Esta atrocidad fue realizada por tres sujetos pertenecientes a una secta quienes aseguran que realizaban un rito prehispánico.
La cabeza Olmeca y otras muchas piezas, son exhibidas a todo el público en el parque-museo La Venta donde se muestran al aire libre y en franca convivencia con las especies de flora y fauna nativas de la región, en la ciudad de Villahermosa en el tropical estado de Tabasco, en México.
Ya se han tolerado agresiones físicas a los animales del parque y en las cortezas de algunos árboles se pueden ver gravados los nombres de algunos visitantes.
Al mismo tiempo fueron dañadas otras 27 piezas arqueológicas. Los daños son irreparables e incalculables.
Estas obras son patrimonio cultural de la humanidad y solo después de este atentado (que no es el primero que sufren) las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) están pensando en trasladarlas a un museo cerrado para que no puedan ser tocadas por nadie.
Esto acto es indignante por si solo, pero resulta mucho mas saber que los vándalos autores de semejante atrocidad, fueron liberados casi instantáneamente después de pagar una fianza de trescientos mil pesos mexicanos (algo así como $23,000 USD).
Con ese castigo, seguramente veremos muchos otros atentados en contra de nuestro patrimonio cultural.
La pregunta es: ¿Es esto la decadencia de nuestra cultura?
Felicidades a nuestras autoridades por el ejemplar castigo, seguramente habrán escarmentado y no lo harán de nuevo, bueno…hasta que tengan dinero par pagar otra fianza.
4 comentarios:
Sí tiene nombre, Octavio: hijos de puta. El castigo es irrisorio, sobre todo porque las sectas suelen manejar bastante capital.
Saludos.
Comparto la opinión Eduardo, tanto como las autoridades como los delincuentes. No tienen madre.
Un abrazo
El tema de las sectas es algo que anda dejado de la mano de Dios (nunca mejor dicho). Campan a sus anchas y, a menos que realicen algo muy escandaloso, sucidios, abusos sexuales, estafas, etc..., suelen actuar en la más completa impunidad.
El vandalismo no es más que otra más de las expresiones de estas organizaciones que, acogiénose a la mayoría de edad de las personas que captan, suelen salir bien librados de jucios y denuncias.
Es lamentable que la Ley no sea capaz de armarse mejor ante un fenómeno tan extendido y que ataca a lo más fundamental del ser humano: el libre albedrío.
Un saludo,
Juan Carlos
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