuestras inquietudes y también un momento de esparcimiento, acompañados de la mejor literatura.

sábado, 30 de mayo de 2009

Envidia de abuelos

Un vídeo con humor, vitalidad, jovialidad de abuelos que alimentan el niño interior.



Aprovecho este vídeo para presentarles un blog nuevo "Jubilación activa".
En homenaje a la edad de oro.

viernes, 22 de mayo de 2009

El método Suzuki


El método Suzuki es un método para aprender a tocar un instrumento musical. Orientado a niños en edad temprana.

El Dr. Suzuki no desarrolló su método para entrenar a músicos profesionales, sino para ayudar a los niños a desarrollar sus capacidades como seres humanos.
Gracias a su vida y obra, el Dr. Suzuki ha inspirado a miles de padres y profesores a educar a los niños como seres humanos amorosos mediante el método de la lengua materna de educación musical. En el ambiente alentador fomentado por el método Suzuki, los niños aprenden a disfrutar de la música y desarrollan confianza, autoestima, autodisciplina y concentración, así como la determinación necesaria para intentar hacer cosas difíciles, cualidades que tanto se necesitan en nuestro tiempo. Como Pablo Casals comentó, con ojos llenos de lágrimas, tras escuchar tocar a pequeños estudiantes Suzuki, "quizás sea ésta la música que salvará el mundo".

Shinichi Suzuki fue violinista, educador, filósofo y fue considerado un humanista. Ejerció una profunda influencia en la educación de su país y en otros lugares del mundo.

Suzuki basó su enfoque en la hipótesis de que la habilidad musical no es un talento innato, sino una destreza que puede ser desarrollada. "Cualquier niño a quien se entrene correctamente puede desarrollar una habilidad musical, de igual modo que todos los niños desarrollan la capacidad de hablar su lengua materna. El potencial del niño es ilimitado". La filosofía de Suzuki y el método que el desarrolló han afectado a muchos profesores, niños, y familias en muchas naciones. La muerte del Dr. Shinichi Suzuki en enero de 1998 fue un acontecimiento sentido. Pese a la preferencia lógica por pensar que la educación mediante técnicas de estudio, puede nutrir el cerebro de capacidades especiales, la realidad demuestra que lo que fortalece realmente el cerebro es el aprendizaje práctico y solitario, es decir, la autosuficiencia. Posiblemente haya relación con el aprendizaje aleatorio, sin técnicas ni doctrinas, con la genialidad. El Cerebro analiza por sí solo la información y la ordena, no es necesario un orden en la captación de la información, si no un torrente lo más amplio posible de ella (la información).

Pilares del método Suzuki
-Importancia del papel de los padres. Cuando un niño aprende a hablar, los padres actúan eficazmente como profesores. Los padres también tienen un papel importante como "profesores en el hogar" cuando el niño aprende a tocar un instrumento. A menudo, el padre o la madre aprende inicialmente a tocar antes que el niño, con objeto de que él o ella entienda lo que se espera que el niño haga. El padre o la madre asiste a las lecciones del niño y ambos practican diariamente en casa.

-Comienzo temprano. Los primeros años son cruciales en el desarrollo de los procesos mentales y de coordinación muscular en el niño pequeño. Las capacidades auditivas de los niños están también en su apogeo durante los años de adquisición del lenguaje, por lo cual es el momento ideal para desarrollar la sensibilidad musical. El escuchar música debe comenzar en el nacimiento y el entrenamiento formal puede comenzar a la edad de tres o cuatro años, si bien nunca es demasiado tarde para comenzar.

miércoles, 20 de mayo de 2009

"No hagas hoy lo que puedes hacer mañana"

Procrastinación

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Hoy deseo hablar de la procrastinación, un tema bastante difundido en los últimos tiempos. Para quien aún no lo sepa, se trata de una reiterada actitud de características psicológicas por las que el individuo en cuestión postergará reiteradamente "importantes" actividades que le resultan "pesadas" física y/o psicológicamente dando preferencia en esos mismos momentos a "triviales" actividades que le proporcionan placer o a la "inactividad total". La conocida "pereza" es la que nos llevará de la mano al descanso momentáneo mientras pensamos que lo que debemos hacer "ahora" podrá ser postergado para "más tarde" o "mañana". Pero lo más probable es que cuando llegue ese momento volvamos a pensar lo mismo.
Mi intención no es extenderme demasiado en definir o caracterizar un fenómeno sobre el cual cada vez más gente está apercibida sino plantear las diferencias que presentan los diferentes casos y que nos permitirá aclarar confusiones y evitar "meter todas las situaciones dentro de la misma bolsa".

Se suele decir que el individuo posterga una y otra vez una tarea que "debe realizar" en determinado momento. Pero ¿quién decide que la tarea deba ser realizada en ese momento? ¿Y si la persona se siente bien postergando tareas? ¿Si en realidad no le molesta o no la quiere realizar? ¿Y si las postergara debido a que, por ejemplo, es la madre la que lo presiona constantemente para que las lleve a cabo?
He dado sólo ejemplos para poder partir de la base de que para que haya "procrastinación" tiene que haber una previa, auténtica y genuina intención y deseo de la propia persona de llevar a cabo la tarea y que por alguno o varios de los motivos que se mencionan, en forma reiterada no pudiera ejecutarla. ¿Y porqué será importante establecer esta diferencia? Pues porque hace a la diferencia (valga la redundancia) y podríamos encontrarnos frente a casos disfrazados de procrastinación y que en realidad obedecen a intereses externos que intentan convencer a la gente que su falta de productividad y evolución es un defecto psicológico que se hace menester atender puesto que forma parte de una patología del individuo. Pero esto no es así. No siempre. Sólo si dicha persona desea ser productiva, eficiente y evolucionar en un determinado aspecto de su personalidad o de su vida y no lo logra porque se encuentra siempre postergando quehaceres que ella misma debiera ejecutar porque así lo ha decidido, entonces sí se encontraría en el caso de la procrastinación y debiera tomar cartas en el asunto para resolverlo.
Traeré un ejemplo más para aclarar el tema:
Sería lo mismo intentar convencer a alguien de que abandone todas sus diarias actividades para encerrarse en un convento y meditar todo el día que intentar , por el contrario, convencer a un monje para que abandone sus prácticas de meditación y se ocupe de las "productivas" actividades diarias que realmente son necesarias de llevar a cabo. Ambas propuestas serían equivocadas si no fuesen sentidas y decididas genuinamente por la propia persona. Y en ningún caso constituirían procrastinación por parte del individuo que las posterga o que definitivamente no las lleva a cabo puesto que corresponderían al deseo y sentir de otra persona.
Por ello, a mi entender, la procrastinación es un fenómeno que sólo tiene que ver con el propio individuo y depende estrictamente de si todo lo que hace es lo que quiere hacer y se siente bien con ello.
Es sólo mi opinión y me conduzco de acuerdo a ella para evitar que otras personas me manipulen.


