Escritores Club forma parte del portal de literatura Escritores Libres y pretende convertirse en una propuesta cultural innovadora, capaz de ofrecer al lector la oportunidad única de conocer sus autores favoritos y dialogar con ellos directamente, sin intermediarios. Hemos reunido los mejores escritores independientes del panorama literario actual, dispuestos a ofrecernos su talento y sus valoraciones, no sólo sobre sus obras, sino sobre la literatura en general y el mundo que la rodea.

Esperamos que encontréis aquí respuestas a algunas de vuestras inquietudes y también un momento de esparcimiento, acompañados de la mejor literatura.

martes, 30 de junio de 2009

Una opinión sincera sobre la literatura insincera.

Soy escritor desde hace un par de años, pero ante todo soy un hombre de ciencias. Hay una clase de literatura que casi podríamos identificarla con la literatura en sí, por su enorme éxito y que a mí no me termina de convencer.

Me refiero a esa literatura entendida como una herramienta para hacer disfrutar a los demás, para calmar angustias vitales, para satisfacer la necesidad de evasión de una realidad insatisfactoria, fea, injusta, cruel, insolidaria.

Mmmm..., no me estoy expresando bien.

Me gusta la novela de ciencia ficción y eso también es literatura de evasión especialmente pensada para hacer disfrutar a la gente.
Intentaré explicarme mejor.

La literatura a la que me refiero es a esa literatura color rosa chillón. ¿Existe el rosa chillón?

Me refiero a esa literatura excesivamente poética que rezuma puro almíbar.

No tampoco es eso, que torpe soy.

Me encantó Platero y yo, porque creo que Juan Ramón Jiménez, pero es que se nota que lo que dice le sale de dentro. Eso no es almíbar, eso es sinceridad y pasión, se nota que es una forma de vivir muy especial y muy auténtica. Me encantó.

Creo que demasiados escritores saturados de lectura intentan imitar esas sensaciones para vender una imagen de sí mismos que les acerque a esos incomparables maestros. A mí eso no me sale. Para los que vivimos en una gran ciudad resulta difícil identificarse con ciertas cosas. Encuentro que la verdad es generalmente fea y el recurso fácil para hacer sentir bien a la gente es disfrazarla de otra cosa y envolverla con bonitas palabras. No me va, y mucho de lo que leo que viene espolvoreado con azúcar no consigo creérmelo.

Quizás en la ficción es perfectamente lícito recurrir a realidades agradables. Se puede meter uno en situación sabiendo que eso es pura fantasía, pero en los ensayos, que intentan capturar trozos de la realidad, lo que valoro por encima de todo es un rigor que parece caído en desgracia. Percibo excesiva infravaloración de la verdad no solo en la literatura sino en general en todo el mundo.

Todo es del color con que se mira, y a mí me encanta el color transparente. Creo que en literatura es el color más inusual de todos.

Puede que alguna de las cosas que acabo de decir se salve por no ser un completo disparate nacido de la torpe pluma de un científico, por formación y vocación, metido en camisas de once varas, pero es mi forma de ver el mundo de la literatura en el cual no me considero un experto.

No hay comentarios: