Caen, una a una, las hojas, como gotas de lluvia de los ojos de los afligidos. Sutiles, como las caricias de una mano que apenas roza, que sólo perfuma.
Y las siento en mí, dentro; delicadas, terciopelo.
Quiero perderme en los sonidos, y danzar, como la lluvia lo hace, sobre las hojas. Pero tan sólo puedo, tan sólo quiero, si estás ahí, entre los pétalos de las flores, como el regalo de una vida, intensa; como el sonido de una nana, adormeciendo suave.
Y las siento en mí, dentro; delicadas, terciopelo.
Quiero perderme en los sonidos, y danzar, como la lluvia lo hace, sobre las hojas. Pero tan sólo puedo, tan sólo quiero, si estás ahí, entre los pétalos de las flores, como el regalo de una vida, intensa; como el sonido de una nana, adormeciendo suave.
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