Rudy Spillman

martes, 19 de mayo de 2009

La desigual igualdad de la mujer



El siguiente artículo está dedicado a toda mujer y en especial si sufre de baja autoestima.

Cuando el ser humano pretende desestimar algo o a alguien descubre una habilidad especial para encontrar argumentos, crear deducciones, inventar un mundo propio sin ningún asidero y hacérselo creer a los demás. Esto es lo que ha sucedido durante décadas en nuestra equivocada sociedad patriarcal que ha ido creciendo con la idea de que el hombre es superior a la mujer. Si bien han existido también los matriarcados, la historia de la humanidad se caracteriza por una llamativa preponderancia de los primeros.
Es verdad que existen en la constitución física y fisiológica del hombre más posibilidades de desarrollar una mayor capacidad y fuerza físicas por lo cual las competencias deportivas han debido realizarse siempre por separado. Pero punto. Eso es todo. No podemos de ello deducir que somos superiores. Sería como intentar reconocer una superioridad en la mujer porque es la única que puede engendrar en su vientre. Confundimos "diferencias" con "superioridades".
Con el debido respeto, y dejando de lado la religión puesto que no todos la utilizan de guía en sus vidas, el ser humano es la raza predominante en el mundo y esto involucra tanto a la mujer como al hombre por partes iguales. No creo que existan elementos imparciales válidos para que alguno de ellos en forma arbitraria pueda erigirse y declararse superior al otro. Esta es la realidad. Otra cosa será aceptarla. En relación a la capacidad intelectual y afectiva, así como en cualquier otra especie de capacidades considero que no existen diferencias sustanciales y las que se manifiestan sólo están dadas por el hecho de haber incentivado el desarrollo de algunas y cercenado el de otras, en uno u otro sexo, de las tantas funciones y actividades existentes. Las estadísticas, a las que tan proclives somos no muestran más que diferencias en las tendencias provocadas por nosotros mismos merced al incentivo puesto en el desarrollo de una u otra actividad por parte de uno de los sexos. Nunca han demostrado comprobaciones científicas que demuestren la preponderancia de uno u otro en un area específica y si así fuese, ello tampoco ofrecería argumento suficiente para declarar la superioridad total de uno de ambos sexos.
Sin embargo, y a pesar de la positiva evolución que venimos experimentando en tal sentido, no sólo equiparando la mujer al hombre sino mostrando tolerancia y comprensión en otros tantos temas sociales que nos enseñan en cierto modo que no somos quienes para aceptar o no lo que de todas maneras existe y que nos muestra que no todo lo que hay debe ser de nuestro agrado, aparecen aún pequeños y burdos ejemplos que nos dejan entender que el camino no ha sido del todo recorrido.
Uno de estos ejemplos lo constituye la forma despreciativa en que todavía se suele considerar que detrás de un bello rostro de mujer y un agraciado físico se encuentra un ser vacío. No hay expresión más equivocada, peyorativa y humillante que ésta. Fijémonos que no se suele decir lo mismo respecto de un hombre por más atribuciones físicas que la naturaleza le hubiese prodigado. ¿Cuál es la diferencia? La que aún está en nuestras mentes, tanto de hombres como de mujeres. En eso somos totalmente iguales, aunque las mujeres siguen bregando por sus derechos y el reconocimiento de su igualdad frente al hombre, continúan sintiéndose en el fondo algo inferiores. Un error que arrastran a través de culturas y tradiciones y el haberse acostumbrado y sometido a la prepotencia del hombre durante tanto tiempo en vez de haberle hecho frente en nombre de la indiscutible igualdad de nuestra raza.

Gracias a Alberto por el diseño del rostro de mujer.

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Rudy Spillman

sábado, 16 de mayo de 2009

MediCuento



Los medicuentos son historias cortas, pudiendo ser tanto leídas como meditadas. Caracterizados por la condición de servir como relatos de argumento sencillo pero llevadero, a veces atrapante, con una importante dosis de espiritualidad, siendo a la misma vez útiles a los propósitos del ejercicio de una buena meditación (meditación argumentada o guiada). Siempre son poseedores de un fuerte pero sencillo componente psicológico y filosófico.
El medicuento cuenta con un único personaje, se desarrolla en primera persona en un tiempo cronológico de presente exacto, segundo a segundo. Lector, meditador y autor son la misma persona y viven cada secuencia del relato como únicos creadores y protagonistas de la misma historia.
Transcribo a continuación el quinto y último de los "Cinco viajes fantásticos al interior del alma" que dan cierre al libro: MediMente (Meditación para Principiantes) y que conforma en toda su extensión un medicuento y texto central del ejercicio de meditación al que se refiere.

