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Esperamos que encontréis aquí respuestas a algunas de vuestras inquietudes y también un momento de esparcimiento, acompañados de la mejor literatura.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

TAREA CONCLUIDA Segunda Entrega

Un relato psicológico policial

Hacía calor, mucho calor. Me acababa de dar una ducha de agua fría y mi cuerpo estaba empapado de sudor como si hubiese terminado de jugar un partido de futbol. Ni bien terminé de enjuagarme con fuertes chorros de agua para quitar los restos de jabón de mi cuerpo, cerré la canilla. En ese mismo momento fue cuando escuché la puerta de entrada a casa, cerrarse. Eran mis padres. Aunque todavía no me llegaba claro lo que decían, el tono de sus voces se mostraba casi amistoso, lo cual hizo renacer en mí la esperanza de que mis tétricas cavilaciones hubiesen sido sólo producto de mi apocalíptica mentalidad. Me puse contento, hasta con un dejo de euforia, cuando ellos se acercaban al baño y pude escuchar nítidamente lo que decían. Yo debía estar en aquel momento, estudiando para mis exámenes finales, en lo de mi amigo Pedro. Pero él se enfermó. Así es que debimos postergarlo. No quería que mis padres supieran que yo estaba en casa, por lo que atiné a correr la cortina que colgaba a lo largo de la bañera, cuidando de no hacer ruido y para que no me vieran si alguno de ellos decidía entrar al baño.

- No sé por cuánto tiempo podremos mantener esta situación. Estoy de acuerdo que Judy es muy pequeña y no entendería nada, pero Leandro va para 18 - (se refería a mí).

Recién en ese momento, en que se abrió la puerta del baño con su típico crujido de bisagras, me percaté de la situación en la que me acababa de meter. Papá entró, diciendo:

- Esperemos un poco más. No sigamos actuando apresuradamente... quizás, todavía... se pueda arreglar lo nuestro... -

En ese momento se dejó escuchar el débil sonar del teléfono a la distancia. Mamá se fue sin responderle a papá, apresurada en llegar a la llamada antes de que ésta entrara en el contestador automático. Vi aparecer los dedos de una de las manos de papá, tomando la cortina por su extremo y dispuesto a correrla, mientras en una voz más elevada de lo habitual (para que mamá lo escuchara), insinuó:

- Voy a darme una ducha... -

Sentí que se me helaba la sangre por dentro, todo mi cuerpo temblaba sin control, cuando desde lo lejos se escucharon los gritos de mamá, diciendo:

- ¡Tu socio al teléfono, dice que está muy apurado! -

Sus dedos desaparecieron sin correr la cortina y quedé nuevamente solo en el baño, sin saber qué hacer.

Mientras yo me devanaba los sesos intentando encontrar la fórmula para salir de aquella situación sin ser visto, con renovado entusiasmo pude escuchar (mi padre había dejado la puerta del baño entornada):

- ¿No te ibas a dar un baño? -

- No tengo tiempo. Debo encontrarme con José – (José era el socio)

Espera, voy contigo...! -

Escuché el repiquetear del taco de los zapatos de mi madre acelerando el paso hacia la puerta. Y luego el portazo.

Abrí con fuerza la canilla del agua fría y caí sentado en la bañera, a la vez que la lluvia de la ducha empapaba nuevamente todo mi cuerpo.

Pasé las siguientes tres semanas espiándolos de todas las maneras posibles, intentando armar el rompecabezas del cual poseía una única pieza: lo escuchado mientras permanecía escondido en la bañera del baño. Pero nada. Siempre se me escurrían como si supieran que yo andaba detrás de más información. Aquella corta conversación entre ellos me ponía más nervioso aún, pues sólo me permitía saber todo lo que no sabía. Casi al borde de la histeria debido a mis sucesivos fracasos, decidí ese día, encerrarme en mi dormitorio y poner a funcionar mi música trance a todo volumen. Apenas un par de veces, escuché un suave golpeteo de nudillos sobre la puerta y la débil voz de mi padre diciendo algunas cosas que no supe descifrar, pero imaginaba un solícito pedido de que bajara el volumen de mi música. A lo cual, por supuesto, no accedí. Ellos sabían que yo quería saber, pero nada. Así es que deberían soportar mis histéricas reacciones. En especial, en aquel momento, que con tanta angustia y rabia sentía que no encontraría nunca la forma de poder enterarme. Ésta era la nueva relación que gobernaba nuestra comunicación en la familia. No era justo. Si la familia se iba a destruir, creo que tenía yo también derecho a saber cuáles eran las razones. Pero la cobardía de mis padres sólo les permitía arrojar la piedra y esconder la mano. El resentimiento crecía en mí como un cáncer que invade y pudre la sangre, impidiendo ya la posibilidad de transfusión alguna. El veneno circulaba por mis venas y eran mis padres quienes me lo habían inyectado. Entre la música a todo volumen y mis deprimentes pensamientos, de pronto recordé que había arreglado con Pedro, reunirnos en su casa a las 7 de la tarde para preparar una monografía. Faltaban 2 minutos para la hora. Me sentía desganado, sin fuerzas siquiera para continuar respirando. Sin bajar la música, levanté el tubo del teléfono con la intención de cancelar la cita, pero en lugar de encontrarme con el acostumbrado tono que nos habilita para comenzar a discar, escuché la voz de mi madre:

- ...sí, me quedo esta noche a dormir en lo de Robirosa. Ángel (era el nombre de mi padre), creo que es hora de que vayas asimilando que esta situación no tiene vuelta atrás. Entiéndelo y será mejor para todos. Y quédate tranquilo, oportunamente, te pondré los resultados del ADN en las manos, que te demostrarán que mi embarazo es de Robirosa. Te pido, por favor... -

No pude continuar escuchando. Robirosa era el psicólogo de mi madre. No esperé en la línea para escuchar a papá. O saber si decía algo. Porque últimamente, lo único que se escuchaba de él era su silencio. Preferí sumergirme de nuevo en mi música. Elevé aún más el volumen luego de haber colgado.

No sé porqué los días siguientes transcurrieron, dejándome sentir una paz interior que aumentaba a medida que crecía en mí el deseo de matar a mi madre, pero no de cualquier manera, debía ser acuchillándola en el vientre. (Continuará...)

Rudy Spillman

http://libroabiertorudyspillman.blogspot.com

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