A veces se muere de éxito, en plena fiesta, coronado de laureles, vestido de azucenas. El mundo a tus pies, acrecentando una leyenda que crece. Y sin embargo el alma se apaga, se empequeñece, cuando a la mirada le falta. Hay rumores de agonía entre suspiros que se escapan. Hay momentos que se hacen lentos entre el paso de las palabras que hablan pero que no dicen nada. Hay un momento para todo y este es el de la falta.
Hay una letanía de pañuelos blancos que adornan la plaza. La vida recurre a las miradas, pero la mayoría no dicen nada. Miradas vacías, ausencia de almas. Ojos que son espadas, hacia dentro y hacia fuera. Ojos que se clavan, que laceran y que dañan.
Lo que cuenta es el presente, parece, y ese presente es como el resuello del ahogado en la búsqueda de un hálito de vida. Un resuello callado, angustiado, entre el olor dulzón de flores muertas, de lilos mustios y negras hiedras.
Diego Jurado Lara
http://diegojlara.blogspot.com
2 comentarios:
Me ha gustado bastante, Diego
Gracias, Miguel. Me alegro.
Un saludo.
Diego Jurado
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