Viaje fantástico al bosque encantado

Luego de mis tareas diarias vuelvo a casa. Cansado pero bien. Satisfecho y con deseos de prepararme algo para comer y descansar. Hogar dulce hogar. Aquí estoy frente a la puerta de mi casa. Lo único que me queda por hacer es introducir la llave en la cerradura y girar. La introduzco en el tambor pero la llave no gira. A medida que los segundos transcurren mi impaciencia aumenta. Entonces fuerzo un poco el giro de la misma pero cuidando que la llave no se quiebre dentro. Y hago lo que mucha gente hace en similares circunstancias. Intento girarla hacia el lado contrario. La puerta siempre se ha abierto empujando hacia adentro, sin embargo lo intento también hacia afuera. Soy presa de un ataque de irracionalidad. A veces, cuando se nos presentan situaciones que nos parecen ilógicas respondemos también sin lógica. Como si la falta de lógica exterior sumada a la interior pudieran dar como resultado algo racional o el arreglo de tal situación. Dejo la llave dentro de su cerradura porque tarde o temprano deberá abrirla. No estoy eligiendo llaves al azar para descubrir si tengo suerte. Hace años que esta llave abre la misma puerta. Una pertenece a la otra y juntas me permitirán finalmente ingresar a mi casa. Me separo de la puerta, tomo distancia, miro a mi alrededor observando cada detalle. No vaya a ser que me he equivocado de edificio. O de barrio, de ciudad. Quizás me equivoqué de mundo y para que mi llave funcione debo regresar al mundo en que las cosas son siempre igual. Las mismas llaves abren siempre las mismas puertas. Observo nuevamente la puerta de ingreso a mi casa, la llave dentro de su cerradura. Me digo a mí mismo: "Ésta ha sido siempre la puerta de entrada a mi casa..." Y me quedo pensando: "¿Podría ser acaso que en algún momento dejara de serlo?" Y arremeto contra la puerta en un nuevo intento por abrirla.
Dicen que "la tercera es la vencida" y debe ser verdad, en cierto modo, pues al tercer nuevo intento la llave se parte en dos. Una parte queda dentro de la cerradura y la otra en mi mano. Decepcionado y habiendo perdido un poco los estribos, situación que rechazo sobremanera debido a que muestra mi falta de control y mi necesidad de poseerlo, doy un fuerte puntapié a la puerta con mi pierna derecha. Al seco ruido provocado por mi patada se le agrega el largo rechinar de bisagras herrumbradas. La puerta se abre apenas un muy corto tramo. Mirando la parte inferior de la misma puedo observar lo que la ha frenado en su apertura. Ahí veo asomarse restos de tierra, pastos, yuyos, raíces, plantas. Ya no está el hermoso y brillante piso de mármol que lucía hasta hace un rato en la entrada a mi casa. 
Guardo el inservible trozo de llave en mi bolsillo y me lanzo sobre la indefensa puerta como si ésta fuera la causante de todos mis males. Sabiendo que ya no se trata de cerraduras y llaves, la empujo con todas mis fuerzas aplastando a mis pies algunos yuyos, exprimiendo la clorofila de vivas y verdes plantas, levantando el polvo de la tierra caliente. La puerta cede algo más dejando el espacio necesario para introducirme. Lo hago, y veo salir volando una mariposa de mi casa. Pero ahora que estoy nuevamente dentro puedo saber que mi hogar dulce hogar ya no está. Que la mariposa apareció de un bosque que pareciera estar encantado... y que dudo mucho que pueda adaptarse al lugar adonde voló.
Una fuerte ráfaga de pesado viento cargado de tierra y hojas me golpea derribándome. Cierro mis lastimados ojos y escucho junto con el del viento el sonido de un fuerte portazo a mis espaldas. Y seguido el débil rugir de una fiera. ¡No puede ser! ¡Esto es demasiado! Abro mis ojos todavía irritados y veo avanzando hacia mí un portentoso león... caminando pero siempre en mi dirección. Se encuentra a unos veinte metros de distancia. Giro instantáneamente mi cabeza hacia atrás en busca de la puerta. Pero ya no está. Todo es bosque. Un hermoso bosque encantado, lleno de marrón, dorado y verde. Un lugar donde los rayos del sol parecen danzar con la tupida vegetación. Pero el rugido de la fiera y su lento avance hacia mí me dice que puede que todo no sea tan hermoso como parece. Al menos no para mí. La verdad es que no sé qué hacer. Escapar corriendo de semejante amenaza sería tan ridículo como haber intentado abrir la puerta girando la llave en sentido contrario. Hoy parece ser mi "día de los ilógicos". Me levanto y camino en dirección al león mientras él no deja de avanzar hacia mí. Vuelve a rugir más fuerte. Ya está muy cerca. Me mira y acelera el paso ¿Qué será de mí? ¿Qué será de la mariposa... ya del otro lado? ¿Estará ella más segura que yo? Entonces comprendo que la seguridad nos la brindamos nosotros mismos y nuestra forma de encarar cada situación en la vida. Y no tanto las situaciones o los lugares en los que nos encontremos. ¡Pero el animal cojea! Me acerco a él sin temor. Apenas unos metros nos separan. Cuando observa que me acerco amigablemente se detiene. Su pata trasera derecha sangra y lleva adosada un aparato que parece ser metálico. Vuelve a rugir. Ahora mis oídos identifican el gemido de dolor. Cuando no sabemos interpretar bien una situación debemos esperar hasta poder recabar más datos. Deseo mucho poder ayudar a esta fiera que sufre. Acaricio su melenuda cabeza, irresponsablemente, sin tomar en cuenta que pueda ser la última vez que vea mi mano. O que vea. Pero la bestia se recuesta sobre uno de sus costados y empieza a lamer su herida. Con suavidad, sin prisas, me siento al lado de su trasero, bastante alejado de su cabeza, considerando que se trata de un animal enorme de unos cuatrocientos kilos de peso. Acaricio una zona más elevada de la misma pata pero que no se encuentra herida. Pienso que en la vida a veces se hace necesario mostrar nuestras intenciones además de tenerlas, para evitar molestas confusiones. Con un poco de esfuerzo levanto su pata herida y muevo apenas el extraño aparato, que parece una trampa. El león emite un estruendoso rugido de dolor e inclina su enorme cabeza hasta mí. El hálito de sus fauces me envuelve mientras comienza a lamer su herida y parte de mi mano que sostiene su pata. Luego me echa una mirada y continúa lamiendo sólo mi mano y parte de mi brazo. Me concentro en el aparato. Son como dos mandíbulas metálicas con afilados dientes cada una. Gran parte de ellos clavados en la pata del animal. Las mandíbulas están unidas por un perno largo. En uno de sus lados alcanzo a ver una pequeña abertura con cierta profundidad. El animal ahora me huele. Huele mi piel transpirada. Sólo espero que mi olor no despierte su apetito.
Me desconecto por un segundo de tan delicada situación y observo a mi alrededor. Todo es silencio y quietud. Nada se mueve. Un hermoso bosque que en este preciso momento más parece una pintura que naturaleza y realidad. ¿Estará todo en esta dimensión atento a lo que sucede? La fiera me mira y espera. Sin pensarlo dos veces, me decido y acerco ambas manos al extraño aparato. Con todas mis fuerzas intento abrirlo, separar sus metálicos dientes clavados sobre la pata del animal. Las fauces de la bestia se abren mostrando su interior del que sale un rugido paralizante. Sólo veo el tamaño de sus colmillos y decido renunciar a mi intento. Quedo mirando el artilugio. El depredador ha cerrado sus fauces. Yo continúo mirando las mandíbulas metálicas mientras siento su áspera y larga lengua recorrer mi mano y parte de mi brazo. Mi vista queda fija en el costado del aparato, donde el perno une las dentadas mandíbulas. Vuelvo a observar esa pequeña abertura, extraña hendidura en el metal. El animal ahora me mira, sólo me mira y espera.
Sin quitar mi vista del ombligo metálico, meto mi mano en el bolsillo y extraigo la parte de la llave de la puerta de mi casa que me ha quedado. Casi sin pensar la introduzco en la ranura y giro. El artilugio cede en su presión, se desarma. Intento quitar los dientes metálicos de dentro de la carne del león pero su rugir me advierte que no prosiga. Me detengo de inmediato. Observo con qué facilidad y destreza el animal se deshace del artilugio y comienza nuevamente a lamer su herida, ya libre otra vez.
Lamidos de curación y lamidos de amor se suceden, unos a otros. Los primeros sobre la pata herida, los segundos sobre mi mano, mi brazo, mi cara. Pienso: "Cuánta más verdadera comunicación puede haber sin palabras". Escucho trinar de pájaros, mezclados sonidos de todas las especies animales. Una cómoda brisa viene a avisarme que todo está bien. Vuelvo a mirar a mi alrededor. Encuentro un bosque lleno de vida. La naturaleza se ha compensado a sí misma.
Me incorporo para irme, aunque en realidad no se adónde. Me encuentro encerrado en mi propia libertad. Pero esto me suena como demasiado mundano, terrenal. Camino... camino... no tengo por ahora otra cosa que hacer, más que caminar. Mi félido amigo aún cojea, pero está a mi lado, no deja de acompañarme. Y mientras camino, pienso: "Cómo es la vida, una situación que debiera ser en extremo peligrosa de pronto se ve convertida en otra de máxima seguridad y protección". ¿Podremos saber con certeza alguna vez lo que nos deparará el instante que llegue luego del que estamos viviendo? Por suerte no.
En un tramo del interminable bosque mi amigo se me adelanta señalándome un inmenso y robusto árbol más grande que una casa. Y se encamina hacia él. Su diámetro debe superar fácilmente los diez metros. A medida que me acerco puedo observar una clásica abertura oval de aquellas que suelen presentar algunos árboles de cierto tamaño. El animal me mira y yo a él. Avanzo acelerando mi paso hacia ese orificio cuya altura supera la mía. Nos miramos nuevamente con mi mascota cuando veo salir un insecto volando de dentro del árbol. ¡Es la misma mariposa! Y ya sin la más mínima duda entro dentro del árbol. Finalmente, he vuelto a casa.

