Una vez llevada a la práctica convenientemente la primera parte del ejercicio de concentración, podremos continuar avanzando. Quienes utilicen gafas, en esta etapa podrán quitárselas si así lo desean, pues no las necesitarán. Esta segunda parte está caracterizada por la aplicación de la práctica en nuestro interior, es decir, la realizaremos con los ojos cerrados. Nótese que el cierre de los ojos nos evadirá por completo de todo lo que ocurra exteriormente, en el campo visual. Esta situación colaborará facilitando nuestra concentración, la que se verá aún más beneficiada en sus posibilidades si además contamos con silencio total.
El ejercicio consiste en la aplicación de los mismos principios aplicados en la primera parte, con la salvedad que en esta oportunidad, el punto en el cual deberemos concentrarnos lo buscaremos en la parte interior de nuestros párpados. Es por ello que se aconseja, en un principio, efectuar el ejercicio en un recinto con algo de luminosidad a los efectos de que nuestros párpados, en su interior, aparezcan de un matiz en la gama del anaranjado (si hay mucha luz en el recinto), o en su defecto, éstos aparecerán oscuros, pero la escasa luminosidad del lugar permitirá que sobre la pantalla negra del interior de los mismos se formen puntos, rayas y manchas, en general, en un tenue color blancuzco. Al cerrar los ojos podremos observar diversas manchas formarse sobre los mismos, que como ya dijimos, serán oscuras si nos encontramos en un lugar con luz, o serán claras (en la gama del blanco) si la habitación en la que nos disponemos a realizar nuestro ejercicio se encuentra semioscura. Esto nos permitirá con mayor facilidad encontrar un punto en nuestra improvisada pantalla, en el cual poder concentrarnos. Cabe destacar que en esta segunda etapa no será necesaria la búsqueda de un punto de características determinadas. Bastará con que la mancha, punto o raya sea visto y elegido por nosotros para la realización de la práctica. Normalmente, si concentramos nuestra vista y mente en la pared interna del párpado durante algunos segundos, notaremos que aparecerá una mancha o alguna otra forma, en el preciso lugar donde fijamos nuestra vista. Tampoco será ya necesario que ésta sea del menor tamaño posible como en la Parte I del ejercicio. Simplemente tomaremos el punto que nos plazca y que aparezca frente a nosotros mientras permanecemos con nuestros ojos cerrados.
Una vez avanzada nuestra práctica (una o dos semanas después), si deseamos agudizar nuestra capacidad de concentración, podremos con seguridad, efectuar el ejercicio en un lugar completamente oscuro y comprobar que ya no necesitaremos la búsqueda de un punto, resultándonos suficiente aplicar nuestra visión en toda la extensión de la pantalla negra representada por el interior de nuestros párpados y siendo conscientes de que lo hacemos, para lograr concentrarnos y vaciar así nuestra mente de todo pensamiento.
Estos ejercicios, constituyen la base fundamental para la posterior práctica de cualquier método de meditación.
Rudy Spillman
http://libroabiertorudyspillman.blogspot.com
El presente artículo contiene exclusivamente material informativo no debiendo ser interpretado como reemplazante de asesoramiento profesional alguno. Su contenido no presupone recomendación de tratamiento médico o alternativo de ninguna especie.
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