Escritores Club forma parte del portal de literatura Escritores Libres y pretende convertirse en una propuesta cultural innovadora, capaz de ofrecer al lector la oportunidad única de conocer sus autores favoritos y dialogar con ellos directamente, sin intermediarios. Hemos reunido los mejores escritores independientes del panorama literario actual, dispuestos a ofrecernos su talento y sus valoraciones, no sólo sobre sus obras, sino sobre la literatura en general y el mundo que la rodea.

Esperamos que encontréis aquí respuestas a algunas de vuestras inquietudes y también un momento de esparcimiento, acompañados de la mejor literatura.

domingo, 28 de febrero de 2010

En la levedad de la noche

Y son frías las noches cuando te oigo como un lamento, y lo siento dentro. Y sabes, ahora, que sintiendo, incluso queriendo, así no puedo estarte, por más que el viento arrastre los nombres; porque no eres.
Y hay sentimientos que son derrotas, mojadas de aguas que no son lluvia.
Y, a veces, algunas veces, todo es noche, noche sin noche, noche de nadas, noche de nadie, vacío de ausencias, de rotas palabras, de ríos de pena.
El agua se derramó en frías cuencas, en tristes cantos, en heladas palabras.
Y, a veces, el recuerdo hiere como amenaza que se adentra, que no decrece, y aun así delicado o quizá por eso, y te seduce, y lo ocultas y lo tapas, y buscas paños para esas sedas. Cierras los ojos y a veces sueñas.
Como demonios sangrando, sedientos de almas, rumores de alas cortan el aire en la noche larga. Negros presagios de vida amarga. Y ya no hay día. Y ya no hay nada.

jueves, 11 de febrero de 2010

Cuentos Solidarios 2009: La Curiosidad del Gato

Hoy queremos presentaros el segundo volumen de Cuentos Solidarios que lleva por título: La Curiosidad del Gato.

librocsolidarios2009 
Nos hemos reunido, una vez más, un grupo de escritores independientes para ofreceros algunas de nuestras mejores obras de forma totalmente desinteresada, movidos sólo por el convencimiento de que un mundo mejor es posible y que la literatura debe servir como herramienta privilegiada para lograr ese fin.
Los autores que intervienen en este número son:

Miguel Álvarez Torinos - Oscar Álvarez - Juan Carlos Boíza López - Antonio Castro - Yolanda Díaz de Tuesta Martín -Diego Jurado Lara - Federico Laurenzana - Eduardo Martos Gómez - Octavio Ponzanelli Ruiz - Antonio Pedro Grande Rey -Rudy Spillman
Desgraciadamente, cuando ultimábamos este nuevo número, un terrible terremoto sacudió Haití, uno de los países más pobres del mundo, al que la desgracia ha querido sumir en el caos y la desesperanza más absoluta.
Para nosotros es, por tanto, una obligación moral dedicar este número enteramente a recaudar fondos que palíen la terrible situación que atraviesa el pueblo haitiano.
Por eso, a partir de ahora, podéis descargaros de forma totalmente gratuita los volúmenes de Cuentos Solidarios, o adquirirlos a costes de impresión, con la única condición de que, si disfrutas con la lectura de nuestros relatos, contribuyáis con alguna donación, no importa lo pequeña que sea, en alguna de las múltiples cuentas que existen para ayudar a las víctimas del terremoto de Haití.
Podéis encontrar una extensa recopilación de enlaces a múltiples ONG´s en la web de Cuentos Solidarios en la dirección:

Cómo ayudar a Haití

 

Los volúmenes de Cuentos Solidarios podéis conseguirlos en:


Gracias por leernos y sobre todo, por vuestra solidaridad,
El equipo de Cuentos Solidarios

miércoles, 3 de febrero de 2010

En la profundidad de la tierra

Es como subir la montaña, pero hacia abajo. Y hacia dentro.

Se oye el sonido de una gota que golpea contra el agua en algún lugar impreciso, alrededor, en cualquier sitio, en ningún sitio y en todos. Un sonido apenas audible, envolvente, apenas perceptible, sugerente, que abarca todo el espacio. Casi cristalino. Suave. Armónico. Total.

Solo se oye el silencio en la total oscuridad. Un silencio que abraza. Hay algo mágico. Tenebroso pero hermosamente mágico. Infinito. Tan infinito que abarca el absoluto, la nada, el todo. Eres sin ser. Nada en un vacío que sabes que está pero que no puedes asir, que supera todo lo imaginable. Giras la cabeza en cualquier dirección y nada se ve. El Hades debe ser, sin duda, así.

El casco, con la luz de gas ilumina un pequeño espacio por el que nos movemos con cuidado. El suelo es resbaladizo. Gires hacia donde gires la vista, las formas son caprichosas, como si alguien, un dios loco, se hubiese entretenido en crear sueños de una inmaterialidad exquisita. Formas creadas por las lágrimas de la tierra, de una tierra que llorase hacia dentro. Formas que se dibujan y desdibujan al compás del suave movimiento de la llama en un claroscuro fantasmagórico que se agranda con la sensación de ausencia, de vacío. El espacio y el tiempo detenidos por un momento en la retina para desaparecer al siguiente. El corazón acelerado por el esfuerzo y el poder de creación de belleza por parte de la naturaleza. El alma hambrienta de más. Deleite. Puro deleite. Exquisitez.

Andamos como a tientas, buscando el centro, el origen, el río que suena, en el interior. Una corriente, arriba, de aire, mueve las llamas creando dibujos etéreos que se diluyen en las paredes como espectros irredentos que saliesen a nuestro encuentro. Figuras revividas por nuestros deseos. Hay algo inmaterial, inmanente, ahí, para ser asido por el ojo, por la vista, por el alma.

El paso se estrecha. Casi no cabe el cuerpo. La gatera, húmeda, apenas deja pasar, y aun con mucho esfuerzo, metiendo primero los brazos e impulsándote con ellos, como a estertores, arrastrando el cuerpo, reptando, arañando la roca, raspándote contra ella. El esfuerzo es agotador. Todo es claustrofóbico. Nunca había tenido esa sensación tan agobiante. El jadeo por el esfuerzo es brutal. No hay espacio, apenas, entre la roca y el cuerpo. Dos metros que se hacen eternos. El dolor de brazos es intenso. Final. La sala es inmensa. La luz de las linternas no logra abarcar el espacio. La bóveda, alta, colosal, y un lago pequeño abajo. Estalactitas y estalacmitas por doquier, de todos los tamaños, banderas, coladas. Un derrumbe a la derecha. Dios tiene que vivir ahí, o el diablo.
http://diegojlara.blogspot.com
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