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domingo, 11 de enero de 2009

Olvido


Se me olvida algo. Es una sensación extraña que me acompaña desde que me levanté esta mañana. No desayuné, el estómago me dolía horrores. Siempre llego al despacho antes que los empleados, así me aseguro de que sean puntuales. Hoy es domingo, estoy solo, no tengo que aguantar sus rostros descoloridos y serviles.
Muy pocas cosas en la vida logran alterarme tanto como que traten de arrebatarme el dinero que gané con mi esfuerzo. Odio a los mendigos, a los drogadictos, a los borrachos que se acercan a mí para pedirme unas monedas. Me sacan de quicio esos anuncios de ONGs en la televisión, los ojos de los niños hambrientos,… A mí nadie me regaló nada. Sin padres, sin familia. Nunca me casé, cuando tenía edad carecía de tiempo, ahora no quiero que ninguna aprovechada malgaste mi fortuna. A veces echo de menos un hijo que me suceda, para olvidar esa ausencia reviso mis abultadas cuentas corrientes.

Hoy debería sentirme satisfecho, he repasado los balances y cuentas de resultados del último año y soy un poco más rico. Sin embargo la sensación de olvido me perturba. ¿Por qué este extraño pesar? Decido regresar a casa, quizás allí encuentre la respuesta. Tuvo que ser algo que pasó anoche, pero no puedo recordarlo.

Nada más entrar noto un olor raro, compacto, nauseabundo. Esta mañana no olía así, estoy seguro. Proviene del dormitorio, abro la puerta con cierto temor. Sobre la cama hay un bulto. Me acerco. No puedo creer lo que ven mis ojos, el hombre que está sobre la colcha, desnudo y cubierto de vómitos es… soy yo. Acerco mi mano a aquel cuerpo inerte, mis dedos se deshacen cuando tocan la piel muerta. Trato de gritar pero la voz ha huido de mi garganta. Entonces lo recuerdo todo. Es de noche, acabo de cenar, una comida copiosa a base de marisco. Decido darme un baño antes de acostarme… El dolor en el estómago, la impotencia, no consigo llegar al teléfono, los vómitos me ahogan. Sólo puedo pensar en una cosa, mi dinero, ¿qué será de mi dinero?

Felisa Moreno Ortega

2 comentarios:

Juan Carlos dijo...

Muy buen relato Felisa,

Esperemos que cada vez existan menos personajes como el de tu relato, que olvidan su alma es su propio mundo de insolidaridad y egoísmo.

Un saludo,
Juan Carlos

Felisa Moreno dijo...

Gracias Juan Carlos por tu comentario, algunos piensan que nunca van a morir, pero todo llega.
Un abrazo.