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miércoles, 23 de julio de 2008

LA OTRA.... TAMBIEN


Nunca comparte una navidad, nunca un año nuevo; acaso un momento en su cumpleaños, pero siempre la carroza se convierte en calabaza a la media noche. Jamás será la dueña, siempre la ladrona, la que no tiene derecho a nada, la que no debió enamorarse, la que sabe que comparte y acepta bajando la cara, la que tendrá que vivir en las sombras, la que no tiene aniversario, la que es mujer de nadie, la señora sin apellido, Nunca pensó en un vestido blanco, no tiene la ilusión de la gran fiesta. La pureza no la lleva en las ropas y la felicidad no nace de un baile. No la hace mujer una argolla en el dedo ni el juramento de amor ante el mundo. Tiene la felicidad en la promesa que se hicieron solo entre ellos, así, sin pastel, sin vino… sin testigos, no los desea, no necesita un sacerdote, ni un juez.
Dolorosamente vives un lindo pecado, amando a una y a la otra… también, mintiéndole a esta, a quien juraste ser fiel y sacrificando a aquella que conoce tu verdad.
Ella te espera, te desea, te cuida, te ama y sin saberlo, escoge la ropa cada mañana para que aquella te encuentre atractivo. La otra te disfruta y amándote, te libera de promesas y ataduras. Miente una sonrisa cada despedida, dejándote ir, con el sabor amargo por saber que tendrás un encuentro con la misma furia que le acabas de entregar, odiándose por saberse usurpadora, pero aceptando al fin esa condición.
A una la engañas, con la otra eres claro. Una comparte tus triunfos, la otra comparte los festejos, una es ciega, la otra finge serlo.
En tu hogar hay paz, armonía, amor: fuera de el… también; también su piel sabe a ambrosia, también su cuerpo tiembla junto al tuyo, también su alcoba se enciende con tus besos.
Profundo océano de mentiras de oscuras mentiras que ahorca la felicidad en tres corazones,
Tu, el culpable, el que carga el secreto, sufriendo esta relación compartida que sabiendo que está mal, no quieres terminar.

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