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Esperamos que encontréis aquí respuestas a algunas de vuestras inquietudes y también un momento de esparcimiento, acompañados de la mejor literatura.

lunes, 19 de enero de 2009

"Si me ayudas te mato..."



Siempre ha habido gente linda no sólo dispuesta a ayudar a los demás de manera circunstancial o cuando alguien lo necesita, sino incorporando dicha actividad como objetivo principal y permanente en sus vidas.

No sabría decir a ciencia cierta, si en los últimos tiempos viene creciendo de manera estrepitosa este número de bienhechores o lo que en realidad crece es nuestro conocimiento respecto de la existencia de los mismos, através de los amplios medios de difusión. Hoy, las cadenas de internet y la telecomunicación por satélite exponen al planeta entero. Así es como tenemos acceso a todo tipo de información y al instante sobre situaciones que hasta hace poco hubiesen demorado un buen tiempo en llegar a nosotros.

Campañas de solidaridad internacionales, continuas expresiones en defensa de los derechos humanos en todo el mundo, colectas y donaciones para la concreción de dichos objetivos, son algunos de los síntomas de esta evolución comunicativa. Pero sus largos brazos llegan hasta la individualidad. A la par, vemos crecer el sentido de solidaridad en miles de individuos deseosos de aportar su pequeño grano de arena. Los grupos en la red de internet creados para reclutar miembros con la sola intención de enviar mensajes de paz, amor, salud, felicidad y bienestar general, cuya luz llegue a todos y cada uno de los rincones de la tierra.

La obra empieza gracias a las posibilidades encontradas en el nuevo mundo de lo virtual y parte de sus actividades y beneficios se expanden a nuestro mundo físico. Gran cantidad de gente y grupos que se conocían através de una fotografía (que no siempre muestra la identidad real, por los motivos que fueren) o un dibujo y con nombres no siempre reales, finalmente se conocen, encontrándose en algún punto del mapa. Comienzan así las campañas de los abrazos, caminatas y todo tipo de desafíos en la búsqueda por transmitir ondas y energías de amor, la enseñanza de la práctica del "dar" y el proselitismo con una única meta: enseñar que la práctica de la bondad de corazón por añadidura nos traerá el necesitarla y una vez logrado esto podremos vivir sintiendo una permanente felicidad basada en nuestra empatía hacia los demás.

Y de aquí estamos sólo a un paso de encontrarnos con los excepcionales individuos que debido quizás al conocimiento e influencia de estos revolucionarios movimientos de "amor hacia los demás sin ningún tipo de distinciones" empiezan a ocupar su tiempo libre en ayudar en forma desinteresada, en hospitales, comedores, organizaciones, campamentos, etc., llegando a veces hasta lugares del globo terráqueo, desconocidos para mucha gente.

Anteriores a este fenómeno producto del avance en la tecnología de las comunicaciones, ya existían y continúan funcionando las famosas organizaciones no gubernamentales (ONG), sin fines de lucro y cuya función se resume en brindar ayuda humanitaria a determinados sectores sociales, defensa de los derechos humanos y demás actividades afines llegando a todos los rincones del planeta.

También, con el paso del tiempo cada vez más personas de todas las edades de pronto toman la decisión de abandonar su vida anterior y sus posesiones poniéndose incondicionalmente en manos de los más necesitados. Los llamados a la entrega de amor y de asistencia a los que la necesitan son constantes y se dispersan por todas partes. Esto que sucede es muy bueno, pues se trata del despertar a una nueva conciencia. Pero es necesario contemplar también la situación real y existente ocasionada cuando frente a nosotros se presenta un individuo que además de necesitar ayuda está confundido y esta confusión la manifiesta através de la ira, la violencia y la agresión, incluso a veces en nuestra propia contra y en oportunidad en que intentamos ayudarlo. ¿Qué debemos hacer en estos casos? ¿Convertirnos en mártires y continuar nuestra obra a pesar de las circunstancias especiales o abandonar al necesitado a su suerte? Creo que no será necesario ni lo uno ni lo otro.

Veamos, en principio nadie se encuentra obligado a sacrificar su propia integridad física o psíquica por ayudar al prójimo. En ese caso, y revistiendo dicha situación las características de peligro para el mismo sujeto necesitado o para los demás, siempre podremos acudir a ayuda externa de gente especializada, instituciones, organizaciones. No debemos olvidar que de la misma manera que nosotros podemos haber decidido abocar nuestras vidas a ayudar a los demás, hay allí fuera mucha más gente dedicada a la misma tarea, pero con la infraestructura, los conocimientos y la experiencia necesarios para llevar a buen término los intentos de asistencia.

Por otro lado, es importante hacer notar que aun en los casos en que el individuo dispuesto a brindar su desinteresada ayuda no tema por su integridad, sobreponiendo a los propios, los intereses de la persona necesitada de ayuda, deberá tener en cuenta los más altos intereses representados por la concreta posibilidad de continuación de su obra y los riesgos de quedar ésta truncada por el intento de una asistencia individual inadecuada.

Lo antedicho es aplicable también, y especialmente en un núcleo de amistades, conocidos, ámbitos laborales, clubes, lugares de estudio, e incluso entre familiares. ¿Cuántas veces, a pesar de querer a nuestro familiar, amigo o compañero de trabajo, por algún motivo ajeno a nosotros (a nuestro control), nos resulta casi imposible soportarlo? O somos objeto de continuas agresiones verbales y/o físicas. Y nos preguntamos: ¿Qué hago?

No sabemos qué hacer, cómo actuar. Esto ocurre debido a que se produce una especie de aparente contradicción en nuestro interior. Por un lado, nuestro sentimiento de amor nos dice "soporta lo que sea porque lo quieres", pero por el otro lado, nuestra razón lo desafía, diciéndonos: "si lo soportas no lo ayudarás porque creerá que puede continuar en su actitud y tampoco te ayudarás a ti mismo condenándote sin razón a continuar sufriendo". Como podemos observar, el amor ama y la razón tiene razón.

Sabemos que debemos aprender a amarnos a nosotros mismos para luego poder brindar nuestro amor a los demás, y una vez logrado esto, lograr amar al prójimo como a nosotros mismos. Estos preceptos, de lo único que hablan es del concepto de unicidad que lograremos cuando volvamos a nuestros orígenes. El amor nos une a todos. Por ello es que cuando un alma en pena sufre distorsiones en su mente que le impiden conectar con su propia esencia y reconocerse a sí mismo en el amor, los métodos de ayuda que buscaremos nunca pueden consistir en sumarnos a su alejamiento de nuestro origen en común. Pensemos que tanto si fracasamos como si no, nuestro destino común es el éxito, pues todos nos encontraremos unidos en el amor al final del camino.

Rudy Spillman

LIBRO ABIERTO

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