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Esperamos que encontréis aquí respuestas a algunas de vuestras inquietudes y también un momento de esparcimiento, acompañados de la mejor literatura.

lunes, 28 de enero de 2008

Yo no quiero robarte ni pretendo que me pagues los vicios

Hola, me llamo Eduardo Martos Gómez, y entre otras cosas, soy escritor. A diferencia de los integrantes del autodenominado y voluntario gueto del mundo de la cultura, todos ellos intelectuales y artistas, yo no quiero robaros ni pretendo que me paguéis los vicios a la fuerza. Simplemente pretendo que me leáis y, si os gusta mi literatura, compréis mis libros.

Me desagrada la etiqueta mundo de la cultura (a partir de ahora, Mordor), que parece englobar únicamente a los autores, cuando la cultura depende en mucha mayor medida del público, del observador. También estoy en contra del uso de intelectual como sustantivo. ¿Hablar de "los intelectuales" no equivale a negar la intelectualidad de los demás? ¿Acaso quienes quedamos fuera somos estúpidos? Intuyo que Mordor así lo cree.

Hace poco he publicado un libro cuyo interés, lo reconozco, es limitado. Se compone de 26 relatos breves, o microrrelatos, de género fantástico. Es evidente que este tipo de literatura no está de moda. Sin embargo, tiene una característica peculiar, y es que carece de copyright. Yo no renuncio a la autoría de mi obra, pero sí reniego del tradicional concepto de propiedad intelectual y, sobre todo, de sus consecuencias. Me encanta conversar con mis lectores, que son pocos pero magníficos, y para ello debe existir, como mínimo, una relación de cordialidad. Si me dedicara a amenazarlos y perseguirlos, no cabe duda que dejarían de leerme y me retirarían la palabra.

Mordor argumenta que la única forma de ganar dinero con la música, el cine, la literatura, etc., reside en el antiguo modelo, es decir, en la restricción de uso y en la cruzada contra el público. No seré yo quien haga ascos al dinero que la literatura me pueda reportar, aunque no es mi motivación principal. En todo caso, estoy seguro de que la manera de conseguirlo no pasa por criminalizar a mis clientes, sino por establecer con ellos una conversación y una relación de intercambio y enriquecimiento mutuo. Desde que publiqué el libro, en noviembre, he recibido numerosos comentarios, que son para mí la mejor recompensa. Que gane o no dinero, depende de dos factores: por una parte, de su capacidad para captar la atención del público; por otra, de mi capacidad para lograr que esto suceda, es decir, de mis esfuerzos para darle publicidad. Si el rendimiento económico de mi libro es pobre, no encontraré un culpable mejor que yo mismo. Pero actualmente, entender que las personas son libres para decidir en qué gastan su dinero, es como pedir peras al olmo.

Lo repetiré hasta la saciedad: Podéis descargar mi libro, enviarlo por correo-e, subirlo a las redes sociales y a las p2p, imprimirlo, fotopiarlo (aunque siempre es mejor ahorrar papel), y sólo si os gusta y creéis que merece la pena que forme parte de vuestra biblioteca, compradlo. Si no queréis gastaros tanto dinero y, sin embargo, os apetece invitarme a una caña, podéis hacerme un donativo (el iconito del leru). Pero siempre me sentará mejor un comentario. Y recordad: Jamás os llamaré "piratas" por ejercer vuestra libertad.


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