A veces pienso que ya no me queda nada por ver, escuchar o decir. Que he tocado el cielo y acariciado las recónditas células de la Madre Tierra. He saboreado del Gran Cosmos Universal. Me he bebido todas sus estrellas. He olido el vapor de las etéreas nubes. He hecho todo menos quedarme quieto. Ahora me quedo solo con mis pensamientos y advierto que vi, escuché y dije todo lo que debía ver, escuchar y decir. Que toqué y olí sin restricciones. Que de aquí en más veré lo que ya vi, escucharé lo que escuché y diré todo lo que ya dije. Tocaré y oleré, tocaré y oleré... y ya nada nuevo a mis sentidos habrá para ofrecer. Luego empezaré a vivir. Me quedaré solo con mis pensamientos que ya no pensarán lo que pensé. Sólo pensarán lo que pensaré. Es entonces que el misterio de lo desconocido dará vida a mi existencia. El aire de mi respirar ya no será el mismo. Cambiará en cada suspiro, renovada su oxigenada fórmula, arrojará desperdicios. Y ya nada será igual.
Los molinos de las diferentes dimensiones intercalarán sus vientos y en una eterna danza de sabiduría que nos reúna a todos, intensificarán tormentas para mostrar su euforia y nos traerán la brisa que durante tanto tiempo hemos estado buscando. Estado en que nos quedaremos todos. Sólo disfrutando.
Rudy Spillman
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