El texto completo del presente "medicuento" ha sido grabado en MP3
y podrá ser descargado en el siguiente enlace:
o en el blog LIBRO ABIERTO:



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Rudy Spillman

lunes, 11 de mayo de 2009

El niño que aprendió a escribir cartas de amor

Relato ganador del I Certamen de Narrativa Breve Castillo de las Águilas (Jaén)



—Abuelo, ¿me enseñas a escribir cartas de amor?
El anciano levantó la vista del libro y miró con fijeza a su nieto, como si acabara de verlo por primera vez. Los ojos serios del niño le indicaron que para él aquello no era ninguna broma, así que reflexionó sobre la respuesta más adecuada. Sergio era callado y tímido, muy responsable a pesar de sus doce años recién cumplidos. Le habría costado mucho pronunciar aquellas palabras, él no podía defraudarlo.
—Claro, ¿cuándo empezamos?
Sergio no esperaba que su abuelo aceptara con tanta naturalidad, llevaba preparada una historia para hacer frente a todos las preguntas indiscretas del anciano, pero éstas no se produjeron, así que se calló, aliviado.
Había acudido a su abuelo porque su madre una vez le contó como se habían enamorado sus padres, los abuelos de Sergio. Recordaba especialmente unos palabras que se le quedaron grabadas a fuego en su memoria: “Tu abuelo escribió una carta de amor tan maravillosa que cuando la abuela la recibió, estuvo llorando durante dos días, nadie se explicaba los motivos del llanto. La llevaron al médico, le dieron unos calmantes, pero ella no podía dejar de llorar, las lágrimas resbalan por su cara como un río desbordado y, lo más curioso de todo, es que en su boca se había instalado una sonrisa.”
La imagen de su abuela con el rostro lleno de lágrimas y sonriendo no se iba de su cabeza. Él no la había conocido, murió joven, sólo quedaban sus fotografías, que el abuelo conservaba con sumo cuidado y que a veces se las mostraba, tratándolas con la delicadeza que merecen los objetos valiosos.

Sergio salió de la habitación feliz, había quedado con su abuelo para mañana, después del colegio, estaba seguro que aquella carta de amor cambiaría su vida.

—Hola Sergio, ¿has estudiado mucho? Hoy tenemos el examen de mates, lo recuerdas ¿no? Ayer no te vi por el messenger.
—Estuve estudiando, ¿cómo me voy a olvidar de un examen? —dijo Sergio con fastidio—Oye, Silvia, ¿puedo contarte un secreto?
—Soy toda orejas, dime.
—Mi abuelo me va a enseñar a escribir cartas de amor.
—¿Qué?
—Tú eres mi mejor amiga ¿verdad?
—Eso dices siempre—contestó la niña mirándolo con curiosidad.
—Voy a contarte algo. Estoy enamorado. Me gusta Lucía, y he pensado en decírselo. Quiero que sea algo especial, nada de mensajes al móvil, eso es lo que hacen todos. Yo le escribiré una carta de amor.
—Vaya..., que callado te lo tenías—la voz de la chica tembló un poco al continuar—nunca imaginé que te pudiera gustar esa pija. Pero guardaré el secreto, sólo te pido una cosa a cambio, que me cuentes todo lo que tu abuelo te vaya enseñando, será divertido.
—Lo haré—dijo Sergio con seriedad—gracias, eras la mejor.

