La imaginación es ese lugar al que no todo el mundo sabe bien como llegar, y además me permito decir que esto es lógico y normal. No se ofrece y se vende tras un enorme escaparate, al contrario, solo es posible llegar a través una diminuta, y no siempre abierta, puerta de chocolate.
Está formada por un inmenso mar de ideas que llegan más allá del horizonte, y sobre el cual navegan, infinidad de barcos piratas sin bandera, en cuyas velas de cristal, la brisa traída por la música golpea con fuerza y los hace avanzar. En sus olas se ve saltar felizmente a las sirenas mientras en sus paradisíacas playas, duendes y hadas conviven sin penas. Elfos, enanos y hasta casas encantadas, se encuentran en sus pueblos como unicornios en sus montañas.
Víctor G. Pérez.
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