La Garza del Sol luego de pavonearse un poco exhibiendo su belleza, nos cuenta con detallado ingenio, la historia de su origen:
-La tatarabuela de mi honorable bisabuela, era una garza común y corriente, con la diferencia que en vez de tener las plumas blancas y lustrosas, su plumaje era de un color lúgubre y desaliñado, como si la hubieran salpicado con lodo. Por este motivo, todos se burlaban de ella. Su vida era semejante a la de la cenicienta infeliz, teniendo que soportar las continuas afrentas de su propia familia, que nunca la incluía en sus actividades recreativas.
En cierta ocasión debió trabajar sin descanso todo el día y la noche, hasta quedar exhausta, ya que su familia había programado un vuelo, donde emigrarían a una bella región, con el propósito de conocer otras tierras y aparearse.
Cuando llegó la luz de la mañana, la sorprendió llorando sin consuelo. Tan abundante era su llanto, que formó con sus lágrimas un pequeño riachuelo con sabor a hiel y a sal, pues nada ni nadie lograba calmar su pena.
La luz preocupada se dirigió al castillo del sol y solicitó una audiencia de carácter urgente con el astro rey, contándole con lujo de detalles cual era la situación de aquella desprotegida garza convertida en esclava indefensa de toda su familia que le exigía despiojar a tan numerosa prole.
Al astro rey, le preocupó la situación de este desdichado ser y le pidió a la Luz que llevara un mensaje de su parte, a la garza solitaria. Ella debía llenarse de fuerza y de coraje para volar hasta alcanzar su rostro. El, de alguna manera encontraría la forma de ayudarla.
La garza, al recibir esta gentil invitación que venía con el membrete y firma del sol, se sintió muy honrada; decidida, secó sus lágrimas y emprendió el largo vuelo cuyo único objetivo, era atender a la amable invitación que le hizo el sol.
Tímidamente se acercó al astro rey, y al posar sus largas patas sobre el, estas se le encogieron a causa del calor.
Para las garzas, aquella fue una lección muy dolorosa pero necesaria, en la que aprendieron a reconocer el error que habían cometido. Sin embargo, la hermosa garza de Sol nunca profirió una ofensa, ni una queja contra quienes le hicieron tanto daño.
Los sollozos de un sapo grande y muy feo, interrumpieron la concentración de todos los que estaban absortos escuchando a la bella Garza del Sol. Ahora las miradas interrogantes y perplejas, se dirigen al lugar de donde provienen tan angustiosos lamentos. Allí, grotescamente echado, el sapo solloza sobre la gigantesca hoja de una flor de loto.
-Señor grillo elegante,- le pregunta una rosa:
¿Porqué percibo hoy en su canto chillón,
Un aleteo muy bello como de mariposas?
¿Será un dulce poema que le canta a una diosa?
¡O es que calla un motivo que usted guardar prefiera!
¿Será que hoy en su alma nació la primavera,
O llegó la esperanza con aires de quimera,
En el trino precioso que escuchó de un gorrión?
El grillo pensativo no sabe que decir,
entre uno y otro salto
Su corazón se agita, no para de latir...
Se oculta entre las flores, le silva a un ruiseñor
Esquivando prudente los rayitos dorados
Que le tiende jugando el refulgente sol.
-¿Señor Grillo Elegante porqué no me responde?
Su escuchar se ha marchado ¡Y Dios sabe hasta donde!
Se ha quedado rendido ante una hermosa flor,
“la flor Victoria Regia, le robó el corazón”.
-Desde hace mucho tiempo, cuando el sapo llorón
Vivía en su inmensa hoja yo miraba a la flor,
Me enamoró su encanto y su hermoso color,
¡Sus pétalos preciosos y su exquisito olor!
Así ante todos ellos el grillo confesó,
Que hace ya mucho tiempo el contempla a la flor,
En las noches de luna mil veces le cantó,
Mas por temor al sapo nunca se le acercó.
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