La niña agachó la cabeza y se concentró en repasar las ecuaciones. Sergio la miró un rato, había algo extraño en la actitud de Silvia, sus palabras parecían forzadas, igual que su sonrisa. Se olvidó pronto de ella, acababa de entrar Lucía, agitando su melena rubia.

Los chicos estaban sentados en una esquina del patio, Silvia llevaba unos vaqueros desgastados y una camiseta de su equipo de fútbol. No es como las otras chicas, pensó Sergio, quizás por eso le gustaba tanto estar con ella, siempre se reían mucho juntos.
—Venga, empieza, estoy impaciente—dijo la niña riendo.
—Hoy tuve mi primera lección. Mi abuelo dice que para escribir una carta de amor es necesario estar dispuestos a vaciarnos, a sacar fuera de nosotros ese fuego que nos quema por dentro. Dice que tenemos a nuestra disposición un instrumento muy útil y barato, las palabras. Los hombres nos diferenciamos de los animales porque sabemos hablar y que por eso también somos capaces de amar. Dice que cada carta de amor es diferente. Que se ha de escribir pensando en la persona que la recibirá, que será ella la que inspire nuestras palabras y que, cuando las reciba, las reconocerá como propias.
—Ufffff, parece complicado, menos mal que tomaste notas.
—Deja que siga, incordio—dijo Sergio riendo—También dice que una carta de amor sólo se puede escribir con el corazón. La cabeza, la mente, se debe quedar en stand by, que las palabras nos serán dictadas y, cuando por fin leamos lo que hemos escrito, apenas podremos reconocerlo como nuestro. Y eso tiene sentido por lo que te dije antes, porque esas palabras no son de la persona que las escribe, sino de quien las inspira.

Por un momento se quedaron en silencio, reflexionando. Sergio miraba el patio, donde decenas de niños jugaban alegres o charlaban en corrillos. Pronto acabarían la primaria y se marcharían al instituto. Aquí eran los mayores, allí serían los novatos. De pronto sintió miedo, luego se calmó, con un poco de suerte caería en la misma clase que Silvia, su amiga y que Laura, su amor. Laura era la chica más guapa de la clase, tenía razón Silvia en que era un poco pija, se preocupaba mucho por su forma de vestir, peinarse, incluso utilizaba brillo para los labios. Pero Sergio estaba seguro que eso era por la gente con la que se relacionaba, que ella en realidad era una chica cariñosa e inteligente, que sabría apreciar su carta. Imaginaba sus ojos azules inundados de lágrimas, como los de su abuela, y sus labios gordezuelos curvados en una sonrisa abierta, brillante como el sol de mediodía.
—Segunda lección—dijo Sergio con tono optimista.
—¿Sabes? Creerás que soy tonta, pero anoche no me podía dormir pensando en lo que me contaste sobre las cartas de amor. Tengo un poco de miedo por ti.
—¿Por qué?
—Porque si a Laura no le gusta tu carta, si se ríe de ti, o te la tira a la cara, ¿qué va a pasar? Si te has vaciado en esa carta, si has puesto en ella todas tus ilusiones, ¿qué te quedará?
—Laura no podrá rechazar mi carta, piensa en lo que dijo mi abuelo, es ella quien me inspira, serán sus palabras—dijo Sergio con ansiedad.
—Vale, no te pongas así, es que no quiero que te hagan daño. Venga, cuéntame tu lección de ayer—dijo Silvia con un deje de tristeza que no pasó inadvertido a Sergio.
—Mi abuelo dice que en una carta de amor no hay reglas. Que ninguna debe parecerse a otra. Sin embargo, para que me sirva de ejemplo, me ha leído una de las que escribió a mi abuela. Apunté aquí un párrafo que me gustó mucho, te lo leo: “No quiero usar palabras gastadas para decirte lo mucho que te amo, no. Quiero inventar palabras nuevas para ti, palabras que nunca nadie haya articulado, que no se hayan contaminado con el roce de una lengua extraña, que sólo tu boca y la mía las pronuncien, y que se queden ahí, selladas con nuestros besos”
—Uffffffff, si un chico me dijera algo así, temblaría como un flan.
—No digas tonterías, si tú nunca piensas en chicos.
—Eso es lo que tú no sabes—dijo Silvia un poco picada.
—¿No me digas que te gusta alguien y no me lo has contado? —preguntó Sergio mirándola intrigado.
—No, pero podría gustarme, soy una chica como otra cualquiera, o ¿por qué no lleve falditas y no me pinte los labios ya soy un bicho raro?
—Perdona, no quería que te enfadaras—Sergio no sabía como acabar aquella discusión, nunca había pensado en Silvia como en una chica, la veía como un amigo más y sus palabras le hacían sentirse incómodo.
—No te preocupes—dijo apoyando sus palabras con un gesto—ahora tengo que irme, acabo de recordar que he quedado con Matías.

Volvieron a encontrarse a la salida del colegio. Silvia parecía la de siempre, insistió en que siguiera con el tema de la carta.
—Creo que ya estoy casi listo, esta tarde escribiré mi carta y mañana, catorce de febrero, se la daré a Lucía. Mi abuelo dice que si la persona a la que le entregas tu carta es la persona correcta, si realmente corresponde a tu amor, cuando empiece a leerla no podrá evitar que sus ojos se llenen de lágrimas, mientras que en sus labios de dibuja una sonrisa: como le pasó a mi abuela. Yo le he dicho que las chicas de ahora no son tan sensibles, él se ha reído y me ha contestado que no hace falta que se tire dos días llorando, con que se le humedezcan los ojos será suficiente.
—Pues si eso es así, deseo que Lucía llore mañana, para que tú seas feliz. Tengo prisa, nos vemos—dicho esto se alejó corriendo, sin volver la vista atrás.
Sergio se quedó parado, su amiga cada vez estaba más rara, a fin de cuentas era un chica, mejor no intentar comprenderlas.

