cuentan que murió un anciano y al llegar al cielo es interrogado:
-¿Cual es su nombre?
el viejo pone el dedo índice bajo la nariz en actitud de concentración, cierra el ojo izquierdo y levanta la ceja derecha...-Perdone señor, no puedo recordar mi nombre, soy muy viejo y la memoria ya no funciona correctamente.
Respirando hondo y poniendo gesto de compasión, el portero:
-Disculpe señor, es que necesito saber quien es usted, haga un esfuerzo, tengo que estar seguro de que su alma es merecedora de estar en este lugar.
El anciano retrocede unos pasos, se sienta en el suelo y cruza los brazos -déme un minuto, déjeme concentrarme por favor....
Pasado un tiempo, el hombre se levanta trabajosamente y se acerca al portero diciendo:
-Disculpe señor: recuerdo algo, espero sea útil, esta llegando a mi mente una luz, ahora se que yo fui un carpintero, fui conocido y amado por todo el mundo, y recuerdo haber tenido un hijo que fue aun mas querido por todas las personas del planeta, perdoneme señor, es todo lo que puedo recordar, espero le sea útil.
En ese momento, el portero, le dice al viejecito que lo espere, que no se retire, le asegura que no tardara mucho, cierra la puerta y corre gritando:
-Señor....Señoooooooooooooooooor...Señor Jesús.... en la puerta esta su padre, es el Señor José, esta llegando al cielo y creo que lo justo seria que fuera usted en persona a recibirlo.
Jesús, serenamente camina hacia la entrada, abre la puerta y observa gentilmente la figura del anciano y dice:
-Padre, bienvenido, pasa
El anciano responde con los ojos bien abiertos:
-¿Pinocho?
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