Si hacemos caso a los medios de comunicación generalistas, parece que la literatura es el único sector que parece librarse del azote de la crisis económica. Las ventas de libros no sólo no se han estancado sino que incluso se han incrementado en los últimos meses. Pero, ¿es realmente tan buena la situación actual de la literatura?
Hoy mismo nos encontramos con que la agencia EFE nos informa de la inauguración de la trigésima Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Valladolid. Durante la feria, los libreros se han quejado amargamente de la situación por la que atraviesa la venta del libro antiguo y de ocasión. Felipe Martínez, presidente de la Asociación de libreros de Viejo y Antiguo de Castilla y León (Alvacal), declaraba a los medios:
"La crisis la hemos notado mucho antes que el resto de los sectores, hace ya dos años, con una caída generalizada de ventas que ahora se ha visto agudizada. Ese descenso ha afectado tanto al libro nuevo como al viejo y al de ocasión, y lo ha hecho de una forma generalizada"y apreciable en tiendas, ferias e incluso en las transacciones por internet. Hasta la mitad o más, según en qué aspectos, han disminuido las ventas, que también ha repercutido en la alta bibliofilia o en el coleccionismo de gran y nivel y valor, ya que éste siempre ha estado vinculado a la bolsa y a sectores económicos como el inmobiliario o el de la construcción, ahora en franca recesión”.
El problema parece repercutir especialmente en los libreros de viejo y anticuarios, ya que, según Felipe Martínez, "el caso es particularmente grave debido a que, por regla general, somos empresas familiares, pero al igual que nosotros notamos mucho antes la crisis, esperemos que igualmente percibamos con antelación la salida”.
Pero no sólo el libro está sufriendo la crisis, sino que ésta también se está reflejando en un abandono del escritor novel por parte de las editoriales tradicionales, que, por el temor a una disminución de las ventas y del consumo, prefieren no arriesgar con nuevas obras de autores desconocidos y apostar por obras clásicas de ventas aseguradas.
Esta situación puede desembocar en una aceleración de la llegada de los soportes digitales, que pueden proporcionar una salida menos arriesgada y más económica a las edición para las editoriales, que el formato convencional. De ahí las prisas de la mayoría de las grandes empresas (tal y como os venimos informando) por posicionarse ante los que se nos viene encima.
Publicado originalmente en Espaciolibros
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