Jueves 14 de febrero de 2008

Silvia observa a su amigo, lo ha estado evitando toda la mañana, no quiere hablar con él, todavía no. Lo nota nervioso, ella también lo está.

Han salido al recreo, ve como se dirige hacia Lucía, la sonrisa idiota de la chica la saca de quicio. Coge la carta con expresión de asco, tuerce la boca a la izquierda como si el ligero gesto de abrir el sobre le supusiese un esfuerzo enorme. Sergio sigue allí, inmóvil. Lucía sostiene la carta en su mano izquierda, en la derecha un bocadillo de salchichón que va devorando mientras lee. Termina, ni una sola lágrima se ha asomado a sus ojos. Sergio la mira con insistencia, incrédulo. Ella alarga el brazo derecho hacia él, no es un gesto de amor. Le está pidiendo que le sujete le bocadillo. Ya con las dos manos libres, se esmera en hacer la carta pedacitos que van cayendo a sus pies como pétalos de margaritas muertas. Recupera su bocata y se va al corrillo dónde están sus amigas. A juzgar por sus risas, se divierten mucho con lo que les cuenta.

Silvia sigue a Sergio hasta la clase. Lo conoce muy bien, ahora necesita estar solo, se sentará en su pupitre a reflexionar. Ella podrá observarlo desde la puerta. Verá como encuentra el sobre la mesa. Verá como saca la carta y mientras él lee, ella recitará de memoria las palabras allí escritas.

“Querido Sergio,
Si estás leyendo esto es porque Lucía no lloró con tu carta. No puedo decirte que lo siento, te mentiría. Y no está bien engañar a los amigos ¿no? Hace mucho tiempo que quería “vaciarme en palabras”, como dice tu abuelo, pero siempre me ha faltado valor para hacerlo. Has sido tú quien me has enseñado a ser valiente, a no temer al fracaso o a la vergüenza.

Desde hace unos meses ya no puedo verte como un simple amigo. Un amigo no hace que tu estómago se encoja con sólo su presencia, que tus ojos bailen de alegría cuando lo ves, que tu corazón se acelere como si acabara de jugar un partido de fútbol. A un amigo no deseas tocarlo a cada instante, no te falta el aire cuando él no está. Un amigo no provoca que tus piernas se aflojen como si estuvieras delante de una portería para tirar un penalti...Uff esto más que una declaración parece la crónica de un partido.

He sufrido estos días viendo como preparabas tu carta de amor para otra, he llorado a escondidas de ti, incluso pensé en alejarme de tu lado, pero no pude. He tirado más de veinte folios a la papelera, veinte intentos de carta de amo. Por fin, terminé escribiendo estas palabras, que salieron de mi alma sin pasar por mi cabeza. Ahora son tuyas, ¿las reconoces?

Silvia”
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—Puedo preguntarte algo, Sergio.
—Dime abuelo
—¿Cómo te ha ido con tu carta de amor?
—Lloré, abuelo, lloré y sonreí a un tiempo.
—Pero... no eras tú el que tenías que llorar, sino tu amada.
—No abuelo, se cambiaron los papeles, ella me escribió la carta y yo lloré.

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Felisa Moreno Ortega
http://felisamorenoortega.blogspot.com/

domingo, 10 de mayo de 2009

El maltrato psicológico


Lo primero es reconocerlo

El maltrato psicológico se basa en comportamientos intencionados, ejecutados desde una posición de poder y encaminados a desvalorizar, producir daño psíquico, destruir la autoestima y reducir la confianza personal. Su padecimiento lleva a la despersonalización, al mismo tiempo que genera dependencia de la persona que los inflige. El maltratador se vale para ello de insultos, acusaciones, amenazas, críticas destructivas, gritos, manipulaciones, silencios, indiferencias y desprecios.

En la esfera de lo privado, aunque los hombres también lo sufren, las mujeres son las víctimas mayoritarias. Se produce asimismo en la relación de los padres con los hijos, en la que se ha detectado un incremento del maltrato de los hijos sobre sus progenitores, consecuencia de una educación cada vez más permisiva y del uso de la violencia en los conflictos del mundo de los adultos. En el ámbito público, el maltrato psicológico está presente en el mundo laboral, el conocido como "mobbing", y en el escolar, el llamado "bullying".

La mujer principal víctima

Los malos tratos psicológicos son un fenómeno viejo. Lo que resulta novedoso es su denuncia como problema social. Los sufren mujeres de todas las edades, grupos sociales y económicos, culturas y países. Su gran incidencia, la gravedad de las secuelas, el alto coste social y económico, y en especial la degradación que produce la violación del derecho de las personas a ser tratadas como tales y al respeto que merece toda existencia humana los convierten en una cuestión de gran relevancia pública.

No son tan visibles ni manifiestos como los físicos. De hecho, en muchas ocasiones la propia víctima no es consciente de ellos hasta que sufre una agresión corporal, pero sus consecuencias pueden ser más graves y duraderas en el tiempo.

Las agresiones continuadas, tanto verbales como no verbales (el silencio, la indeferencia, los gestos...), crean una relación siniestra de dependencia entre el maltratador y la víctima. Ambos terminan necesitándose. La víctima porque sola siente que no es nadie y el miedo y la angustia la paralizan, y el maltratador porque se siente que es alguien a través de la dominación que ejerce. La situación de dependencia es tal que la víctima termina protegiendo y disculpando al maltratador. Recorre hasta ahí un proceso destructivo en el que va perdiendo la confianza en sí misma y la capacidad de respuesta, se va anulando y va interiorizando que de allí no se sale y abandona toda esperanza.

Poder asimétrico

En la raíz de la violencia contra las mujeres se evidencia la asimetría de poder que ha propiciado el sistema patriarcal y machista imperante, y que ha llevado a un abuso con la persona más desfavorecida en este esquema, la mujer. Por ello, los expertos inciden en no presentar el problema como si fuera "de las mujeres", ya que si bien son ellas quienes los sufren, se trata de una dificultad de la que los varones han de ser conscientes y deben trabajar por superarla.

¿Conoces a Ezquiel Ander Egg?


