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Esperamos que encontréis aquí respuestas a algunas de vuestras inquietudes y también un momento de esparcimiento, acompañados de la mejor literatura.

domingo, 15 de marzo de 2009

Hola... ¿hay alguien ahí?




Los problemas de comunicación creo nos acompañan a lo largo de nuestra existencia. Imagino a un homo sapiens (y disculpen mi continua referencia al mismo, últimamente, debido a que cada vez veo menos nuestras diferencias y más nuestras similitudes con el antecesor prehistórico) defendiéndose del "posible" ataque de su compañero e insertándole su rudimentaria lanza ante el amague de este otro, de lanzar la suya propia en la dirección del primero, pero sin advertir éste, que detrás suyo avanza hacia él un depredador...

Lo que debiera haber sido una defensa para proteger la vida de su compañero frente a la inminente amenaza de la fiera se convierte en la muerte del defensor en manos del propio defendido merced a la equivocada interpretación de los hechos y las intenciones.

Entiendo que el ejemplo no es el más feliz en el sentido de que la situación de emergencia descripta no permite demasiadas opciones ni ofrece márgenes de tiempo viables para la corrección del error. Pero no todos nuestros mensajes y sus interpretaciones presentan las mismas características y circunstancias.

Volviendo a nuestros días, he aquí otro ejemplo:

Hace ya un tiempo largo, observé entre tantos otros que intentan transmitir el mismo mensaje, un vídeo que utilizando de vehículo el humor, muy acertadamente coloca en escena y sin mencionar una sola palabra, una situación que si bien es algo exagerada pudiera ser real y creada sobre la base de no tomarnos el tiempo necesario para interpretar correctamente las situaciones. O lo que es lo mismo, el corto film muestra a su principal protagonista "saltando apresuradamente a conclusiones". He aquí lo que muestra el vídeo:

Un camionero, que trabaja con un camión-grúa-volcador, vuelve a su casa conduciendo su voluminosa herramienta de trabajo, contento ante la proximidad del encuentro con su esposa. Al llegar, ve estacionado junto a la puerta de su hogar un flamante y lujoso automóvil sport convertible. Con rostro de circunstancia se acerca a una de las ventanas de la casa por donde ve a su esposa recibiendo un ramo de flores de manos de un desconocido. Sin esperar un segundo más se apresta a actuar. Con actitud desencajada y enojado sube a su camión dirigiéndolo de cola hasta encontrarse lo suficientemente cerca del flamante convertible. Acto seguido y utilizando los mecanismos de que dispone su camión vuelca una tonelada de escombros sobre el vehículo dejándolo prácticamente inservible. Pero al ir en busca de su infiel mujer y su supuesto amante, se encuentra con que dentro de la misma casa, las cámaras de un canal de T.V. los está filmando a la vez que el conductor del programa luego de haberle obsequiado un hermoso ramo de flores, pone un cupón en manos de su esposa, la que se ve estimulada a mostrar el mismo en primer plano a la cámara. En ese momento ella ve a su esposo por la ventana. Repleta de entusiasmo y con una sonrisa que cubre su rostro, sin palabras puesto que él todavía se encuentra fuera, le muestra el llamativo cupón que los hace adjudicatarios al premio de un automóvil. El que se encuentra estacionado fuera.

(El mencionado vídeo fue publicado en LIBRO ABIERTO, el 7 de diciembre de 2007, en el artículo titulado: "EVITEMOS LOS MALENTENDIDOS", pero últimamente he podido comprobar que el mismo se encuentra fuera de servicio)

Lo que me llama poderosamente la atención es que después de haber transcurrido siglos y siglos y habiendo evolucionado tanto como especie no hayamos podido resolver este pequeño e incómodo problema que siempre nos trae consecuencias no queridas, desde las más leves e ingenuas hasta las más graves y que suelen cambiar nuestras vidas para siempre. Bastaría con decidir revisar el mensaje que nos está "aparentemente" comunicando algo que percibimos por medio de cualquiera o varios de nuestros sentidos y corroborar su fehaciencia. No nos insumiría demasiado trabajo y así nos aseguraríamos no provocar resultados no deseados por una mala interpretación que nos llevará ineludiblemente a entender la situación de una manera equivocada.

Rudy Spillman

LIBRO ABIERTO

1 comentario:

Antonio Castro dijo...

Se plantea una situación ficticia y se extrae una moraleja. Evitemos los malos entendidos.

para mí la moraleja sería otra. Se han producido dos errores.

El primero efectivamente fue entender mal la situación, o no conceder el beneficio de la duda, o no pedir explicaciones, etc.

El segundo error, en mi opinión, es el más grave. Actuar violentamente y tomarse la justicia por su mano.

Ser juez y verdugo ofrece siempre la doble probabilidad de error.

Seguramente muchos habrían cometido el primer error, yo incluido, pero el segundo error, yo espero que no. Una entrada en la casa gritando como un energúmeno podría haber sido más normal.

A la hora de dejarse llevar por el orgullo y de equivocarse, es mejor optar por aquellas equivocaciones que pueden solucionarse con una disculpa.