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sábado, 12 de abril de 2008

Si él tiene, yo quiero también.

Es común ver a nuestros niños (o los de los demás) pelear y discutir por poseer unos lo que tienen los otros. Existe una característica natural y más o menos general. El niño parece desear lo que poseen los otros, no por la calidad o características propias de lo que está deseando tener, sino porque lo posee el compañero. La mayor parte de los conflictos entre pequeños está basada en estas situaciones. Se trata del sentido de propiedad (o apropiación) y pertenencia que en forma natural se desarrolla en el niño. Es deber nuestro, de los mayores, el reencaminar estos pasos del mismo a medida que se inserta en la sociedad. El niño, a medida que crece, puede con cierta facilidad, ir comprendiendo tres aspectos en su relación con los demás:

- Que es necesario y conveniente compartir, puesto que la fórmula de que "todos poseamos todo" es imposible de ser llevada a la práctica.

- Que es necesario respetar lo que es propiedad de los demás para poder a su vez reclamar el respeto de los demás por nuestras cosas.

- Que el deseo que tengamos de poseer ciertas cosas debe recaer sobre nuestras propias necesidades y cualidades de lo pretendido y no sobre el estéril hecho de pretender la posesión de algo sólo porque lo posee otra persona.

Pero pareciera que en las últimas generaciones, ni nuestros padres, ni abuelos (y quizás anteriormente tampoco), se han ocupado de esta tarea con sus menores. O no lo han hecho muy bien que digamos (o padecían el mismo problema).

Hoy en día, nosotros, ya como adultos, vivimos deseando: "tener un hijo porque mi hermano ya es padre...", "estudiar en la universidad porque mi cuñada ya se gradúa...", "buscar novio porque mi hermana ya se casa...", "comprar un automóvil porque todos mis compañeros de trabajo tienen uno..." Los ejemplos no se acaban.

Suelo dar un ejemplo muy gráfico sobre este tipo de competencia, que creo es el más nocivo para el individuo:

"Quien viaja por la carretera en su automóvil e intenta competir y superar en velocidad a quien pilotea un avión, conducirá su vehículo observando constantemente la trayectoria de su veloz competidor. Y de tanto observar hacia arriba, no advertirá la aproximación a un precipicio y finalmente caerá al abismo."

Así va mucha gente por la vida, mirando y "envidiando" lo que hace el vecino, sin poder advertir las diferentes circunstancias, aptitudes y condiciones de cada uno para realizar u obtener algo en la vida.

Miremos el trayecto de nuestra propia carretera, pues el piloto del avión no corre riesgo alguno de caer en un abismo. Pero también él deberá estar atento a "su" propia situación, pues ésta será muy diferente de la nuestra si se le acabara el combustible en medio del viaje.

En este caso específico, el tipo de "competencia estéril" se parece tanto a la "envidia", que podría decirse, con la casi certeza a no equivocarse, que son hermanas gemelas.

En el libro: El Paraíso Escondido detrás de Nuestras Desgracias, enfatizo esta situación, encuadrándola dentro de la que he dado en llamar "competencia estéril", comparándola con otros dos tipos de competencia, a mi juicio existentes. En esta oportunidad he deseado explayarme con más detalle sobre el tema en cuestión.

Transcribo a continuación, el fragmento del mencionado libro, publicado en www.lulu.com.es y con DESCARGA GRATUITA en el mismo sitio.

R.S.

La Competencia

Existen 3 tipos de competencia: la leal, la estéril y la ilegal.

Competencia Leal: Todo tipo de competencia en la que los competidores respetan las reglas de juego, en busca del objetivo unánime que premie al mejor o a los mejores. Se da tanto en el ámbito deportivo, como el comercial, estudiantil, laboral y político.

Competencia Estéril: Se trata en general de competencias sociales. Resultan las más perniciosas debido a que quien compite de esta manera va lastimando su propio espíritu. Provienen de la contaminación que se produce al entremezclarse con sentimientos y sensaciones de celos, envidia, odio, etc. Suelen alejarnos de nuestros propios objetivos y crearnos un futuro con problemas de difícil solución.

Este tipo de competencias no conllevan objetivo alguno y generalmente las personas no advierten que a veces sus circunstancias no son las mismas que las de los demás. Debido a que su mirada está puesta en los otros se olvidan de tomar en cuenta su propia situación y circunstancias para la toma de decisiones.

Competencia Ilegal: Todos conocemos este tipo de competencias. Se encuentran reñidas con todo principio moral y ético y con las normas legislativas de cualquier sociedad.

Las solemos ver en el mundo de los deportes a través de los defraudadores resultados de los "tests antidoping", en áreas gubernamentales, mostrándonos la constante actitud inescrupulosa de algunos políticos y en el mundo laboral y comercial, donde nos resulta familiar observar la actitud de personajes que no escatiman esfuerzos para obtener lo que desean.

Rudy Spillman

http://libroabiertorudyspillman.blogspot.com

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