Ezequiel Ander Egg, (n. 1929, [Bernardo Larroude, provincia de La Pampa]]) es un pedagogo, sociólogo, ensayista y epistemólogo argentino. Es sobreviviente de un fusilamiento por parte de la Triple A, por lo que vivió años exiliado en España.[1]

Formado en Ciencias Políticas, en la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina).


* Sociológo, economista, politólogo, y planificador.
* Director de Desarrollo de la Comunidad en el Consejo Federal de Inversiones.
* Director de Planificación Educativa.
* Asesor de la Secretaría de Cultura de la Nación.
* Consultor: de las Naciones Unidas en planificación nacional y local, de la UNICEF en política social, de la UNESCO para América Latina en el campo de la política cultural.
* Autor de más de cien libros sobre temas sociales, económicos y educativos.
Nació en Bernardo Larroudé el 6 de Abril de 1930.
* Fue declarado ciudadano ilustre por la Municipalidad de Bernardo Larroudé, en un hecho sin precedentes, el 7 de febrero de 1997, mediante Ordenanza Nº 1/ 97, la que en su Art. 1º reza: "Declárese al Dr. Ezequiel Ander Egg "Ciudadano Ilustre" de Bernardo Larroudé, como digno representante de la localidad ante el mundo, hecho que se otorga por primera vez en la historia de la población".
* En la actualidad reside en Albacete (España).
Ander Egg Bibliografia

Bibliografía:
  • Cómo hacer reuniones eficaces
  • Cómo elaborar proyectos para la Unión Europea
  • Metodologías de acción social
  • Introducción al trabajo social
  • Evaluación de servicios y programas sociales
  • La práctica de la animación sociocultural
  • Introducción a la planificación
  • Administración de programas de acción social
  • Repensando la investigación-acción-participativa
  • La animación y los animadores
  • Perfil del animador socio-cultural
  • Acerca del pensar científico
  • Las técnicas de comunicación al servicio del trabajo social
  • Técnicas de reuniones de trabajo
  • Autoconstrucción y ayuda mútua : el trabajo social en programas de vivienda
  • El desafío de la reconceptualización
  • Achaques y manías del servicio social reconceptualizado
  • Del paternalismo a la conciencia de cambio: los congresos panamericanos de servicio social
  • ¿Qué es el trabajo social?
  • Técnicas de investigación social
  • Técnicas de comunicación oral
  • Metodología y práctica de la animación socio cultural
  • Periodismo popular
  • Metodología del trabajo social
  • El holocausto del hambre
  • Metodología y práctica de la animación socio- cultural
  • Formas de alienación en la sociedad burguesa
  • La rebelión juvenil
  • La mujer irrumpe en la historia
  • El desafío ecológico
  • La explosión demográfica y el proceso urbano
  • Hacia una pedagogía autogestionaria
  • La explosión demográfica y el proceso urbano
  • Formas de alienación en la sociedad burguesa

viernes, 8 de mayo de 2009

MediMente ¡Libro publicado!



He querido recopilar treinta años de experiencias y aprendizaje, para finalmente poder volcarlos aquí, en este volumen, con todos sus aciertos, sus errores, descubrimientos y rectificaciones. He intentado no guardarme nada.
No escribir este texto me estaba resultando una carga demasiado pesada para mis espaldas. Percibo que en los años que llevo de vida es tanto lo que le debo a la meditación, que no me hubiese permitido que el destino me sorprendiera con una de sus típicas bromas, impidiéndome el compartir todo esto con los demás.
MediMente es un texto principalmente dedicado a los que desean iniciarse en el ejercicio de la meditación, pero que no por ello impide que los ya experimentados puedan conocer otra versión, aunque siempre lamentaré no poder conocer la de ellos y poder así completar el círculo interactivo. Pero todos sabemos que esas son las reglas del juego cuando entre nosotros se interpone un libro. Por ello es que disfruto tanto o más cuando me toca estar colocado del otro lado, del lado del lector.
El libro esta dividido en dos partes:
MediTeoría es la primera parte y consiste en una completa recopilación de todas las clases de meditación para principiantes ofrecidas y publicadas en el curso iniciado en el blog (página Web):"Libro Abierto". Está dedicada principalmente a ofrecer explicaciones teóricas de los comienzos de la práctica, pero con la clara intención, como el lector podrá comprobar por sí mismo, de ir guiándolo en sus comienzos como meditador, en los pasos iniciales de la ejercitación. En esta misma sección se tocan temas relacionados con la meditación, pero de tipo reflexivo y que no incluyen práctica (ejercitación) alguna que no signifique la invitación a determinados cambios en la forma, percepción y filosofía de la vida del lector.
MediPráctica es la segunda parte y está dividida a su vez en dos capítulos (Meditación Modelo y Meditación Argumentada). El primero de los capítulos ofrece un modelo básico y práctico, sobre el cual el meditador trabajará creativamente. El segundo incluye "Cinco Viajes Fantásticos al Interior del Alma", siendo cada uno de dichos viajes, una meditación, ofreciendo así la posibilidad de aplicar todo lo aprendido y conocer la forma de crear sus propias meditaciones.
Sólo me queda despedirme con la esperanza de que quien tome este libro entre sus manos sepa encontrar un verdadero cambio positivo que lo acompañe el resto del camino.

                                                                                   El Autor

(Texto correspondiente al Prólogo del libro: "MediMente – Meditación para Principiantes" y publicado en: www.lulu.com.es)

Rudy Spillman

Levedad

No hay lugar bajo la lluvia. La piel ya no me resguarda. Mira. Gira a mi alrededor como una niña de colores, como las estrellas del universo, cuando, mientras bailo, miro. No pienses más. Como la primera vez. Sé en mí. Siente que no hay problemas. Dame la llave que abre la puerta a lo conocido y a lo desconocido. Será un placer. Habrá brillantez. Habrá dulzura.
¿A dónde voy? ¿Qué tengo que hacer? Alrededor sólo hay cosas, y cuando miro hacia arriba sólo veo oscuridad y los puntos brillantes desgranando sonidos que no alcanzo a comprender. No hay lugar bajo la lluvia. Por eso, gira, gira a mi alrededor. Mírame y ven. Será un placer.
Diego Jurado Lara

lunes, 4 de mayo de 2009

Un error con mayúsculas



Quiero saber. Realmente quiero saber. Supongo que ni bien plantee mis dudas aparecerá un sinfín de amigos y otros internautas deseosos de aclararme el tema porque parece ser que yo soy el único que está en ascuas, sin saber de qué se trata.
Sólo les diré a todos y antes de que me apestillen a respuestas, que si mi vieja "Olivetti" viviera me escupiría sus lágrimas en vez de llorarlas, preguntándome:
"¿Qué hicieron mis letras mayúsculas para merecer semejante desprecio? ¿Acaso de pronto está mal que durante tantos años hayan honrado el comienzo de los nombres propios? ¿De pronto su uso para resaltar algún nombre, título, frase o lo que fuera, como alternativa distinta al uso de las comillas pueda intrínsecamente constituir un delito? ¿Es que quizás exista una RAEI (Real Academia Española del Internet) que prohíbe terminantemente su uso y yo soy el único que no lo sabe?"
Quizás sea el único pero no me avergüenza decirlo: 
"He escuchado por allí, más de una vez, esto de que escribir en la red con mayúsculas significa gritar, insultar o cualquier forma irrespetuosa de dirigirse al destinatario del escrito". ¿Qué significa esto? ¿Quién ha decidido tal cosa y en base a qué fundamentos? Yo sólo quiero saber porque la aplicación más elemental de la lógica me dice que una pobre letra no puede ser arrinconada y hecha a un lado por su forma y tamaño cuando hasta hace poco resaltaba y relucía sin que a nadie se le ocurriera excluirla por algún motivo. ¿Qué pueden tener que ver las letras y los tamaños de los tipos con las intenciones, el mal humor o la irrespetuosidad del que escribe? Y si no veamos un ejemplo:
¿Qué queda mejor? Decir: 
- "SOLICITO DE USTED SE ABSTENGA DE OPINAR", o...
- "metete la lengua en el..."
Yo, personalmente, preferiría que se dirijan a mí en letras mayúsculas pero en los primeros términos.
De pronto se me ocurrió pensar que esto sería similar a eliminar algún color en el mundo de la pintura, o alguna nota en el de la música sin ninguna razón ni razonamiento válido. El color verde y la nota musical "do", por ejemplo, se consideran a partir de ahora una agresión al observador y al escucha, respectivamente. ¿Motivos? Ninguno.
Para finalizar deseo manifestarles que siendo muy respetuoso de las condiciones y reglamentos en el uso de los diferentes medios, me avendré a esta "a mi juicio" absurda regla, si es que existe, está vigente y oficialmente instituida y no obedece al capricho de algún internauta que ha deseado ser original y luego ha sido seguido por la mayoría sin preguntar. Por eso yo pregunto... y espero que alguien me responda.
Por el respeto a los criterios bien utilizados. Y ¿porqué no? Para poder continuar disfrutando de mis inofensivas mayúsculas con el mayor de los respetos hacia todos.

Rudy Spillman

Superación humana

Amigos escritores y lectores:
Quisiera compartir con todos vosotros este vídeo. No solo trata sobre la superación humana, sino también sobre el amor filial y las actitudes frente a la vida: resignación o lucha.
Espero les guste tanto como a mí. Me ha conmovido
Un saludo para todos
flor

El hijo le preguntó a su padre, ¿'Papá, formarias parte en el maratón conmigo? El padre respondió, si'

Fueron al maratón y lo completaron juntos. Padre e hijo fueron juntos a otros maratones, el padre siempre decía 'si' a las
solicitudes de su hijo de ir juntos en las carreras.
Un día, el hijo le preguntó a su padre:
¿ Papá, vamos a participar juntos en el 'Ironman?
' El padre le dijo sí también.

Ahora, ved el vídeo:

http://www.tangle.com/view_video.php?viewkey=8cf08faca5dd9ea45513

sábado, 2 de mayo de 2009

Algo más sobre meditación

¿Qué es esto de la meditación? ¿Para qué sirve? Al ritmo de locos que hoy se vive, de aquí para allá todo el día, sin poder parar, ¿cómo me voy a sentar cruzado de piernas, cerrados los ojos, inmóvil, al menos una hora sin hacer nada? ¿Y amargarme la vida una vez finalizada mi sesión de meditación por haber perdido mi tiempo cuando tenía tanto por hacer?

A quien no conoce esta disciplina no le es suficiente con decirle que consiste en el arte de conocerse a sí mismo, vaciar la mente de pensamientos, relajarse, permanecer todo el tiempo en el presente, disfrutar de la sola esencia que somos, penetrar un mundo sin dimensiones donde todos los valores se desvanecen... explicarle que es un "hacer" distinto pero que no es "inactividad" en absoluto. Que es la "verdadera actividad" que nos ocupa, la que nos permite superarnos, no sólo como humanos sino como energía que somos. ¿Cómo explicar todo esto y que se entienda? Imposible. Son sólo palabras sin sentido, dispersas en su trayectoria, que sólo encontrarán condensados los vapores de su verdadero origen y sentido a través de la experiencia. Únicamente la ejecución experimental y práctica de lo que tanto se intenta explicar puede producir el milagro de la comprensión sin fronteras. Las palabras, los vocablos, los idiomas, son otras de nuestras tantas creaciones que quedarán aquí, entre las cuatro paredes de esta dimensión planetaria, para que creamos que existimos, que aquí es donde todo comienza y se acaba.

Si logramos entender la existencia real cuando meditamos, encontraremos que el tiempo que hemos perdido en realidad lo hemos ganado. Ganaremos en organización, en efectividad, en verdadero entendimiento de lo que hacemos, en energía y predisposición para hacer sólo lo que queremos, en sabiduría para distinguir, en humildad para respetar... en paz para vivir lo que nos toque aquí... y luego continuar.

 

(El precedente texto es el "Epílogo" de MediMente – Meditación para Principiantes, libro que publicaré en los próximos días, en lulu.com).

 

 

Todos los libros, cuentos y trabajos

del autor los podrás encontrar en:

http://stores.lulu.com/store.php?fAcctID=899114

http://www.scribd.com/people/documents/310971

http://www.bubok.es/autores

 

 

Todos los derechos reservados.

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Rudy Spillman

LIBRO ABIERTO